«En cuanto al uso del asturiano en la Junta, en la mayoría de los casos se trata de un debate impostado»

Marcelino Marcos cree que el debate sobre el uso del asturiano en el Parlamento tiene bastante de «impostura». Señala que no hay problemas de comprensión en muchos debates y solo se agita el árbol cuando se quiere usar para «eclipsar» la discusión. Jurídicamente, recuerda que la Ley de uso permite expresarse en asturiano y en eonaviego y que su papel como presidente es garantizar el ejercicio parlamentario. «En la mayoría de las ocasiones, son debates impostados en su origen que derivan de un posicionamiento político sobre la oficialidad». Y concluye: «Si no se entiende, no se entiende nunca. Hay que trasladar serenidad, porque flaco favor se hace al asturiano y a otras iniciativas si quedan eclipsadas por trasladar su discusión a este asunto».

Sobre la reforma fallida, el presidente de la Junta puntualiza: «No creo que la FSA haya perdido ese debate, porque se hizo en base a una propuesta programática; no se engañó a nadie y se defendió siendo conscientes de cuáles eran las mayorías». Marcos Líndez rehuye la dicotomía entre quién ganó o perdió, pero le «apena» el hecho de que «la discusión se centrase en un solo tema». Echó en falta, por ejemplo, ahondar en las relaciones institucionales con los ayuntamientos. En cuanto a si los socialistas han cambiado de postura en los últimos años, destaca que «los partidos tienen derecho a cambiar de posiciones», y recuerda que durante el reciente Congreso de la FSA «se han ratificado los mismos planteamientos».

Preguntado por la idoneidad de establecer un cordón sanitario con Vox, reivindica su rol en la Junta: «Yo le doy voz a todos porque lo tenemos así acordado». No obstante, cree que «no se puede pretender que todo el mundo te escuche cuando tú reniegas de ese universo democrático». Va más allá y tilda de «llamativo» que Vox busque la representación cuando «en su programa están en contra de las autonomías».