El Seprona estrecha el cerco sobre el autor de la muerte del oso de Porley
La Consejería de Agroganadería se presentará como acusación cuando las diligencias lleguen al juez
M. MENÉNDEZ
Miércoles, 29 de agosto 2012, 14:42
Los agentes del Servicio de Protección de la Naturaleza (Seprona) de la Guardia Civil están estrechando el cerco sobre el posible autor de la colocación de un lazo de acero en los alrededores de la localidad canguesa de Porley en el que el pasado domingo cayó un oso que resultó muerto. El Seprona ha abierto diligencias sobre el asunto y cuando las tenga finalizadas las trasladará al Juzgado de Cangas del Narcea. Será en ese momento cuando la Consejería de Agroganadería y Recursos Autóctonos se personará como acusación.
Entre tanto, se ha comenzado a trabajar para conocer las causas exactas del fallecimiento del plantígrado. Poco después del mediodía de ayer comenzó la necropsia del animal en el Centro de Biotecnología Animal que el Serida tiene en Deva (Gijón) y en esas labores participaron, además de personal de la consejería y de la guardería, agentes del Seprona, un investigador de la Facultad de Veterinaria de la Universidad de León y el veterinario Santiago Borragán, especialista en osos del Parque de la Naturaleza de Cabárceno.
Al respecto de esta necropsia, la consejera María Jesús Álvarez indicó ayer en Avilés que «es mejor que estén presentes varias administraciones y un técnico independiente que ya ha trabajado en varias ocasiones con el Principado y tiene mucho prestigio. Eso nos dará mayor seguridad al valorar los resultados». Sobre la polémica surgida en torno a la actuación de las personas que procedieron a rescatar al oso atrapado en el lazo, Álvarez aseguró que «se actuó con toda celeridad, siguiendo los protocolos previstos y teniendo en cuenta las circunstancias de dónde se encontraba el animal y el fuerte calor que hacía».
«Con todos los medios»
La consejera apuntó que «no se puede decir que el Principado y las entidades que participaron en la operación fueran negligentes y tuvieran falta de medios. Todo lo contrario, porque se actuó con todos los medios, cautelas y precauciones». La consejera reconoce que, «por desgracia, el oso murió, pero no por las condiciones del rescate, sino porque el oso cayó en un lazo».
La persona que colocó la trampa en Porley se puede enfrentar a una pena de prisión de entre uno y dos años de prisión, ya que al provocar la muerte de un animal en peligro de extinción se aplica la mitad más alta prevista en el Código Penal para los delitos contra la flora y la fauna, que están recogidos en el artículo 334.