La maleza invade las carreteras

Un manto vegetal se apodera de las carreteras de la comarca, especialmente de las de la red secundaria. Cubre cunetas y arcenes, envuelve señales, guardaraíles y marcas horizontales, resta visibilidad a los conductores, mancha y humedece el asfalto, con la consiguiente pérdida de adherencia, y obliga a peatones y ciclistas a transitar peligrosamente cerca del centro de la calzada.

Es, ante todo, un problema de seguridad, y no se ciñe exclusivamente a las carreteras de la comarca. En general, toda la red vial del Principado padece en mayor o menor medida el mismo problema.

Detrás está la crisis. Las administraciones recortan de donde pueden, y las carreteras no se han librado de la tijera. O mejor dicho, sí que se han librado de ella, materialmente. Este año las tareas de desbroce se han reducido al mínimo, y el resultado tiñe de verde el asfalto.

La maleza invade las calzadas, les come terreno, haciéndolas más estrechas y sobre todo, más inseguras. Y no solo son matorrales y helechos. También hay ramas. Algunas han caído al firme, y otras vuelan sobre las carreteras. Lo saben bien los camioneros y los conductores de vehículos altos, que además de mirar hacia delante, hacia atrás y hacia los lados, también tienen que echar la vista hacia arriba, no vaya a ser que el vehículo golpee con una de esas ramas.

La carretera de La Plata, denominada AS-320, y como su nombre indica, dependiente de la administración regional, constituye quizá el mejor ejemplo, por su cercanía al centro de Avilés, por el tráfico que soporta y por la exuberancia y densidad de la vegetación que crece libremente en sus cunetas. En algunos casos, el manto se acerca los dos metros de altura.

Aunque el verde se fusiona con el negro asfalto a lo largo y ancho de todo su trazado, quizá lo peor se concentra en el pueblo de La Plata, en el entronque con las carreteras que van a Ferralgo y San Miguel de Quiloño y en el túnel que hay poco antes de llegar al cruce con la N-632, muy cerca de Piedras Blancas. Es la única vía que tienen los vecinos de la zona para llegar a la capital del concejo, así que además de vehículos también hay muchos peatones.

«En los últimos meses se han registrado tres atropellos», asegura el concejal de Medio Ambiente de Castrillón, Alfredo Montes, que califica de «lamentable, vergonzoso y peligroso» el estado de las carreteras que surcan el concejo pertenecientes a la red vial del Principado.

En cuanto a las locales, «tenemos una brigada municipal trabajando constantemente en la limpieza de las carreteras. Lo que pasa es que este año hemos tenido una primavera lluviosa y un verano caluroso, y la maleza ha crecido más de lo habitual», asegura.

Lo dicho de La Plata también podría aplicarse a muchas de las carreteras de la zona rural de Avilés, como la que une La Magdalena con La Luz, a través de Llanaces, o la que conduce a Villa, ya en el término municipal de Corvera, que tampoco es ajeno al problema.

En Avilés, el responsable del área es Luis Ramón Fernández Huerga, concejal de Servicios Ciudadanos. «Tenemos una brigada, y no da abasto», asegura. Según explicó, hasta hace dos o tres años había un convenio con Urbaser para doblar los recursos propios en la limpieza de carreteras y caminos, pero dadas las estrecheces presupuestarias, el contrato no se ha renovado. Por tanto, ahora todo el trabajo recae sobre una brigada municipal, compuesta por un tractor, un camión y varios operarios.

En Castrillón ese contrato sigue vigente. El PSOE asegura que el Ayuntamiento no vela por su cumplimiento, y el concejal de obras lo desmiente. «Aquí el problema está en las carreteras del Principado, no en las locales. Esas se están limpiando», asegura Montes.

La Ley obliga a los propietarios a mantener libre de vegetación los lindes de las fincas con las carreteras. El problema es que no todos lo hacen, y tal como apunta Huerga, «plantearse ir uno a a uno requiriéndoles que desbrocen sus fincas es algo inviable».

LA VOZ realizó un breve recorrido en coche por algunas de las carreteras de la comarca para comarca para comprobar su estado. Una hora fue más que suficiente para comprobar que en muchas de ellas dista mucho de lo que sería deseable.

En la de La Plata, un trazado sinuoso, la visibilidad es reducida, tanto en sentido contrario como en el que se circula. Hay muchas señales ocultas por la maleza, que invade la calzada en numerosos puntos. En San Cristóbal la situación es mejor. Da la impresión de que muchos de los propietarios han cumplido con su obligación de desbrozar los lindes de su propiedad con la carretera, aunque de todo hay.

En la bajada hacia Raíces Nuevo, LA VOZ se topó con la brigada municipal, en plena faena. Había desbrozado la primera mitad, ganando así medio metro de carretera por cada lado. Un poco más abajo la, situación era radicalmente diferente. La vegetación se comía la carretera.

El la zona de El Puerto y Santa María de Mar también se aprecia la mano de la brigada municipal de Castrillón, y lo mismo sucede en la carretera que va de Las Bárzanas hacia La Laguna y Llodares, hasta hace poco cubierta de maleza.

En Avilés, lo dicho, la peor parte se la llevan los automovilistas, ciclistas, motociclistas y peatones que circulan por las carreteras de La Magdalena. A estas alturas del estío, siguen parcialmente cubiertas de maleza. La situación es parecida en la mayoría de las carreteras comarcales de la comarca, especialmente en las zonas rurales.

La palma se la lleva la carretera que, partiendo de Los Campos, lleva a Trubia. Está intransitable, y no solo por la abundancia de vegetación. El firme está roto y lleno de trampas, y supone un verdadero peligro para la circulación vial.