El niño hallado muerto en Oviedo presentaba «numerosas lesiones»

La autopsia practicada al cuerpo del niño que apareció antes de ayer junto a las vías del tren en las inmediaciones del apeadero de La Argañosa confirmó las sospechas de que el pequeño, de unos dos años de edad, sufrió una muerte violenta. Los forenses demoraron el examen del cadáver en el Instituto de Medicina Legal de La Corredoria hasta la mañana de ayer. Después, la Jefatura Superior de Policía decretó el secreto de las actuaciones. Tan solo confirmó que el niño «claramente» no había fallecido por causas naturales, que presentaba «numerosas lesiones», sin indicar cuáles podían ser aquellas, y que se habían remitido muestras de tejido a Madrid, al Instituto Toxicológico, para la realización de pruebas de ADN y determinar si había restos de sustancias tóxicas en el cuerpo. Otras fuentes policiales precisaron que el niño habría muerto unos dos días antes de encontrar el cuerpo.

Esa era ya, desde el mismo momento del hallazgo del cuerpo, la principal hipótesis de trabajo de los investigadores. Así parecían indicarlo tanto las circunstancias que rodean al caso, como la inexistencia de denuncia alguna por la desaparición de un niño de esa edad, según confirmaron ayer fuentes de la jefatura del Cuerpo.

La investigación, confirmaron las mimas, continúa centrada en la identificación del menor, como paso previo para dar con sus progenitores. La Jefatura Superior no facilitó información sobre el avance de sus averiguaciones, aunque otras fuentes policiales se mostraron optimistas acerca de la resolución del caso.

Desde 1996, una disposición del Ministerio de Justicia obliga a tomar las huellas de los dedos índice y medio de todos los recién nacidos. Una copia de las impresiones de los surcos dactilares del neonato se guarda en el Registro Civil correspondiente junto a las de la madre en el momento de la inscripción del menor, una información que podría facilitar la identificación del pequeño en este caso. Además, los 18 registros civiles de Asturias tienen digitalizada su información desde 2009, lo que facilitaría en la búsqueda de los nacimientos coincidentes por fechas y en el cotejo con las impresiones tomadas al cadáver.

Las mismas fuentes señalaron que existen, además, otras vías para la averiguación de la identidad del menor y que los niños de esa edad pasan revisiones médicas y vacunaciones.

Sobre el terreno

Al margen de las indagaciones sobre la identidad del menor, la Policía continuó trabajando sobre el terreno. En la mañana de ayer, los mismos operarios de Adif que habían descubierto el cadáver, envuelto en unas telas de las que sobresalía un pie infantil, mientras desbrozaban las márgenes de la vía, volvieron al tajo en la zona. Poco después tuvieron que suspenderlo por la llegada de una dotación de Policía Científica dispuesta a peinar de nuevo el terreno en el que apareció el cuerpo, ahora despejado ya de zarzas.

Provistos de azadas, removieron los restos vegetales y la tierra. Inspeccionaron, otra vez, los dos lados de la vía entre la salida del túnel de Vallobín y el apeadero de La Argañosa y sus accesos. Los agentes interrogaron a los trabajadores de Adif acerca de si, al hacer la limpieza de la maleza, habían visto algún trozo de la maleta que apareció con el cuerpo del niño y en la que los investigadores sospechan que se trasladó el cadáver del pequeño. La respuesta fue negativa.

Los agentes, además, volvieron a preguntar a los vecinos de los edificios próximos de las calles Rafael Gallego Sainz y La Argañosa por si observaron algo extraño o llamativo a lo largo del fin de semana, que pudiera estar relacionado con el caso. La zona donde apareció el cuerpo es poco visible debido a un seto de tres metros de altura en el lado de Los Reyes y al desnivel y la maleza, en el de La Argañosa. Fuentes de la investigación confirmaron que, en ese tramo de vía, no hay cámaras de seguridad que hubiesen podido registrar lo sucedido o a las personas que depositaron o arrojaron la maleta con el cuerpo.

Confirmada la muerte violenta del menor y aproximándose a su identificación, el paso siguiente para los investigadores será localizar a los progenitores. Sin denuncia previa por la desaparición del pequeño, la Policía se inclina por pensar que alguien del entorno familiar o más próximo del menor provocó su muerte. En un primer examen, los agentes que acompañaron a la comisión judicial que se encargó del levantamiento del cadáver solo pudieron apreciar que el pequeño no era de raza negra. Ayer, no se facilitaron nuevos datos.

Lo que no ha trascendido tampoco es cómo llegó el cuerpo hasta el lugar. Si fue trasladado en el interior de la maleta y depositado entre la maleza o arrojado desde un tren.