Sonoras protestas en Lugones y Sama por el cierre de la hostelería

Con velas y cruces, hosteleros, comerciantes, vecinos y políticos procesionaron ayer a la caída del sol por el centro de Lugones como símbolo de protesta ante lo que los sierenses consideran «la muerte de la hostelería»: el segundo cerrojazo impuesto al sector hace menos de una semana. La marcha fue convocada por los hosteleros, pero el comercio local, también afectado por la medida, se unió a la manifestación, que tomó las calles de la localidad con el beneplácito de conductores y vecinos.

La lluvia no impidió que 400 personas se uniesen a la causa. Asociaciones de comerciantes locales de la Pola y Lugones, de hosteleros, de vecinos e incluso representantes de la oposición en el Ayuntamiento se sumaron a la protesta. Su preocupación compartida: la tardanza de las hipotéticas ayudas y la posibilidad de que muchas persianas no vuelvan a levantarse en un futuro debido a la incapacidad de muchos negocios para resistir un segundo cierre en el año.

«Ya que no nos dejan trabajar lo que pedimos es un plan de ayudas directas y que salga ya, las facturas llegan y no hay ingresos; mientras que en otras comunidades autónomas ya se está haciendo, aquí no sabemos qué va a pasar», reclamó Roberto Valdés, presidente de la Asociación de Hostelería de Lugones, quien considera que las actuales medidas tomadas por el Principado «no dejan de ser un cierre encubierto» del sector. Y añadió: «Prohibir recoger cafés y pinchos para llevar es rizar el rizo».

«Si nos mojamos que sea por una buena causa», animaron desde la junta directiva de la asociación hostelera, organizadora de la movilización. Valdés avanzó que las manifestaciones continuarán, mañana se trasladará la protesta a la Pola a las 11 horas.

Precisamente Blanca García, presidenta de la Asociación Comercio Local de Pola Siero, defendió la necesidad de «hacer piña» ya que «es todo una cadena». «Somos vitales los unos para los otros y estamos dispuestos a poner de nuestra parte para atajar esta pandemia, pero las administraciones también tendrán que poner de la suya», reivindicó la secretaria de Asociación de Servicios y Comercio de Lugones, Rosa Vázquez.

En las comarcas mineras, las protestas continuaron ayer y lo hicieron también con una marcha. Dio comienzo en La Felguera y la larga cola de autónomos, hosteleros y pequeños comerciantes discurrió por sus calles hasta llegar al distrito de Sama.

El objetivo era claro: hacerse oír ante el Ayuntamiento, donde en ese momento se estaba celebrando un Pleno extraordinario para aprobar una bajada del IBI. El ruido de los petardos llegó hasta la sesión y los ediles debatieron sobre las necesidades de los sectores más castigados por la pandemia.

Y esa llamada de atención surtió efecto porque por la tarde comenzaron las primeras reuniones telemáticas con los representantes de los colectivos de afectados. Se tuvo que hacer de forma separada, porque algunos de ellos así lo prefieren. Las reclamaciones, ahora dirigidas al Consistorio, son que se agilicen la concesión de ayudas que pueden llegar a los 500 euros por negocio. Pero lo esencial para ellos, tal y como gritaron por las principales calles del concejo, es poder trabajar.