«En los últimos años se priorizó el gasto social sobre las infraestructuras y esto tenemos que corregirlo»
Juan Cofiño Vicepresidente del Principado ·
«¿78 ayuntamientos son muchos? Pues sí. Hay tamaños de concejos que no se corresponden con una lógica racional de las cosas»DANIEL FERNÁNDEZ
OVIEDO.
Domingo, 12 de junio 2022, 00:59
En la cuarta planta del Edificio Administrativo de Servicios Múltiples está su despacho. Sobrio. Con sillas, algunas, recién estrenadas. Otras lucen el respaldo desgastado. No ... hay autorización aún para cambiarlas. El atasco burocrático también afecta a la Administración. Ni siquiera el vicepresidente del Principado, Juan Cofiño, se libra de ello. Su mesa es un Himalaya de papeles, documentos, informes... Asturias entera, la de ahora y la de mañana, está en esta montaña de folios. «Sé perfectamente dónde está cada papel», afirma. Es el orden del desorden. En su centro de operaciones, Cofiño atiende a EL COMERCIO para repasar los proyectos que aún quedan por desarrollar en el año que resta de legislatura.
-Encaran el último tramo de una legislatura marcada por la pandemia. ¿Qué balance hace?
-Creo que se ha trabajado mucho y bien, con una pandemia para la que no estábamos entrenados nadie y creo que hemos salido bien de ella, la hemos gestionado bien. Y esa es la percepción que tiene la sociedad asturiana, de cómo hemos trabajado aquí con ayudas para todo el mundo hasta donde ha sido posible.
-¿Qué queda por hacer en estos meses?
-Tenemos que gestionar muy bien el presupuesto, aprobar algunas leyes importantes, como las de calidad ambiental y empleo público, que serán importantísimas para reordenar la Administración y quitar grasa a los procesos administrativos, la ley de creación de la agencia de innovación...
-¿En qué han fallado?
-Quizás los problemas sin resolver con la Administración del Estado en el ámbito de transición ecológica y en infraestructuras de transporte. Y matizo: estamos con el ministerio y Teresa Ribera en la transición verde, eso no tiene punto de retorno y no enmendamos ese camino. Lo que queremos es que la vicepresidenta entienda que necesitamos que se atienda nuestra peculiaridad.
-Pues no parece que les esté escuchando mucho.
-Hemos cerrado centrales térmicas, necesitamos apoyos económicos, que los tenemos, con los fondos next generation y de transición justa, pero necesitamos tiempo y que se entienda que para nosotros ese tránsito que tenemos que hacer es dificultoso. Necesitamos reponer lo que ha supuesto el cierre de las térmicas. No tanto en cuestiones de reposición energética, porque hay una apuesta muy fuerte por el hidrógeno, si no el músculo industrial que se perdió.
-Otra tensión con el Ejecutivo central: el asunto del lobo.
-Es siempre polémico, porque hay mucha pasión y poca razón. Asturias venía gestionando bien un plan que permitió que el número de ejemplares creciera de forma sostenible y ordenada y que permitía actuar cuando había exceso de población. La ministra siempre ha aceptado lo que Asturias hizo. Es más, quería hacer en el resto del país que lo se hacía en Asturias, pero lo cierto es que las cosas no han discurrido así.
-¿Y qué ha pasado entonces?
-No quiero señalar culpabilidades exclusivas en sede ministerial, pero es que el ministerio peca de no entender las necesidades de los territorios y en este caso las de un sector como el agroganadero. La aproximación no se ha hecho con la sensibilidad suficiente.
-Vamos, que en el Gobierno no entienden que hay mundo más allá del Guadarrama.
-Es una forma muy plástica de decirlo. Da la impresión de que se intenta renacionalizar el poder o centralizarlo de nuevo y se peca de una visión muy madrileña del mundo y como bien señalaba hay vida más allá del Guadarrama, afortunadamente.
Confianza en el Gobierno
-La ejecución presupuestaria del Estado en Asturias el pasado año apenas llegó al 41%. ¿Por qué hemos de creer que los retos inmediatos tendrán respuesta del Gobierno?
-Las infraestructuras en Asturias son un clásico. La región tiene resuelta buena parte de las infraestructuras que le comunican con el exterior, el AVE está a punto de ser una realidad, vamos a estrenar nuevas líneas en el aeropuerto,... Tenemos un problema de cercanías con Feve y tenemos que resolver el asuntillo del peaje del Huerna y darle más velocidad a infraestructuras como la autovía del Suroccidente, los accesos al Musel y los enlaces con la ZALIA. Pero eso no cuestiona el compromiso del Gobierno con Asturias.
