«Lo bueno de este centro es que la víctima siempre se sentirá creída y nunca estará sola»

«Creída y acompañada». Dos compromisos con las víctimas de agresión sexual que pueden poner fin a la habitual capa de silencio y culpa que suele, o solía antes del estallido del 'Me too' y la sentencia de 'la Manada', cubrir los casos en los que una mujer es atacada sexualmente. «Lo bueno de este centro es que la víctima siempre se sentirá creída y, sobre todo, que nunca estará sola».

La coordinadora contra la Violencia de Género del Instituto Asturiano de la Mujer, Manuela Suárez, recuerda que estos dispositivos como el centro de crisis para víctimas de agresiones sexuales, abierto en Asturias el pasado 25 de noviembre, «vienen ya marcados dentro del Convenio de Estambul», en referencia a la convención del Consejo de Europa firmada en 2014.

«En el mundo anglosajón hay una gran tradición en este tipo de centros, por lo que nos documentamos mucho sobre cómo lo hacían en Estados Unidos y en el Reino Unido, ya que allí están logrando buenos resultados». El centro asturiano es el segundo de España, tras una iniciativa similar en Madrid, «pero tiene un carácter único: las víctimas no tienen porqué venir al centro, les ofrecemos terapia a domicilio».

Incluso, por redes sociales. «Las más jóvenes se mueven mucho más por las redes sociales. Para ellas resulta más cómodo utilizar el teléfono móvil, así que desde el 677 985 985 ofrecemos también ayuda vía whatsapp».

Con poco más de tres meses de vida, el recurso ha logrado ya «una gran colaboración y coordinación con las Fuerzas de Seguridad del Estado», así como con el resto de servicios regionales. Ahora mismo, explica Manuela Suárez, se ultima un protocolo de funcionamiento, que está ya muy avanzado». El objetivo, insiste, «es que la víctima nunca esté sola».