Las carreteras estatales de Asturias son las que más seguridad perdieron en solo un año

El Ministerio de Fomento recortó en conservación de carreteras, apagó centenares de farolas para gastar menos y las lluvias del invierno fueron de récord. Todos estos factores pueden explicar por qué el último estudio sobre accidentes realizado por los técnicos de Fomento sitúa a Asturias como la región donde más aumentó el peligro de la red estatal durante el pasado año.

El balance asturiano es especialmente preocupante en la A-66, la vía más frecuentada por los conductores asturianos, hasta el punto de que registró 103.481 vehículos diarios en el nudo de Serín. Desde el ramal de acceso a Gijón (GJ-81) hasta las inmediaciones de la térmica de Soto de Ribera, la infraestructura registró siete accidentes en 2011, con 14 heridos de diversa consideración. En 2012 el resultado empeoró hasta los 22 siniestros con 68 heridos.

Suponen casi cinco veces más afectados en apenas un ejercicio. Una parte importante de esta progresión la explica el accidente en cadena ocurrido en la ronda de Oviedo el domingo 11 de noviembre de 2012. Aquella tarde, una tromba de granizo que duró apenas cinco minutos y fue tan local que no empañó el sol que brillaba en la ciudad, desencadenó un caos tal que 41 turismos chocaron unos contra otros, con un resultado de siete heridos leves.

El 'Estudio de Accidentes' que acaba de editar Fomento tira de matemáticas y confronta los siniestros registrados en cada vía en 2012 con el tráfico de la misma. Desde esta óptica, una carretera que recorran 400 coches al día y acabe el año con siete accidentes resulta mucho más peligrosa que una autovía que, con 100.000 usuarios diarios, termine con el mismo número de siniestros.

Los técnicos del ministerio miden así el riesgo de cada vía con una ecuación en la que incluyen el tráfico, la siniestralidad y la gravedad de los sucesos. La operación determina el índice de peligrosidad, de mortalidad y de accidentalidad mortal, tres parámetros que dimensionan mejor el estado de la red. Cada uno de esos cocientes empeoró en Asturias un 5,23%, un 41,17% y un 50% respectivamente, la evolución más negativa del país. La progresión sitúa ya a las carreteras que Fomento administra en Asturias como las séptimas con mayor riesgo y las quintas más mortíferas.

Los índices desvelan aquellos puntos de la red donde algo está fallando, es decir, donde la cantidad de siniestros excede con mucho a lo que cabría esperar. Esta operación delata que el inicio de la 'Y' en Gijón, esto es, la GJ-81, tiene situado su índice de peligrosidad en los 34,5 puntos en el tramo con radar, un dato que triplica el riesgo del resto de la red.

La peor situación, sin embargo, la muestra la N-632 entre Gijón y Villaviciosa. La carretera presenta curvas cerradas, pendientes, alterna zonas de penumbra y sol y su calzada acoge frecuentes placas de hielo en el entorno de las curvas de Arroes y el río España. Esta combinación da un resultado que rompe toda la estadística nacional. El punto kilométrico 57, por ejemplo, presenta el mayor índice de peligrosidad de España; sus 2.590,7 puntos suponen que el tramo tiene 252 veces más riesgo del habitual. Entre el enlace del Piles y Venta de Ranas, la N-632 tiene otros seis kilómetros entre los peores del país. El estudio de Fomento confirma las quejas que desde hace años formulan los vecinos de la vía, gentes como la familia Paraja, que guarda un álbum de fotos con todos los vehículos que han salido de la pista y aterrizado sobre su vivienda. Los informes emitidos por el ministerio en años anteriores ya habían denotado el elevado riesgo del tramo.

El listado también llama la atención sobre la N-632 a la altura de Novellana, con un índice de peligrosidad que es 91 veces superior a la media.