-Seis meses después de entrar en vigor los presupuestos las nuevas bonificaciones del Huerna siguen sin aplicarse.
-Creo que ahí hay un problema de gestión administrativa del ministerio. No es tanto voluntad política como de pura gestión administrativa, que es compleja. Pero está a punto de resolverse.
-Atasco burocrático y sin llegar los fondos europeos. ¿Estamos realmente preparados para gestionarlos?
-La llegada de los fondos europeos supone un reto por su volumen, que es casi duplicar lo que cada año hacemos de esfuerzo en gestión. Hemos creado una oficina específica de asuntos europeos, se ha puesto en marcha un programa de trabajo temporal para reforzar la Administración con más de 200 personas vinculadas a perfiles del ámbito de gestión presupuestaria, estamos dando cursos de formación para preparar toda la maquinaria de funcionarios que tienen responsabilidad en estos asuntos, hemos llevado leyes al Parlamento... Hemos tocado todas las teclas que podemos tocar para que la gestión de los fondos sea un éxito.
-¿Temen que puedan perderse fondos por la burocracia?
-Claro que hay que estar en alerta, porque hay un reto de verdad. Hay algunos asuntos que siguen jugando en contra de la Administración. Por ejemplo, la ley de contratación del Estado, que es un problema tal y como está concebida. Pero claro, es una transposición de una directiva europea. O sea, no es fácil reformarla para hacerla más práctica, más ágil.
Administración «razonable»
-Más de 8.000 plazas de interinos serán regularizadas. ¿Podemos asumir este volumen?
-Tenemos una Administración con casi 40.000 empleados públicos. Es un tamaño razonable. El problema es que no tenemos los conocimientos, profesiones adecuadas a las competencias que tenemos y desarrollamos ahora. Son 8.500 plazas que sí podemos soportar, porque venimos pagando su nómina desde hace años. Ahora bien, si internalizas 8.500 interinos, probablemente incorpores a la Administración a personas que probablemente no son las que necesitamos en estos momentos.
-¿Habrá trasvase de funcionarios de unas áreas a otras?
-Claramente. Esto forma parte de un todo. ¿Qué sectores de empleo público crecerán en los próximos años? Seguramente los relacionados con la tercera edad, todos los ligados al mundo sociosanitario, otros tendrán que menguar. Determinados grupos de trabajadores que eran necesarios ya no lo son tanto, empiezan a dejar de serlo por la digitalización.
-¿Qué le parece que PP, Podemos, IU y Vox hayan rechazado habilitar julio para avanzar en la actividad legislativa?
-Inexplicable. La primera obligación de los parlamentarios es legislar. Se puede estar a favor de una ley o en contra, pero no obstaculizar su tramitación. Un diputado no puede negarse a trabajar, me parece insólito.
-Argumentan esos partidos que han tardado en presentar las leyes.
-¿Cómo que llegamos tarde? Hemos cumplido escrupulosamente el calendario con leyes complejas. Pero en todo caso, aunque solo sea a efectos de discusión, compro la mayor: llegamos tarde. ¿Eso es excusa para que no hagan su trabajo? Parecen un preadolescente enfadado con el mundo. IU merece un capítulo a parte. Han dicho que no admiten julio y yo añado que tampoco agosto y septiembre, porque lo que quieren es que no se aprueben estas leyes porque no les gustan. Pero, oigan, tienen dos diputados y porque no les guste no puede obstruir el procedimiento de aprobación porque eso es forzar los procedimientos.
-Usted ha sido clave para la llegada de Amazon. ¿Vendrán más inversiones?
-No he sido fundamental para nada, es gestión de equipos. Van a llegar nuevas inversiones. Claro que sí. El grandísimo proyecto es el de Arcelor y ahí todos nos hemos volcado, junto con el Gobierno central. Hay presentados a fondos Next Generation proyectos muy importantes de empresas como AZSA, Capsa, Ence, EdP, con proyectos importantísimos. Las cosas necesitan su gestión y tiempos y viendo lo que hay encima de la mesa, Asturias irá bien.
-Argayos, retrasos perpetuos en las grandes obras, marcha de Danone, cierre de la térmica... ¿El suroccidente no cree que tiene motivos suficientes para ponerse en pie de guerra?
