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La composición de las lágrimas cambia según la emoción que las provoque.
Las personas que más lloran son emocionalmente más fuertes

Las personas que más lloran son emocionalmente más fuertes

Las lágrimas, muy distintas en función de la emoción que expresen, no son un signo de debilidad, sino una prueba de la empatía que siente quien las derrama

fermin apezteguía

Domingo, 12 de marzo 2017, 12:43

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Si es usted de los que lloró con ganas viendo Un monstruo viene a verme, enhorabuena. Las personas que lloran con mayor facilidad en el cine o en situaciones críticas de la vida resultan ser las emocionalmente más fuertes, según un informe que se recoge en la web 'La mente es maravillosa'. Llorar no se corresponde con un signo de debilidad, sino todo lo contrario. El derrame de lágrimas ante una crisis o un momento de ternura y afecto evidencia por parte del que llora una enorme capacidad para ponerse en el lugar del otro, que es lo que se conoce como empatía.

Llorar, más aún en público, está mal visto socialmente, especialmente si se trata de hombres. Pero, quien más quien menos, a todo el mundo se le escapa una lágrima en un momento determinado. El llanto no es una manifestación de flaqueza o debilidad, sino más bien una condición humana, una forma de expresar emociones tan distintas como la tristeza y la alegría, el dolor y el placer, consternarse ante la muerte y celebrar la vida.

Las lágrimas son tan necesarias para el bienestar del ser humano como el aire para respirar. El lloro está considerado como la mejor terapia contra el estrés, la ansiedad y la angustia. Los ojos serían incapaces de ver si no estuvieran permanentemente lubricados y, seguramente, las personas resultaríamos mucho menos humanas de no ser porque el lloro nos conecta directamente con lo más profundo de nuestros sentimientos.

Drama o comedia

Una sola gota de llanto contiene nada menos que 1.543 proteínas diferentes, cada una de ellas con una función muy distinta, muchas de ellas todavía ni se sabe para qué sirven. Su principal función es la de lubricar el globo ocular, pero lo más curioso de todo quizás sera, según explica el catedrático Juan Antonio Duran de la Colina, del Instituto Clínico Oftalmológico de Bilbao, que las lágrimas son diferentes en función del momento en que se producen. Las que brotan en un momento de tensión liberan estrés y son diferentes en su composición a las que se dejan caer cuando uno se muere de risa y distintas también a las que brotan en un momento de tristeza. La cantidad de agua, proteínas, mucosidades y aceite que llevan varía de una a otra en función de las circunstancias.

Con las del cine, sucede lo mismo. También son muy variadas, en función de si surgen en medio de un drama, una comedia o con la historia de amor más romántica. Cuanto mayor sea la carga emocional de la película, el cerebro libera una mayor cantidad de oxitocina, una hormona básica para el ser humano, por estar vinculada a la modulación de comportamientos sociales, patrones sexuales y a la relación y vínculo que une a padres e hijos. Una investigación de la Claremont Graduate School descubrió que la segregación de esta hormona ayuda a conectar con otras personas, haciendo que seamos más amables, más empáticos, incluso más comprensivos. Se mire como se mire, llorar está muy bien, aunque sólo sea viendo una peli.

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