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Fiesta de San Juan en la playa de Poniente.

La noche más corta y divertida del año

Miles de personas participaron en la noche más mágica del año con las hogueras que ardieron por todo el Principado

Olaya Suárez

Jueves, 14 de junio 2018, 11:02

Había tantas razones para celebrar la noche de San Juan como personas asistieron a las hogueras. Y fueron muchas. Para espantar los malos augurios, para atraer los deseos, quemar los apuntes de un curso que se cierra, celebrar la llegada del verano, purificar el alma o simplemente disfrutar de una de las noches más mágicas del año. Cada uno con sus propósitos, y todos con la intención de verlos quemar, miles de personas, familias completas, grupos de amigos o compañeros de trabajo, se reunieron en torno a las piras que ardieron por todo el Principado y cuyos rescoldos no se apagaron hasta el amanecer.

La más multitudinaria de Gijón fue la que se quemó en la playa de Poniente, que en esta edición se colocó más próxima al Acuario. El buen tiempo y las agradables temperaturas animaron a la gente a acercarse al arenal provistos de bebida, comida y ganas de participar en la fiesta con la que para muchos arranca la temporada estival de romerías y fiestas de prao. La folixa comenzó antes de la medianoche cuando los miembros de Andecha de Cultura Tradicional Na Señardá procedieron al enramado de la fuente de Pelayo, que entre la celebración del ascenso del Sporting y la noche de San Juan no gana para visitas y tributos.

Danza prima y gaitas

La hoguera comenzó a arder, puntual, en la medianoche, al mismo tiempo que se daban los primeros pasos de la danza prima y se entonaba aquello de «hay una galán de esta villa». El espectáculo pirotécnico previo y las actuaciones de las bandas de gaitas Villa de Xixón y Noega posteriores ponían el broche a una madrugada marcada por la tradición.

No fue la única hoguera en arder en el concejo. Las llamas purificaron también La Camocha, Mareo, La Calzada, Ceares y Cabueñes, además de las pequeñas piras repartidas a lo largo y ancho del concejo organizadas por particulares.

En la zona Oeste de la ciudad la estrella fue la actuación de la orquesta Assia, que puso a bailar a los vecinos y a los asistentes. En la fiesta de Mareo, muy concurrida como viene siendo habitual desde hace años, fue la orquesta Dragón la que amenizó la velada y la que puso la banda sonora entre culete y culete , deseo y deseo y baile y baile. Hoy, día laboral, muchos acudirán a trabajar con menos horas de sueño, pero quizás con más cosas que contar.

La hoguera vuelve a la plaza de la Catedral

La noche de San Juan también se vivió con intensidad en Oviedo. A medianoche, la hoguera de la plaza de la Catedral empezó a arder (con fuegos artificiales incluso) como había hecho por última vez tres años atrás, aunque un poco más pequeña. Lo hizo ante la mirada de aquellos dispuestos a quemar lo malo y pedir deseos para la nueva temporada. El gran fuego subió la temperatura de un público satisfecho de que regresara a la principal plaza de El Antiguo. Aunque hay opiniones divergentes, voces que alertan sobre los perjuicios de las altas temperaturas para el patrimonio cultural, hay otras resaltan que el entorno elegido contribuye a crear una atmósfera especial para una noche que, sostienen, tiene algo de mágica. Teatro Margen colaboró para conseguirlo con su espectáculo Hechizo de la noche repleto de seres mitológicos.

Daniel Núñez y Lidia Fernández acudieron ayer por primera vez a ver la hoguera. Les gustó el sitio, por ser «el centro y el casco histórico». Al igual que a Lucía Álvarez, Ana Gallo y Cristina Telenti que no creen que «por diez minutos al año» se perjudique a los edificios de alrededor.

Hace apenas dos días que el nuevo equipo de gobierno decidió recuperar la hoguera ante la Catedral. El anterior equipo del PP había previsto que se celebrara en El Campillín, después de haber probado el parque de Invierno, una ubicación que no acabó convenciendo al público. Miembros de la asociación de vecinos Oviedo Redondo propusieron entonces encender una pequeña hoguera en El Campillín, al Ayuntamiento le pareció buena idea y se puso manos a la obra para llevarla allí. Finalmente, allí no ardió pero la zona se llenó de actividades infantiles.

Unos 300 bollos de chorizo llevó la asociación vecinal para que los niños y sus padres merendaran. Vendieron vales para sufragar la iniciativa y animaron a otros vecinos a sumarse a la organización que pretende dinamizar el barrio. El Campillín ayer se veía muy diferente.Estaba repleto de niños: unos patinaron, a otros les pintaron las caras y otros jugaron al pañuelo o al cascayu. «Está bien que hagan cosas y que sean un poco diferentes», alabó Carola Garófano, mientras su hijo Víctor, de seis años, protestaba porque había que hacer cola. Zulima Izquierdo, con sus niñas de cuatro y dos años, también agradeció la iniciativa.

El parque junto a la Casona de La Regla también se llenó de juegos de la mano de varios colectivos del entorno: La Llegra, LArcu la Vieya, Partycipa, Paraíso Local Creativo y Cambalache. Aprovecharon la ocasión para mostrar parte de las actividades que realizan en sus locales. Génesis García, de 11 años y miembro de Partycipa, preparaba sobre una mesa una especie de «mural» con palabras como «educación, investigación, acción, género o intercultura» mientras miraba a Illán González, de La Llegra, cómo se disponía a mostrar el Liriu. Con dos palos, uno más corto que otro, trataba de llevar el más pequeño a un balde. «Algo parecido al golf», explicaba a Zabdi y Jahieli de 9 años, ambas de Partycipa. Es una «manera de recuperar las fiestas populares del barrio», subrayó Eduardo Romero, de Cambalache. Es una forma de reunirse y de compartir la tarde previa a la noche más corta del año. San Juan también de día.

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