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Mario Rojas

Adolfo Menéndez: «La inteligencia artificial ha creado el espejismo de que va a sustituir el criterio humano»

El abogado del Estado en la Audiencia Nacional, ingresa a la Real Academia Asturiana de la Jurisprudencia

Soraya Pérez

Gijón

Martes, 11 de noviembre 2025, 21:16

Adolfo Menéndez Menéndez (Gijón, 1958), abogado del Estado en la Audiencia Nacional, presidente de la Asociación Atlántica Española y secretario general de la Fundación ... Princesa de Asturias, ingresó este martes en la Real Academia Asturiana de la Jurisprudencia. En su discurso 'La agonía del derecho', el letrado hizo una reflexión sobre su profesión en los tiempos actuales en los que la digitalización, la inteligencia artificial y la robotización han acompañado y sustentado la globalización.

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Según Adolfo Menéndez «nuestra libertad y bienestar dependen sólo de nuestra capacidad de reflexión, de nuestro trabajo honrado y de nuestra capacidad adaptativa de la ley». Una contribución valiosa, que según este académico, «es esencial para el derecho universal», aseguró.

Añadió que la digitalización, la inteligencia artificial y la robotización han acompañado y sustentado la globalización que en compensación las acelera, «creando el espejismo de que van a sustituir definitivamente al dudoso criterio humano. Pero esto no será así porque en el mejor de los casos nos hallamos ante un proceso apasionante, abierto y lleno de incógnitas». dijo. Y continuó: «Pero nadie sensato puede decir, tampoco, que la intuición, la prudencia, la persuasión, la elocuencia, la paciencia, la envidia, el egoísmo o la grandeza humana, por decir algo, desaparecerán de la vida del Derecho».

Defensa del interés general

Además, Menéndez reflexionó en su discurso sobre la defensa del interés general de la población, que según él, «debe ser un esfuerzo compartido de la sociedad y de la Administración». Y explicó, además, que la irrupción de supuestas novedades institucionales, como la gobernanza corporativa, el control del cumplimiento normativo, la regulación de la prevención del blanqueo de capitales o de la lucha contra el terrorismo, «suelen no ser más que la traslación de técnicas clásicas del derecho público al derecho privado, lo que ratifica precisamente que la regulación económica es un terreno compartido».

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El nuevo miembro de honor de la Real Academia Asturiana de la Jurisprudencia señaló que la doctrina y la jurisprudencia contencioso-administrativa han trabajado tenazmente durante estos últimos doscientos cincuenta años para que «el control judicial pueda ser completo, real y efectivo. Si la Administración actúa fuera de su competencia o sin seguir el procedimiento legalmente establecido entrará en juego la ineficacia del acto administrativo, que podrá declararse nulo o anulable».

La labor de los jueces

En su discurso también ensalzó la labor de los jueces, utilizando las palabras de Eduardo García de Enterría, «La posición del juez frente a los administradores no es fruto de ninguna superioridad moral; procede, simplemente, de su condición de órgano de la Ley y el derecho, que son la verdadera y estable expresión de la voluntad general».

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Según indicó, el estado de derecho «es necesariamente un estado de justicia, en el sentido explícito de justicia judicial y no en cualquier otro más etéreo o evanescente. Justicia frente a la cual el poder público no puede pretender ninguna inmunidad».

Añadió que «actualmente estamos completamente rodeados de un nuevo analfabetismo, el analfabetismo de los que pueden leer palabras ásperas y palabras de odio, pero que son incapaces de comprender el sentido del lenguaje en función de su belleza o verdad», dijo. Al tiempo que afirmó que «no nos conviene abandonar el imperio de la ley sin saber antes en qué bosque nos adentramos, cuando por otro lado conocemos por experiencia lo fácil que podemos acabar en las garras de una indeseada e indeseable tiranía», sentenció el secretario general de la Fundación Princesa de Asturias.

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Para terminar, Menéndez, dijo convencido que «resulta imprescindible restaurar nuestra deteriorada ética social. Cumplir las normas siempre fue, y debería seguir siéndolo, una señal de honradez y reputación personal, administrativa o comercial».

Este es el discurso íntegro

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