Un vecino de Piedras Blancas mata a su mujer, enferma de alzheimer, y luego se suicida
José Fernández, de 86 años, acuchilló a su esposa, Isabel Ortega, de 83, mientras dormía y luego saltó desde la azotea del domicilio familiar
J. F. GALÁN
Domingo, 18 de agosto 2013, 17:05
José Fernández Álvarez, de 86 años, acuchilló ayer hasta la muerte a su mujer, Isabel Ortega, de 83 años y en fase terminal de alzheimer, mientras dormía y acto seguido se subió a la azotea de su domicilio en Piedras Blancas y se arrojó al vacío. Los cuerpos sin vida fueron encontrados por su yerno a primera hora de la mañana, al acudir como todos los días al domicilio a prestar ayuda a la pareja de ancianos.
Eran poco más de las siete y media de la mañana cuando al aproximarse al portal, en el número 23 de la calle Rey Pelayo, el hijo político de los difuntos se topó junto a la fachada con el cadáver de su suegro, tendido en el suelo y rodeado de sangre.
En ese mismo momento llegó una patrulla de la Guardia Civil, previamente advertida por un vecino de la presencia del cadáver. El hijo político y los agentes se dirigieron posteriormente al domicilio del matrimonio, y una vez en el interior se encontraron el cadáver de la mujer postrado en la cama conyugal. Según manifestaron familiares de las víctimas y confirmó más tarde la Guardia Civil, presentaba varias heridas en el pecho producidas por arma blanca. «Heridas inciso contusas en el pecho», precisa el comunicado oficial.
Poco después llegó la única hija del difunto matrimonio y se desplegó el dispositivo habitual. La policía acordonó la zona e inició la investigación, la forense certificó el doble fallecimiento y comenzaron a arremolinarse curiosos preguntando qué había sucedido. Finalmente, poco antes del mediodía, el juez ordenó el levantamiento del cadáver y la zona fue poco a poco recuperando la normalidad.
«Es la segunda persona de este edificio que se tira desde la azotea en apenas tres meses. El otro lo hizo por la parte de atrás, y se estampó contra la barandilla. Tenía cincuenta y pico años», afirmaron varios vecinos. Según sus testimonios, en ambas ocasiones los suicidas subieron al tendedero comunitario de la quinta y última plaza del edificio, desde donde se puede acceder a la azotea. Ayer, José Fernández Álvarez se ayudó a dar el último paso sirviéndose de una pequeña banqueta, que fue recuperada por la Guardia Civil. «Habrá que clausurar ese acceso al tejado», comentaba otro de los vecinos.
A Isabel Ortega Álvarez le diagnosticaron hace siete años el mal de Alzheimer , una enfermedad degenerativa que en su última fase, que puede prolongarse años, deja al enfermo inmóvil, postrado en la cama, prácticamente inconsciente y con nula capacidad sensorial. Pese a sus problemas de corazón, su marido se encontraba relativamente bien.
Con todo, llevaba cerca de dos años sin salir de su domicilio, según confirmaron los vecinos y también el hijo político, y vivía para ayudar a su mujer en la limitada medida de sus posibilidades y con la imprescindible ayuda de la familia. «Lo hizo por amor, no podía seguir viéndola sufrir. ¡Llevaba así siete años y explotó, no aguantó más! También le dolía ver el sufrimiento de su hija. Pero acabar así... Es una tragedia», lamentó su yerno, emocionado pero con entereza. Su mujer, hija de las víctimas, estaba desencajada.
Ambos cadáveres fueron trasladados al tanatorio. Al margen de certificar oficialmente las evidentes causas del doble fallecimiento, el forense determinará la hora. Se especula que cuando el vecino alertó a la policía el cuerpo sin vida de José Fernández Álvarez ya llevaba tiempo tendido sin vida en el suelo.
El funeral se celebrará a las cinco de la tarde de mañana lunes en Piedras Blancas.