«Es una aventura vivir en Hong Kong»
La gijonesa Verónica González lleva siete años en la excolonia británica, un lugar que avanza a una velocidad de vértigo
Llegó a Asia con 22 años y ya no volvió a Asturias. Ni planea volver. Verónica González García (gijonesa, 38 años) tiene hoy en Hong Kong su lugar en el mundo, pero antes lo fueron las ciudades chinas de Hangzhou y Shanghái. «Me fui a China con 22 años, hice 23 a la semana de llegar, sin saber una palabra de chino con un máster del Idepa para promover el comercio entre China y Asturias y aquí me quedé», revela ahora esta mujer que estudió Turismo y que había visitado con anterioridad China, pero entonces no se enamoró de Asia. Fue después: «Lo que menos me imaginaba es que iba a acabar viviendo en esta parte del globo», cuenta hoy, y revela que al tener un contacto más directo con la cultura, el idioma, y la comida, quiso «exprimir al máximo» la experiencia.
Trabajó en un resort de lujo tras el máster y fue esa su única conexión vital con el mundo del turismo, puesto que su faena a continuación fue representar en Shanghái a una empresa logística de Barcelona. Ahí llegó una primera mudanza. Fue desarrolladora de negocio durante tres años, se fue dos a viajar por el mundo y regresó como representante de nuevo de una empresa española que quería abrir oficina en Hong Kong y allí acabó hace ahora siete años. «Me acaban de dar el permiso de residente, sigo con pasaporte español pero ya tengo DNI de Hong Kong y esto pensando en embarcarme en el siguiente proyecto empresarial, estoy abierta a oportunidades distintas», señala.
Es la ciudad asiática un lugar de oportunidades. Tiene un potencial enorme y no se conoce bien: «Se da una imagen como si fuera China, pero son dos países independientes y la diferencia es abismal», relata sobre la excolonia británica en la que se habla chino cantonés, muy distinto al mandarín que ella aprendió. «En China no se habla inglés, hay poco acceso a internet, Google, todo va por el método chino, aquí es distinto», reflexiona. Eso sí, no duda de las razones de su enamoramiento de Asia: «Son países que van a mucha velocidad, en semanas tienen hecho un centro comercial, son muy vanguardistas en cuanto a tecnología, y al mismo tiempo hay una mezcla con todo lo tradicional, es una aventura vivir aquí».
Hay un crecimiento económico y vital exponencial a cada minuto que pasa y el choque cultural es brutal pero merece la pena vivirlo. Hay más: «Hong Kong es espectacular, hay un montón de naturaleza, casi me siento como en casa», dice. Y revela después que hay posibilidad de disfrutar de la playa y de la montaña, que dentro de la isla es posible hacer rutas maravillosas y viajar a islitas pequeñas para vivir una experiencia rural mágica y no ver un solo coche.
Así las cosas, esta es su conclusión: «Yo diría que lo malo es que es muy caro y un espacio muy reducido y lo bueno es que es súper segura, yo puedo hacer rutas de montaña sola por la noche, dejas el bolso en el suelo y nadie lo toca, también me gusta que es una ciudad de expatriados, que es muy fácil hacer contactos, que estás todo el día conociendo gente nueva porque todos somos de fuera y eso me encanta». Y todos esos amigos se encuentran con el mismo problema: viviendas carísimas y de muy pequeño tamaño.
Tiene una colección de amigos internacional y ha conocido a grandes tenistas, jeques árabes, magnates, jugadores de la NBA: «Es surrealista, podría hacer una película», bromea, con la experiencia vivida. Emigrar aporta y enseña: «Te hace apreciar muchísimo tus orígenes, la familia, ser más cercano, de hecho yo me he vuelto más cercana y cariñosa desde que estoy lejos, y luego te permite abrirte a todo tipo de culturas, idiomas, gastronomías», subraya.
Por mucho que la gastronomía asiática sea espectacular y que el abanico de restaurantes de Hong Kong sea inmenso, sigue añorando la cocina asturiana y, por supuesto, a su familia. «El poder ir a cualquier chigre y comerte un buen plato como si lo hubiera cocinado tu abuela no tiene precio». Pero volver no está en sus planes, al menos a corto plazo, aunque sí le gustaría tener un refugio aquí: «Asturias me encanta, sí me gustaría tener una casuca para ir en verano o cuando me retire».
Pero allí sigue, rodeada de países fascinantes, de lugares como Bali, Tailandia y Vietnam a tiro de piedra, lo que le permite conocer a fondo Asia. «Estamos muy acostumbrados a viajar un montón».