La comida en la calle de Laviana, abonada a la lluvia

Nadie como los lavianeses para hacer bueno su lema de 'Y si llueve, que llueva'. Ayer volvieron a demostrar que su comida en la calle, nacida en 2022 con vistas a servir de apoyo al Descenso Folklórico del Nalón, puede celebrarse bajo la lluvia. Por segundo año consecutivo –en su tercera edición– la lluvia no quiso perderse las horas centrales de la comida y volvía a caer minutos antes de las dos de la tarde cuando los cerca de 3.000 comensales lo tenían todo preparado. «Este año traemos hasta carpa. Así que sin problemas, que ya parará», explicaba Ángel García, vecino de Laviana que junto a familiares y amigos repetía por tercer año en la comida en la calle.

Bajo carpas, refugiados bajo andamios o con sombrillas o paraguas, la comida en la calle se celebró. Y fueron muchos los que disfrutaron de una tarde más calmada en lo meteorológico, pero muy animada con música por las calles, y conversaciones encaminadas a comenzar a decidir las diferentes temáticas para las embarcaciones que surcaran el Nalón el próximo mes de agosto. La inscripción en la comida costaba dos euros, destinados al Descenso. Una cita a la que no faltó Adrián Barbón. El presidente del Principado reivindicó el espíritu de confraternización que protagoniza multitud de festividades asturianas, entre ellas la Comida en la Calle de Laviana, que ayer congregó a cerca de 3.000 personas «Es para reflexionar y poner en valor que un pequeño concejo como Laviana se abra al mundo y genere actividad festiva y deportiva constante, porque aquí siempre hay algo que ver o hacer», apostilló

El encuentro sirvió además de apoyo al Descenso Folklórico del Nalón, Fiesta de Interés Turístico Nacional. «Para los lavianeses, el descenso tiene mucho simbolismo. Prueba de ello es que de 12.000 vecinos, 3.000 están hoy aquí en esta gran fiesta que toma el modelo de Avilés», explicaba Barbón. Y como lavianés que es se unió a los integrantes de la nueva asociación 'Una compuesta lavianesa', tomó esta bebida típica de la localidad y a continuación se puso a la cola, como muchos vecinos, para hacerse socio del Descenso de este año y comprar un pañuelo.