Accidente en Grado: «Pasaron de la felicidad plena a la desgracia en una noche»

Los vecinos de Grado aún seguían ayer por la mañana consternados y sin creerse lo que había sucedido el domingo. Hacia el mediodía la sala número 3 del tanatorio se abrió para que amigos y familiares pudieran dar a este popular empresario moscón un último adiós como lo que era, uno de sus vecinos más queridos, y el reguero de gente no tardó en comenzar. Fueron muchos amigos y vecinos los que quisieron acompañar a la familia, tanto del fallecido como de su esposa, que se reunieron en el tanatorio, aunque la familia de Eduardo Suárez y de su esposa se reparte entre Grado, Oviedo y Santander.

«Ahora mismo el único deseo que podemos tener es que el resto de la familia, la mujer y sus hijos estén bien, aunque pinta complicado. Si ellos no son capaces de seguir adelante, la desgracia sí que sería completa», expresó un vecino de La Mata, cercano a la vivienda en la que ocurrió todo. Aún siguen sin creerse que haya sido posible esta desgracia. «Estamos abatidos por completo, pasaron de la felicidad plena a la desgracia en una noche».

Todos los vecinos recuerdan a toda la familia de manera inmejorable, asegurando que todo el mundo tiene una buena palabra a la hora de explicar cómo es la familia: «Son gente muy buena, mejor no los hay. Aquí son muy conocidos porque las familias tanto de él como de ella tienen empresas, y de verdad que son excelentes», afirmó un vecino en las inmediaciones del domicilio.

Quienes comentaban lo sucedido, aún consternados, no eran capaces de creerse que esto fuese verdad, y agradecen que sus amigos diesen la voz de alarma. «Si no llegan a haber tenido un plan, Dios sabe qué hubiera pasado. Él madrugaba siempre, aunque vinieran tarde. A las nueve o así Eduardo ya se levantaba, y nos llamó la atención que estuviesen cerrados a cal y canto. Cuando fueron a llamar a la hermana de ella y se encontraron con la peor escena no nos lo creíamos. Si llega a ser una casa un poco más aislada hubiera sido una desgracia mayor», asegura su vecino de al lado.

Ahora el pensamiento de todos aquellos que les conocían está con la mente puesta en los pequeños, de 9 años él y de 11 ella, y en la madre de estos, que continúan muy graves. «Eduardo era excepcional, pero Cova es especial. Siempre tiene gracia, está continuamente pendiente de toda la familia y tira de todos. Cuando se recupere, que esperemos que así sea, será un golpe muy duro para ella», afirman los vecinos.

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