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La mañana que Pría enmudeció
Se cumplen diez días del brutal asesinato del concejal llanisco Javier Ardines
LUCÍA RAMOS
LLANES.
Domingo, 26 de agosto 2018, 03:30
La jornada del pasado 16 de agosto debería haber sido de fiesta en Llanes, pero un crimen de una crudeza nunca vista en la zona hizo enmudecer a toda la parroquia de Pría y conmocionó a la región entera. A las ocho de la mañana, un vecino de la pequeña localidad de Belmonte se topó con una escena que ya nunca olvidará. A pocos metros de la puerta de su casa, en un camino apenas transitado y tendido sobre el asfalto, en medio de un «reguero» de sangre, se encontraba el cadáver de un hombre. Al impacto de semejante hallazgo se sumaría, minutos después, la consternación de descubrir que se trataba de su vecino y amigo Javier Ardines. Llanes acababa de perder a uno de los mayores defensores de su medio rural y de su costa.
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Al concejal de IU y pescador le habían tendido una trampa en plena oscuridad, cuando se dirigía al puerto de Llanes para ir a trabajar a bordo de su embarcación, la 'