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Un camión descarga diez toneladas de patata afectadas por la polilla guatemalteca, en el vertedero de Cogersa.

El sepulcro de la polilla guatemalteca

Cogersa emplea cal viva para destruir las patatas afectadas por este insecto

P. LAMADRID

Miércoles, 5 de abril 2017, 03:05

Cal viva y tierra. Estos dos elementos son suficientes para tratar las patatas afectadas por la polilla guatemalteca. Una plaga que ha afectado, sobre todo, al Occidente asturiano, pero que ha llegado a Gijón, por lo que la Consejería de Desarrollo Rural y Recursos Naturales mantiene la alerta. Una de las medidas adoptadas por el departamento que dirige María Jesús Álvarez es la destrucción de los tubérculos contaminados. Se realiza en las instalaciones del Consorcio para la Gestión de los Residuos Sólidos de Asturias (Cogersa). Hasta Serín han llegado ya dos camiones, cada uno de ellos cargado con unas diez toneladas de patatas recogidas en fincas particulares. El primero trasladó la carga la semana pasada y ayer mismo hizo lo propio el segundo. Está prevista la llegada de un tercer vehículo el viernes. Una vez en el vertedero, una pala excavadora hace una oquedad en el suelo, que se cubre con una capa de cal viva. Posteriormente, se vierten los tubérculos, que se tapan con un segundo manto de la sustancia cáustica. El último paso consiste en techar el hueco con tierra. «Con eso, hay seguridad total de que del vertedero no va a transmitirse el problema a ninguna otra plantación de Asturias», aseguró ayer el gerente de Cogersa, Santiago Fernández.

Los operarios siguen las indicaciones dadas por Desarrollo Rural para intentar frenar esta plaga. «Estamos preparados para recibir la cantidad que nos llegue. Es la consejería quien está analizando diferentes plantaciones y tiene que decidir si solo van a venir patatas de los ayuntamientos que están en cuarentena o de más sitios», afirmó el responsable del consorcio. Los medios están garantizados, tanto en lo referente al espacio, la maquinaria y el personal, destacó.

'Prestige' y vacas locas

No es la primera vez que Cogersa tiene que hacer frente a tareas que exceden sus labores habituales. Además de tratar las 2.000 toneladas de basura que llegan cada día a las instalaciones de Serín, «ya tuvimos que responder, en varias ocasiones, a algunos problemas», señaló Fernández. En este punto, recordó la catástrofe del 'Prestige', en 2002, que obligó a deshacerse de «más de 5.000 toneladas» de galipote.

Además, Cogersa tuvo un papel activo en el tratamiento de las reses afectadas por la enfermedad de las 'vacas locas', como se conoce a la encefalopatía espongiforme bovina. Al igual que en los casos de 'lengua azul' detectados en Asturias. «En las crisis anteriores, hubo comunidades con problemas. Todavía hay almacenamientos de galipote del 'Prestige' en algún lugar. Y aquí, un mes más tarde, ya no había problemas, lo mismo que con las 'vacas locas'», aseguró el gerente. «Con nosotros, pueden estar tranquilos porque las patatas van a tener un tratamiento adecuado», sentenció.

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