-Entiendo el malestar. Es un territorio amplio, muy despoblado, con poca actividad y poco pulso económico y problemas de infraestructuras que hay que resolver. Entiendo el malestar, pero a renglón seguido digo que los números dicen que el esfuerzo que se hace por habitante en esta comarca es comparativamente mayor que en cualquier otro territorio. Estamos haciendo un esfuerzo tremendo para mantener escuelas con muy pocos alumnos, los hospitales, centros de salud,... ¿Es suficiente? Pues no. Falta el músculo económico. Tenemos que animar al sector privado.
-Las infraestructuras no ayudan a ello.
-Tenemos en Asturias 4.400 kilómetros de carreteras. Ahora lo que nos queda es mantener ese sistema, con costes de mantenimiento grandes. Y nos está costando porque todas las administraciones hemos priorizado en los últimos años el gasto social y la parte de infraestructuras se ha ido quedando. Y eso se ve año tras año cuando llegan los temporales. Llueve y diluvia sobre debilidad estructural y esto tenemos que corregirlo.
-¿Hay que revisar las prioridades de gasto?
-Estamos obligados a ello. Tenemos que hacer un ejercicio de análisis y de auditoría de gasto, saber dónde ser más eficientes y dónde es necesario aumentar recursos.
-¿Qué cambiaría de la ley de contratos si solo pudiera cambiar una cosa?
-Lo que nos sucede con muchos contratos es que se restringe tanto la consideración de lo que es la parte objetiva a valorar, el precio, en detrimento de considerar otras propuestas más valorables y que ahora mismo la ley no las concibe así. Y el funcionario se proyecta en lo que dice la ley en términos regresivos, es decir, las condiciones objetivas a valorar son en estos momentos única y exclusivamente el precio, y eso es malo. Porque en muchas ocasiones lo barato sale caro.
Reto demográfico
-Asturias se queda sin asturianos. ¿Qué estamos haciendo mal?
-El problema demográfico lo es de la sociedad occidental. El problema del declive demográfico se simplifica diciendo que está ligado al músculo económico. Y no, porque la estadística lo desmiente. Resulta que la regresión demográfica está sucediendo en el occidente con mayor músculo económico, como es Europa. Por lo tanto no es el único problema. Tiene que ver con la economía, la conciliación laboral, un modelo de vida de muchas parejas o familias que han decidido como modelo de vida no tener hijos, legítimo por otra parte. Hay otro factor del que no se quiere hablar, por muchas medidas que implementemos, incluidas las natalistas y fiscales que creo que tienen poca eficacia al final, como es la inmigración. Hay que poner en relación al mundo del trabajo con la inmigración, que llegue a Asturias gente joven con ganas de trabajar.
-¿Y cómo se hace?
-Es un tema sensible. La emigración ahora mismo no responde a ninguna pauta planificadora, pero hay que ordenarla un poco y poner en conexión a la empresa con el demandante que está al otro lado del Atlántico con las cámaras de comercio, las asociaciones empresariales, las embajadas... Si hay gente que quiere trabajar y tiene una esperanza, hay que conectarlos.
-¿Estamos en condiciones de seguir teniendo 78 concejos o habría que replantearse el mapa?
-Se está trabajando en la reordenación del territorio. Es un tema muy difícil de abordar. ¿78 ayuntamientos son muchos? Pues sí. Hay ayuntamientos que desde una perspectiva de racionalización de las cosas y de gestión pues seguramente sería cuestionable su propia existencia, pero claro, hay que respetar también la pulsión territorial, el apego a lo propio. Es un asunto difícil, pero hay que entrar en él porque nos va a llevar las propias circunstancias.
-Una de ellas es la económica. Porque ayuntamientos más grandes optarían a más fondos.
-Hay tamaños que no se corresponden con una lógica racional de las cosas. Pero insisto en que es un tema difícil y creo que mi partido tiene que hacer ese debate. Hay un mecanismo en el Estatuto de autonomía y que no está ensayado que es el de las comarcas funcionales. Y no digo tanto comarcas como una estructura administrativa, sino que igual tenemos que empezar a comarcalizar servicios. Ese es el camino que tenemos que recorrer en los próximos años y habrá que empezar ya, porque el instrumento está ahí y tenemos que empezar a dibujar las comarcas funcionales de verdad: centralizar servicios en comarcas para hacer más eficiente todo, como un mecanismo que conviva con lo local y con lo general.
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