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M. F. ANTUÑA
Sábado, 14 de julio 2018, 04:17
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Más que el Carmín añora los Güevos Pintos y Comadres. Huelga decir que Iván Diego Fernández (1976) es poleso de pro, pero también ciudadano del mundo y un enamorado de México. País acogedor, hermoso, de oportunidades, pero, también, pelín peligroso. Ingeniero industrial formado en Gijón, en su mapa vital están Holanda, León, Teruel, Galicia y Portugal. Hace siete años que llegó a Norteamérica. «Ahora mismo estoy llevando tres proyectos fotovoltáicos», revela. Trabaja mucho, viaja sin parar y el «celular» no deja de sonar. «El ritmo de trabajo es grande, aquí en México tienes más responsabilidad, en España sería impensable que una sola persona llevara tres proyectos».
Pero ni le preocupa ni le importa. Comparte vida con Cristina, su mujer leonesa, y se confiesa feliz de vivir al otro lado del charco. «Siempre digo que México es el mejor país del mundo para estar fuera de casa», afirma, y explica después que los proyectos de trabajo que él puede hacer en México, en España «se sueñan»y que la imagen que en ocasiones nos llega sobre su realidad no es precisamente la más atinada. «No es tan seguro como España, pero la inseguridad se combate, no caminas por la noche, no agarras taxis por la calle», resume. Pero, en todo caso, no es para tanto. Y se compensa por otro lado: «Tienes comida espectacular y puedes viajar lo que quieras». Y es que un puente en Chicago, San Francisco, San Diego, Acapulco o Cancún están a golpe de avión y no hay pereza que valga. Y, además, a los españoles se les respeta. «Desde el 7 de marzo de 2001, que fue cuando me vine, tanto a nivel personal como profesional hemos crecido muchísimo». De modo que, por mucho que añore a padres, hermanos y amigos, el cafetín por la calle y un montón de cosas más, la aventura merece la pena. «Hombre, el Carmín se echa de menos, pero no sufro tanto como en Comadres y los Güevos Pintos».
La distancia es grande con Europa. También es inmenso el país. No hay que olvidar que solo en Ciudad de México viven 35 millones de personas, que Cancún está a dos horas y media de la capital en avión, que en realidad volar a Baja California es como ir de Madrid a Londres.
«Esto es un monstruo en desarrollo», apunta, y añade aún más: «Económicamente es una potencia mundial con petróleo, minería, gas, turismo, agricultura, ganadería». El país acaba de cambiar de presidente; ahora gobierna Manuel López Obrador. «Todo el mundo tenía temor a que ganara alguien de izquierdas que no mirara tanto hacia la economía y que el peso se devaluara, pero ha sido todo lo contario».
Pronto estará en Asturias de vacaciones. Pero la cercanía no cambia una visión nada alentadora. «La veo mal, todo está flojo, Asturias es el paraíso pero podría ser aún más bonita si hubiera trabajo». Así las cosas, no piensa en regresar: «Yo sé que tarde o temprano volveré, pero a corto plazo, no». En todo caso, la vuelta no sería tan al Norte. Madrid sería el destino.
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