La crisis desborda los comedores sociales de toda la región

«En la cola encuentro gente como yo. Como mis amigos. Es una situación que me ahoga». Paloma Gallego, secretaria general de Cáritas Asturias, ve cada día cómo los dispositivos sociales que su institución tiene abiertos en Oviedo -el Albergue Cano Mata, el Emaús y el centro de día de Valliniello- son el centro de peregrinación de casi cien personas. Ante sus puertas guardan turno en plena calle esperando a que los comedores abran. «Vienen en busca de comida».

No es que esa demanda no existiera antes ni que Paloma Gallego sea nueva en el sector, pues es veterana cooperante y lleva años al frente de la Secretaría de Cáritas Asturias. Si se siente «ahogada» con la imagen es porque resulta muy diferente a la que la propia Gallego podía ver hace unos años en los mismos dispositivos. «Ahora son muchos más», asegura, y ofrecen un perfil que nada tiene que ver con los sin techo de 2007. «Ahora los usuarios son desempleados jóvenes y mujeres con hijos a cargo».

Como las tres que, ahora mismo, utilizan la casa de acogida de Cáritas, con capacidad para cuatro familias. Las actuales usuarias son mujeres que están solas con sus hijos. En total, suman siete menores.

Esa fotografía, parados menores de 50 años y mujeres con hijos que no tienen para comer, no sólo puede captarse en Oviedo ante los tres dispositivos de Cáritas. En la capital, ante las puertas de la Cocina Económica son 200 las personas que, cada mediodía, esperan a que abra la puerta.

Ni tampoco es esa fotografía exclusiva de Oviedo. Lo mismo ocurre en Gijón, donde la Cocina Económica de la ciudad también suma más de 200 usuarios a la espera, a los que se suman los 50 que están alojados en el Albergue Covadonga y a los 60 que utilizan el Centro de Día de la Fundación Siloé. Una imagen clónica de lo que ocurre en el Albergue que Cáritas dirige en Avilés. Allí son 35 los que esperan a diario, en rigurosa cola, para poder comer.

En total, más de 600 personas acuden a diario a los comedores sociales abiertos en Asturias, un volumen «excesivo», que hace que las entidades sociales den la voz de alarma. «Nuestros dispositivos están desbordados, una saturación que no sólo es mala porque no podemos atender a todo el mundo como querríamos, sino porque la red contra la pobreza es una cadena: si atascamos la acogida también lo hacemos en el resto de servicios», advierten.

Sin salario social

Una situación que no tiene pronta solución, como recuerda Víctor García, presidente de la Red Asturiana contra la Pobreza (EAPN en sus siglas en inglés). Asegura que «la crisis y desempleo que veníamos notando años atrás se ha agravado ahora con los recortes del Gobierno central», lo que en Asturias se suma «a que llevamos más de un año con el salario social colapsado. Es muy grave».

García se refiere a los datos adelantados por EL COMERCIO, de que actualmente son 5.278 las peticiones sin valorar, tras las que se podrían estar hasta 13.000 asturianos que, ahora, «buscan ayuda en las organizaciones sociales, pero estamos todas desbordadas».