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Banderas de Francia y velas, en la plaza Mayor de Gijón, donde se reunieron cientos de ciudadanos.

Cientos de personas condenan la masacre en las principales ciudades asturianas

Gijón y Oviedo guardaron emotivos minutos de silencio, en solidaridad con la comunidad francesa, «agradecida» por las múltiples muestras de apoyo recibidas

AIDA COLLADO

Domingo, 15 de noviembre 2015, 00:45

Gijón y Oviedo se tiñeron ayer de luto en apoyo a la comunidad francesa tras los atentados terroristas de París. Ambas localidades reunieron a cientos de ciudadanos para guardar sendos minutos de silencio que, en realidad, duraron mucho más de 60 segundos. Una plomiza tristeza por la masacre hizo que superado el tiempo de rigor a nadie le apeteciese abrir la boca. En el caso de Gijón pasaron cerca de 15 minutos antes de que, al grito de '¡Vive la France! ¡Vive la liberté!', un ensordecedor aplauso diese por finalizado el homenaje.

Los responsables de todos los grupos municipales, algunos diputados y diversos responsables sindicales se mantuvieron firmes aún después, cuando varios ciudadanos fueron dejando junto a las velas encendidas a los pies de la corporación municipal crespones negros y folios impresos con la bandera francesa. Algunos lucían la camiseta de la selección gala, otros alzaban el rostro pintado de azul, blanco y rojo... Y todos consiguieron arrinconar al mercado ecológico instalado frente al Consistorio gijonés, que no impidió que la plaza Mayor se llenase hasta los topes.

Antes de que comenzase a vaciarse, el consejero de Presidencia, Guillermo Martínez -quien ya había asistido por la mañana a la concentración de la capital- expresó su «rotunda condena a los atentados y la solidaridad con el pueblo francés y la ciudadanía parisina». Informó, además, de que el Gobierno regional permanece en contacto con el presidente de la colectividad asturiana en París, aunque en la tarde de ayer aún se desconocía si alguno de sus miembros se encuentra entre las víctimas. Martínez reconoció que los tristes acontecimientos acaecidos en Francia han supuesto un «'shock' para la población» y un «desafío para la libertad y la democracia». Por eso, quiso destacar de forma positiva la «extraodinaria respuesta» de la sociedad asturiana.

La alcaldesa Carmen Moriyón también habló en «estos momentos de tristeza e incertidumbre», para dar muestra del «rechazo unánime» a los atentados y de toda su solidaridad y apoyo al pueblo francés, «con la cabeza y el corazón». El encuentro de ayer, añadió, certifica la «unión de todos los representantes políticos del Ayuntamiento y de toda la ciudadanía» en estos difíciles momentos.

Difíciles, sobre todo, para la comunidad francesa residente en el Principado. Entre asturianos y algún que otro compatriota, con el miedo todavía en el cuerpo, y pendientes del móvil y de que Facebook confirme el bienestar de sus allegados, Manuella (trabajadora de la Alianza Francesa) y Emeline se confesaban «agradecidas y sorprendidas» por las muchas muestras de apoyo de ciudades como Gijón y Oviedo. «Podíamos esperarlo de las grandes ciudades en población, como Madrid, pero todo el mundo se ha volcado», reconocían reconfortadas. «Esto no solo golpea a París o a Francia, es un mensaje lanzado a toda Europa y me temo que es el principio de algo que durará mucho tiempo», lamentaba Manuella. Lo hacía con la misma cara -a caballo entre el dolor por la pérdida, el temor por un futuro incierto y la obligada prudencia- que las que se vieron en Oviedo donde, a falta de una, se celebraron dos concentraciones.

La primera, por la mañana, tuvo lugar frente a la sede de la Alianza Francesa, donde su presidenta, Sabrina Clemente, no pudo más que reconocer la enorme «dificultad» de continuar con su actividad tras el duro ataque de anteayer. Al acto asistieron, también, representantes de todos los grupos municipales, con el alcalde Wenceslao López a la cabeza.

Más tarde, comenzó a moverse por las redes sociales otra convocatoria, que se resolvió con una nueva concentración a última hora de la tarde en la plaza del Ayuntamiento ovetense y contó también con la presencia de representantes políticos. De nuevo, pero esta vez en contraste con la oscuridad de la noche, se encendieron velas y más velas que, al menos, sirvieron para prender la llama de un deseo común: la unión de todos en el rechazo unánime a la violencia. Y, otra vez, silencio.

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