Cincuenta y cuatro médicos renunciaron a una plaza fija en el Sespa para no trabajar en las alas

«Para que un profesional no quiera una plaza fija porque le toca en el Hospital de Jarrio, Cangas del Narcea o Arriondas, imagínate cómo tienen que ser las condiciones laborales», deslizó el secretario general del Simpa, José Antonio Vidal, partidario de que la Consejería «empiece por lo funcional del día a día», antes de abordar una reorganización del mapa sanitario que «va a llevar su tiempo». Modificar la cartografía de la sanidad asturiana, ahora dividida en ocho áreas sanitarias, pasa por redistribuir los recursos humanos y materiales existentes sin cerrar ningún dispositivo, tal como adelantaba Concepción Saavedra a EL COMERCIO en el mes de agosto.

Como primer paso, Salud prevé reducir o concentrar las gerencias que gestionan esas ocho áreas sanitarias, además de mejorar la coordinación entre los distintos hospitales públicos de la región. «Lo importante no es si tenemos ocho áreas, cinco o tres. La clave está en que se reorganice el trabajo, se optimice la estructura que ya está montada y se mejoren las condiciones del Servicio de Salud para que los profesionales jóvenes quieran quedarse o venir a trabajar aquí», considera Vidal, y así se lo hizo saber ayer a la consejera.

Actualmente, los hospitales periféricos se encuentran muy mermados de profesionales sanitarios y de prestaciones. Entre los médicos que renunciaron a su plaza -y prefirieron mantenerse como interinos-, hay especialistas en aparato digestivo, cirujanos, ginecólogos, urólogos y anestesistas. El Sindicato Médico plantea la posibilidad de especializar Jarrio, Cangas del Narcea y Arriondas en determinados servicios o intervenciones quirúrgicas, lo que ayudaría además a aliviar la lista de espera de otros equipamientos hospitalarios con mayor presión asistencial: «Por ejemplo, las operaciones de vesícula. Quizá no tendrían por qué realizarse en el HUCA, que ya se hace cargo de las cirugías complejas de toda Asturias, además de los pacientes del área sanitaria IV (Oviedo)».

Ayer se hizo hincapié, por otra parte, en la importancia de trabajar en red, de que «los diferentes servicios hospitalarios estén más interconectados» para evitar disfunciones. Una cuestión estrechamente relacionada con las listas de espera, que no dejan de engordar pese a los planes de choque que el Principado lleva poniendo en marcha desde la pandemia de covid. «Muchas veces, el sistema tiene a los pacientes dando vueltas de un servicio para otro, como si cada servicio fuera un compartimento estanco», lamentan los profesionales sanitarios.

La Consejería coincide con los profesionales en «la urgencia» de contener las listas de espera con un plan estructural, y «no con parches como hasta ahora», matiza José Antonio Vidal. «En las listas cabe todo, desde un bulto sospechoso que hay que analizar hasta un juanete. Desde una persona que necesita pasar por el quirófano para trabajar o está pasando muchos dolores a otra que no tiene cargas laborales o tiene una dolencia menor. Y eso no puede ser», describe el Sindicato Médico.

En lo que a listas de espera se refiere, y dentro de ese plan estructural que la consejera de Salud ya anunciaba al poco tiempo de tomar posesión de su cargo, la Saavedra baraja la posibilidad de actualizar la regulación de lo que se conoce como 'peonadas'. Es decir, de los programas especiales que suponen una remuneración extra a los especialistas que se avienen a estirar su jornada para operar o pasar consulta en horario de tarde. El marco legal de esos programas data de 2010. «Y para que todo eso funcione, hay que mejorar la Atención Primaria, donde este verano los profesionales hicieron horas a retorcer», rematan los sindicatos.