Las capturas de pescado caen más del 10% en un año, pero los precios se mantienen

De hecho, la cofradía de Santa Ana de Llanes supone una excepción dentro del marco global. Hace solo un año, mientras el resto veía como sus indicadores empeoraban, consiguió crecer por encima del 1%. También aumentó la facturación. En esta ocasión, ha conseguido mantener la tendencia.

Todo lo contrario sucede con la cofradía Virgen de la Guía de Ribadesella. En los últimos años, el volumen de facturación cayó por encima del 25% y el volumen de capturas, del 35%.

El mes de junio tampoco ha sido bueno en cuanto a cifras en la rula de Avilés. En comparación con el mismo periodo del año pasado se subastaron 325.000 kilos menos de pescado. Aunque en la cifra de negocio la caída es mucho más atenuada, ya que se dejaron de ingresar 200.000 euros (4,5 millones en junio de 2021 frente a los 4,3 de este) y confirma un desplome que se observa desde el inicio del año. Entre los múltiples factores que influyen en estos malos datos, hay que subrayar la escasez de chicharro. El año pasado en junio habían pasado por la lonja avilesina 867.592 kilos de esta especie, frente a los 343.285 de este curso. Aun así, no todo son malas noticias en la rula de este puerto. Por ejemplo, la merluza, que es la que mayor peso tiene sobre el total de la actividad pesquera en la ciudad, mantuvo un comportamiento similar al de 2021, aunque los datos sean ligeramente inferiores. De esta especie se rularon ya 333.369 kilos, que alcanzaron un precio total de 1.303.011 euros, lo que supone un 30% del total de la cifra de negocio de la lonja. El precio medio de la merluza fue de 3,91 euros, algo menos que en junio del año pasado cuando alcanzó los 4,31 euros de media. El valor menor se quedó en 0,18 euros y el más alto que se pagó superó ligeramente los catorce euros. El bocarte o la bacalada tuvieron un buen comportamiento en este primer semestre del año.

Por otra parte, el Cantábrico ya ofrece los primeros indicios de que la costera del bonito durará menos de lo previsto. En 2021, se produjo la campaña más breve de toda la historia al finalizar el 16 de agosto, tres días antes que la de 2020. En contraste, el 2017 había concluido el 13 de octubre y en el 2016, el 5 de ese mismo mes, fechas hasta la que acostumbra a durar en los años anteriores. Con una temperatura del agua simular a la del curso pasado y sin constancia de que haya cambiado el resto de factores, parece que el llegar a pensar en septiembre es utópico.

Durante el primer semestre de 2022 se capturaron un total de 17.363.767 kilos para una facturación total de más de 46 millones de euros. Sin embargo, ahora el margen de beneficio es mucho menor y esto ha obligado a la Confederación Española de Pesca (Cepesca) a afirmar que la inflación tiene «un impacto brutal. La patronal pesquera, está preocupada por el impacto de la inflación en el consumo de pescado «porque todos sabemos que cuando los precios suben, una de las cosas que pasan es que se deja de comer pescado». No es solo un problema para los consumidores, sino también para la salud de los españoles». De hecho, las pescaderías están empezando a notar en el día a día el descenso de las compras.

El Principado, consciente de los problemas que tiene el sector. Así pues, el Gobierno de Asturias incrementó un 23% las ayudas a las campañas de percebe, pulpo, angula y ocle respecto al año pasado. Esta línea, que contribuye al desarrollo de una actividad responsable y ambientalmente sostenible, está dotada con 431.500 euros. A través de este instrumento se acota el número de participantes, al tiempo que se regulan y controlan las especies. En este contexto, las subvenciones permiten reforzar la colaboración para una mejor ordenación, tanto en el medio, como en el largo plazo.

Además, el Gobierno de Asturias es contrario a la iniciativa europea que prohíbe realizar la pesca en fondos marinos superiores a los 400 metros. En este sentido, el consejero de Medio Rural y Cohesión Territorial, Alejandro Calvo, insistió en numerosas ocasiones sobre que «sin rentabilidad, no hay sostenibilidad». Junto al aumento del coste de la vida, que Bruselas se vuelva más flexible también es una prioridad absoluta.