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Colas para entrar al centro comercial Parque Principado.

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Colas para entrar al centro comercial Parque Principado. PABLO NOSTI

Colas en los centros comerciales, pero aún pocos clientes en las cafeterías

Asturias se enfrenta de forma desigual a la reapertura de la hostelería y las grandes superficies

YAGO GONZÁLEZ / ALBERTO ARCE / JUAN VEGA / NATALIA VIVAR / ALEJANDRO L. JAMBRINA

Lunes, 14 de diciembre 2020, 11:50

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A las 9.45 de esta mañana, una cola de medio centenar de personas aguardaba la apertura de El Corte Inglés de la calle Uría de Oviedo. Una de ellas, Pilar Arias, argumenta sus motivos: «Madrugo para evitar aglomeraciones porque esto se va a llenar por las tardes». Opinión parecida tiene Conchita Jano, que prefiere hacer sus compras navideñas a primera hora para no juntarse con demasiada gente los fines de semana. Así amaneció uno de los principales centros comerciales de la ciudad en la primera jornada de apertura de estos espacios, tras cuarenta días de cierre forzoso.

La apertura de la hostelería ha sido algo más «caótica». Así lo señala Sonia Brea, dueña de la cafetería Bistrot & Coffee de la misma calle ovetense. «Con las nuevas limitaciones, me han matado el bar. Me quedan tres mesas en una terraza que tenía doce, y media docena en el interior», asegura. Por lo tanto, no le queda más remedio que seguir haciendo lo que ha hecho este último mes: vender cafés para llevar. Confía en la llegada del buen tiempo para que mejoren las cosas. Mejor impresión tiene Javier Fervienza, que regenta la cafetería Mi Mamut, en la calle Nueve de Mayo. «Abrimos a las 8.15 y hasta las 10.30 hemos funcionado muy bien», afirma Javier, que no obstante echa de menos «al cliente de barra de toda la vida, el que llegaba, se tomaba un café rápido y se iba». Ese tipo de cliente, dice, «está totalmente desaparecido». Y Daniel Gómez, del restaurante El Tizón, en la calle Caveda, ha primado «la productividad del negocio sobre la estética del local». El establecimiento tiene una de las barras más largas de Oviedo, y Daniel la ha remodelado para colocar mesitas individuales y de dos personas.

Siero

En la entrada de Parque Principado, centenares de personas se agruparon para aprovechar la reapertura. Algunos acudieron incluso con una hora de antelación para realizar sus compras cuanto antes. Es el caso de María Fernández y Patricia Tejero, que calificaron la situación como «una locura». «Venimos a comprar lo que no pudimos comprar en la tienda online», aseguran segundos antes de entrar en el centro. Por su parte, el director gerente del Parque, Fernando García, ha asegurado que, desde la organización, ya contaban con una posible «avalancha» de clientes, y que el centro cuenta con las medidas necesarias para «garantizar» la seguridad de todos. Además de los comercios, también fue el turno de los negocios hosteleros. En la cafetería Carte D'Or, Beatriz Méndez volvió a servir un descafeinado con sacarina a Mary Valvidares, que se mostró muy emocionada por volver a recuperar la tradición de tomarse el café, después de su paseo desde Colloto. «Teníamos ganas de volver a ver esto lleno de vida», dice la clienta. En Pola de Siero, la reapertura de la hostelería se produjo de manera progresiva. Las terrazas de los negocios no se llenaron desde primera hora de la mañana debido a lluvia. Con el paso de las horas, la afluencia de personas ha ido aumentando poco a poco.

Gijón

En Gijón, el mal tiempo y las continuas lluvias no han acompañado a la reapertura de los bares. Las calles del centro han amanecido con poco tránsito y sólo algunas personas han acudido a primera hora a los establecimientos abiertos. No son muchas las persianas alzadas y el «desconcierto» se ha notado en los locales, que tan solo pudieron recibir algún que otro visitante habitual. Verónica Blanco, de Dolce Vero, en la plaza del Carmen, muestra su descontento: «Con tanto abre y cierra, la reapertura está siendo muy floja». Por su parte, la calle Corrida se ha despertado más transitada. «Sólo pedimos que no nos encierren más», reclama Bárbara Rua, de Korynto, con su local a todo gas. «Ya hemos sacrificado demasiado, que nos dejen trabajar», sentencia.

Avilés y Corvera

Hacía cuarenta días que la hostelería avilesina echó la persiana y para la mayoría de hosteleros la espera se ha hecho demasiado larga. Hoy la mayoría de bares y cafeterías de la ciudad han vuelto a abrir, pero ha costado recuperar la motivación sabiendo que las condiciones no son las que el sector esperaba. «Estamos muy limitados y así nos va a costar mucho volver a recuperarnos económicamente», reconocía a las nueve de la mañana Patricia Aguilar, dueña del bar Edilan Café. «De momento han pasado muy pocos clientes y que esté lloviendo a mares tampoco nos ayuda. Por mi parte reconozco que no tenía ilusión por volver a abrir porque me temo que en enero nos vayan a volver a cerrar y así no vamos a levantar cabeza nunca», pronostica con poco optimismo la hostelera avilesina.

En otros locales de la ciudad han conseguido combatir la lluvia con toldos y sombrillas en las terrazas. «No es la mejor opción y ojalá vulva el buen tiempo que hemos tenido todo el otoño, pero al menos anima a los clientes a volver», señalan Alberto Méndez y Ana Suárez, dueños del bar Dream Sport. En su caso aún mantienen en ERTE a tres trabajadores «porque no hay trabajo para más, depende de como nos vaya esta primera semana decidiremos si se reincorporan».

En la cafetería La Biblioteca, en cambio, han optado mor mantener a todos sus empleados y adaptar las tareas que realiza cada uno. «El equipo está contentísimo de poder volver a abrir porque psicológicamente nos da a todos mucha vida. Eso sí, los límites de aforo no nos vienen nada bien, pero hay que entenderlo porque si no en enero volveremos a estar cerrados», asume Mónica Suárez, dueña de la Biblioteca.

En definitiva, está siendo una mañana tranquila para la hostelería, lo que contrasta con los centros comerciales de la comarca en los que se vieron colas desde primera hora. «Ya era hora de que los centros comerciales volviesen a estar abiertos porque estamos a mediados de diciembre y no hemos podido comprar la decoración navideña ni los regalos, yo voy a aprovechar a hacer todas mis compras hoy por si nos vuelven a cerrar», bromeaba a primera hora Eugenia Cano, que acudió junto a su marido al centro comercial ParqueAstur de Corvera. «He visto colas en las cajas del supermercado y de las perfumerías, pero tampoco hay aglomeraciones y se puede aparcar sin problemas, eso es lo importante», comentaba Cano.

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