La rivalidad interna anticipa congresos de alta tensión para PSOE y PP en Asturias

Son dos partidos en situación diferente. Uno, el PP, gobernando en España, en un contexto estatal de placidez interna pero que en Asturias sufre las consecuencias de su falta de victorias electorales. Otro, el PSOE, asentado aunque en clara minoría en el Ejecutivo regional pero en un clima creciente de confrontación motivado por el conflicto abierto en Madrid, la gestora y la ausencia de un liderazgo claro. Dos realidades particulares pero que van camino de entrelazarse en el Principado este 2017 en la medida en que ambas fuerzas previsiblemente celebrarán a lo largo del año sus congresos autonómicos. Y en los dos casos hay contestación al poder establecido, a la expectativa de ver cómo se articula.

El que primero debe enfrentarse a ese proceso interno es el PP y por eso en su seno las cosas van bastante más avanzadas. En apariencia, el escenario parecería proclive a la presidenta, Mercedes Fernández. Acaba de sellar un acuerdo presupuestario con el PSOE que ha utilizado para promover una imagen, tanto propia como del partido, de sentido de estado, de responsabilidad. La estabilidad nacional, con un Mariano Rajoy que tiene asegurada su reelección como presidente, y teniendo en cuenta su aversión al cambio y el conflicto, también representa una baza a su favor.

Pero el hecho de que, con esos antecedentes favorables, exista una oposición interna que se mueve, que ya tiene una cabeza visible la presidenta de la junta local de Avilés, Carmen Maniega y que asegura superar con holgura el listón de avales necesarios para presentar una candidatura alternativa, es síntoma de que para Fernández no es oro todo lo que reluce. En las filas populares coincide tanto el descontento de distintas organizaciones municipales con la gestión de la presidenta, por distintas razones, entre ellas la relación con Foro, como la movilización de dirigentes 'históricos' del partido que coinciden con ese discurso crítico y aspiran a desbancarla. Si ese sentir se aúna en un mismo proyecto, y quienes promueven esta vía afirman que así sucederá, habrá batalla.

Es cuestión de unos pocos meses que ambos sectores midan sus fuerzas. El PP organiza su congreso nacional en febrero y poco después, en primavera, se celebrará el regional. Más incierto es el panorama en un PSOE que se ha visto sacudido en los últimos meses por un terremoto histórico. Sin secretario general, con el presidente del Principado, Javier Fernández, como responsable de la gestora provisional que lleva las riendas del partido, el escenario está muy abierto. Y aquí la clave estatal y la regional, por el papel que Fernández juega en todo este proceso, están íntimamente ligadas.

Por primera vez desde que Fernández es secretario general del PSOE asturiano, su autoridad se ve abiertamente cuestionada. El Principado es uno de los territorios donde los críticos, los afines a Pedro Sánchez, tienen un mayor peso, como se pudo comprobar en el agitado comité autonómico de diciembre. Es verdad que, dado que para que el congreso federal se celebre aún queda tiempo, ya que está previsto para justo antes del verano, el debate para el cónclave regional está en segundo plano. Pero late, vaya si late.

La variable federal

El desenlace federal será muy importante para lo que suceda en Asturias. Para Javier Fernández, el triunfo de Susana Díaz o de alguna alternativa de la línea oficial sería muy favorable, mientras que la vuelta de Pedro Sánchez supondría un golpe durísimo. Nadie en público ha deslizado la posibilidad de presentar una candidatura alternativa al actual líder de la FSA, pero en privado tampoco nadie la descarta.

Y lo que es un hecho es que, pase lo que pase, habrá batalla. Los tiempos de paz en el socialismo asturiano, al menos hasta conocer el resultado de los dos congresos, el federal y el regional, han tocado a su fin.