Los socialistas temen el impacto electoral
Preocupa lo conocido hasta ahora pero también lo que pueda surgir de la investigación, como el origen de esos 1,4 millones o la existencia de colaboradores
ANDRÉS SUÁREZ
Domingo, 12 de octubre 2014, 01:00
El 'caso Villa', el escándalo por la revelación de que el histórico dirigente minero ocultó al fisco 1,4 millones de euros de procedencia dudosa que luego regularizó en la amnistía de 2012, motivo por el que le investiga la Fiscalía Anticorrupción, tiene múltiples derivadas, pero a día de hoy una predomina sobre todas las demás: la simbólica. Para su partido, el PSOE, ha sido un golpe durísimo enterarse de que uno de sus referentes políticos y morales de las últimas décadas, quizá 'el referente', está envuelto en un episodio de estas características. La herida abierta es muy profunda y tardará en cicatrizar, si es que llega a hacerlo. Pero con el paso de las horas, de los días, comienzan a tenerse en cuenta otras variables. Una de ellas, capital, es la electoral. Con unos comicios locales y autonómicos a la vuelta de la esquina, en primavera, en las filas socialistas preocupa el impacto que esta noticia pueda tener sobre sus expectativas de voto. Es quizá el peor escenario al que podría enfrentarse la organización, en un momento en que la ciudadanía está hastiada de la aparición, un día sí y otro también, de nuevos casos de corrupción.
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Ya antes de que este escándalo estallara, en la sede socialista de la ovetense calle de Santa Teresa y en la Presidencia del Principado se analizaba con inquietud el escenario preelectoral. Con el partido ejerciendo labores de gobierno y pagando por tanto el inevitable desgaste de la gestión diaria de la crisis, y con nuevas formaciones, caso de Podemos, irrumpiendo con fuerza por el flanco izquierdo, el escenario político comenzaba a torcerse para Javier Fernández y su equipo, a quienes tampoco ayuda que, en clave nacional, el PSOE no dé síntomas de comenzar a remontar pese a la renovación de su liderazgo. Prima, por tanto, la incertidumbre y el temor a lo que viene.
Y eso que, en lo tocante a los escándalos vinculados a episodios de supuesta corrupción, el PSOE comenzaba a dejar atrás el dolor de cabeza del 'caso Renedo', ya que aunque el juicio todavía no se haya celebrado, hace tiempo que no ocupa el primer plano de la actualidad ante la sucesión de noticias de impacto. Los socialistas tienen también que lidiar con el 'caso Niemeyer', por el que está imputada nada más y nada menos que la alcaldesa de Avilés, aunque es verdad que el asunto tiene un componente -al menos de momento- más local y el desgaste que acarrea se analiza como menor. Pero la salida a escena de José Ángel Fernández Villa y esos millones opacos ha provocado un terremoto cuyas consecuencias, tanto políticas como electorales y legales, son desconocidas.
Hay coincidencia en la familia socialista respecto de que la respuesta del secretario general y presidente del Principado ha sido correcta. Que ha hecho lo que tenía que hacer, tanto en clave política -expulsar a Villa y amenazar con personarse en el proceso judicial si se constata que el origen del dinero es ilícito- como en términos sentimentales, cerrando cualquier puerta al diálogo con el ex líder del SOMA -«no he hablado con él ni voy a hacerlo»- y admitiendo la tremenda gravedad de los hechos al situarlos por encima del 'caso Pujol' o del escándalo de las tarjetas de Bankia. Pero, sin embargo, también se asume que la efectividad real de esas medidas es limitada. Que podrán satisfacer a los militantes, a los simpatizantes, a los afines, pero que no llegarán al conjunto de la ciudadanía.
«La gente está harta»
Un veterano dirigente socialista con muchos años de brega lo explica. «La gente está harta y ya no distingue», razona. «Piensa que todos somos iguales y no le llegan las medidas que tomamos unos y otros para combatir este tipo de episodios», argumenta. Y remacha: «Las cosas no pintan nada, nada bien».
Y es que el panorama que tiene por delante el partido no es precisamente halagüeño. Es, cuanto menos, incierto. Porque de momento nada se sabe más allá de que Villa habría mantenido ocultos al fisco esos dineros, que regularizó en la 'ventana' abierta en 2012 por el Gobierno del PP. Anticorrupción investiga ahora la procedencia de ese dinero, para saber si es ilícita, y del resultado de esas pesquisas dependerá el horizonte más inmediato del PSOE.
En la organización preocupan dos cosas. La primera, el impacto que pueda tener que el origen de ese dinero, como sospecha la fiscalía, sea ilegal, lo que daría una nueva vuelta de tuerca a la situación. Y la segunda, que aparezcan «eventuales cooperadores» -un término que Javier Fernández utilizó en su primera comparecencia posterior a que trascendieran los hechos- que hubieran ayudado al sindicalista a conseguir esos fondos y ocultarlos. En ese caso la dirección socialista ya ha dejado claro que actuaría con la misma contundencia con que lo ha hecho con Villa, pero se asume que el impacto mediático, político y judicial se multiplicaría.
En medio de esta marejada afronta el PSOE los comicios de mayo. Si ya antes de que se conociesen estas informaciones las sensaciones no eran buenas, asumiendo que la futura Junta General presentará una enorme fragmentación especialmente acusada en el espectro político de la izquierda, ahora las dudas son aún mayores. Quedan apenas ocho meses para esa cita con las urnas y nadie se atreve a hacer pronósticos. De lo que averigüe Anticorrupción dependerá buena parte del futuro político de Asturias.