«Es Navidad y estamos a 30 grados»
La ovetense Pilar Gutiérrez de Piñeres imparte clases de español en Australia, donde compagina su trabajo con un máster
ANA RANERA
GIJÓN.
Domingo, 20 de diciembre 2020, 01:52
En los planes de Pilar Gutiérrez de Piñeres (Oviedo, 1996) no estaba previsto seguir en Australia a estas alturas del año, pero el destino fue haciendo, como siempre, de las suyas hasta instalarla en Sídney ahora que se cumple un año desde su llegada a las antípodas de España. Esta joven puso tierra y mar de por medio con la tierrina en busca de oportunidades -y también de hazañas- y no se queja: ha encontrado bastantes de ambas.
Con la carrera de Magisterio de Educación Primaria acabada, quiso recolectar vivencias para cargar su mochila y sentirse crecer antes de volver a casa. «Vine porque quería trabajar, ahorrar dinero, mejorar mi nivel de inglés y, ya de paso, viajar», asegura. Y la vida se está portando, porque sus objetivos se han ido cumpliendo. «Trabajo en una academia de idiomas, imparto clases de castellano y también estudio mi máster de español para extranjeros», señala.
Y eso que, cuando llegó, no todo fueron buenas noticias para la ovetense, tal vez por eso de que los comienzos no suelen ser fáciles. «Me costó encontrar trabajo porque era época de incendios y los peor parados fuimos los que llegábamos de fuera», apunta. Aunque eso no mermaba sus ganas de arrancar la experiencia y vivirla tal y como la había soñado. «No me costó adaptarme porque me gusta enfrentarme a contextos distintos, a nuevas aventuras y a nuevos retos», indica. Y, sin miedo a lo desconocido, se ofreció entonces como profesora de español con la suerte de que una academia de Sídney quiso contratarla. «Me tuve que someter a una operación aquí en Australia y, como no podía caminar, se me ocurrió poner un anuncio y salió bien», explica.
Pilar está encantada allí, a pesar de que todavía le extrañan muchas de las cosas que ve, sobre todo ahora, en pleno mes de diciembre. «Es un ambiente completamente diferente. Estamos en Navidades y estamos a treinta grados a la sombra. Estoy viendo los árboles de Navidad nevados en la playa», destaca. A las altas temperaturas en los tiempos que para ella son de abrigo y bufanda, se suman unas costumbres que no acaban de calar entre sus rutinas con acento asturiano. «La cultura es muy diferente. Aquí tienen otros ritmos de vida y horarios distintos», afirma.
Si de algo puede alegrarse Pilar es de que allí la pandemia no se ha sufrido con la misma intensidad con la que se sintió en Europa. «El coronavirus no ha afectado tanto. Entonces sigue habiendo mucha gente por las calles, siguen saliendo de sus casas y no hace falta usar la mascarilla», explica.
El equipaje con el que Pilar regresará a España -cuando decida acabar su aventura australiana- irá cargado de las experiencias que buscaba cuando aterrizó a más de 17.000 kilómetros de casa. Porque, ya que había que lidiar con la morriña, mejor hacerlo explotando la vida y las ganas de ensancharla.