«El enoturismo de las bodegas es exportable a los llagares asturianos»

«El modelo del enoturismo de las bodegas riojanas es exportable a los llagares asturianos, porque cualquier producto que tenga que ver con un territorio genera cultura e influye en el tratamiento del paisaje». Así lo aseguró ayer en el Centro de Arte de la Laboral el arquitecto navarro Jesús Marino Pascual. Es autor de las Bodegas Antión, Darien, Irius y Museo de la Cultura del Vino Vivanco, y recientemente ha sido distinguido con el galardón de las Artes de La Rioja.

Marino Pascual participó en la jornada 'Arquitectura en Color: Innovando el Paisaje Rural'. Allí habló sobre la arquitectura del vino y uno de sus proyectos más emblemáticos en La Rioja alavesa: la bodega Antión. Según explicó, el sector bodeguero de La Rioja es en este momento un «referente mundial» a raíz del 'boom' del enoturismo, fenómeno que despierta enorme interés en países como Serbia, Croacia y Brasil.

La implantación con fuerza del nuevo modelo ha traído consigo importantes reformas en las bodegas para enseñar a los turistas el proceso de elaboración del vino y la cultura relacionada con él. El proceso de innovación operado para hacer las bodegas visitables sin interferir en la producción ha tenido un reflejo directo en la cuentas de resultados de las empresas y también en la subida de los índices de pernoctación y en las ventas de vino. De hecho, el año pasado, en plena crisis, se vendió un 12% más de vino.

El fenómeno surgió en 2004 con la inauguración del Museo de la Cultura del Vino en Briones y su dimensión internacional se ha consolidado con el desembarco de estrellas de la arquitectura como Norman Foster, Frank Gehry, Richard Rogers, Calatrava y Zaha Hadid en ese sector.

El arquitecto navarro fue alumno de Estética de Luis Moya Blanco comparó el «salto evolutivo» que ha dado el sector bodeguero riojano con la puesta en valor de la Universidad Laboral. «Me gusta la vuelta conceptual que se le dado a una instalación que fue anacrónica en la época en que se construyó y que hoy resulta un híbrido de interés». A su juicio, las transformación de las bodegas y los nuevos usos de la Laboral tienen en común «una nueva visión de las cosas para hacerlas evolucionar y una gestión inteligente detrás».

Color y urbanismo

Por su parte, el arquitecto gijonés Antonio Fernández Morán disertó en la misma jornada sobre la relación entre color y urbanismo. Fernández Morán es autor de todos los proyectos hoteleros que han iniciado la transformación de la Ería del Piles. También lleva su firma el complejo de ocio que incluye un apartahotel de 40 metros de altura y que actualmente está paralizado judicialmente de forma cautelar. El arquitecto defendió que el diseño promovido por Astur Promotora es «un proyecto regenerador» para la ciudad que responde a «una solución muy meditada». En cuanto a la torre de 13 plantas indicó que «venía impuesta por la condición de edificio hito en el planeamiento de la zona y, en ese sentido, no se ha hecho más que transcribir la ficha urbanística de la unidad 100».

En otro orden de cosas, Fernández Morán aseguró que en Gijón no existe una escala de identidad local por el color de los edificios ni un plan ordenador. «Únicamente existen colores identificables por los materiales usados -vidrio, hormigón, ladrillo, acero- y el propio desarrollo histórico», señaló. «Por eso la paleta cromática gijonesa es muy variada», añadió.