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El cóctel explosivo del pederasta de Ciudad Lineal

El cóctel explosivo del pederasta de Ciudad Lineal

Los informes médicos revelan que Antonio Ortiz consumía sin control anabolizantes que potenciaban sus músculos y su libido

Melchor Sáiz-Pardo

Viernes, 21 de noviembre 2014, 07:22

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El pederasta de Ciudad Lineal era un «depredador sexual» de libro. Es más ya había violado a una menor antes de entrar en el mundo del culturismo, que descubrió precisamente en la cárcel. Pero es que, además, Antonio Ortiz usaba todo tipo drogas que consumía sin control profesional para potenciar su masa muscular, sustancias que además le provocaban importante aumento de la libido y de la irascibilidad, entre otros muchos efectos secundarios.

Según revelan los informes farmacológicos que constan en la causa -y a los que ha tenido acceso este periódico- en el momento de su detención tenía en su poder hasta trece medicamentos, nueve de los cuales eran potentísimos esteroides, anabolizantes o tratamientos hormonales que causan graves desórdenes sexuales, incluido el «aumento exagerado de la libido y la agresividad».

Todos los medicamentos fueron encontrados el 24 de septiembre durante el registro de la casa en que se ocultaba en Santander. La Policía, ante tal cantidad de sustancias y ante la sospecha de que alguna de ellas hubiera podido usarse para drogar a las niñas, encargó un informe a Juan Tamargo, miembro de la Real Academia Nacional de Farmacia.

Sorpresa

El informe es sorpresivo. Ninguno de los medicamentos produce somnolencia. Es más, lo contrario, «excitación» e «insomnio». Todas las sustancias en su poder eran para «ciclarse» y provocar la hipertrofia de sus músculos en el gimnasio. Y esas drogas que usaba Ortiz tenían todas idénticos efectos secundarios: el aumento de la agresividad y graves alteraciones sexuales.

Según el académico, de los nueve medicamentos que Ortiz consumía sin parar uno es especialmente peligroso: el Parabolan, un «potente anabolizante muy utilizado por los culturistas» que provoca «reacciones adversas graves», sobre todo el aumento de la libido.

El violador de menores también tomaba Estonazol que, de acuerdo a los informes que obran en la causa, es otro esteroide que causa «excitación, aumento de los impulsos sexuales, erecciones del pene frecuentes y persistentes». Efectos casi idénticos de los de otro anabolizante que se encontró en su poder, el Oxaver.

Testoterona

Antonio Ortiz igualmente era consumidor de testoterona retardada (Testosteron o Winstrol), que, «como todo los esteroides anabólicos, produce efectos virilizantes» como «erección del pene», aunque también «cambios mentales, depresión o ansiedad».

El depredador, como algunos culturistas, unía a este cóctel explosivo de hormonas y anabolizantes medicamentos creados para otros fines, como el Tamoxifeno que es un fármaco que se receta a mujeres y hombres que han sufrido un cáncer de mama y que Ortiz usaba para modular sus pectorales, a costa de padecer «insomnio, ansiedad o desmemoria» entre otros efectos secundarios.

En el piso de Santander, los agentes también hallaron otra droga, totalmente ajena al culturismo, el Proviron, un medicamento a base de anabolizantes que se receta a ancianos con poca actividad física o a hombres con disfunciones sexuales e infertilidad por falta de testoterona en la sangre.

Esa farmacia confirma la tesis de los investigadores de que la mayor actividad de depredación de Ortiz coincidía con sus niveles más altos de sus «ciclos» de culturismo en el que ingería sin control todo tipo de sustancias.

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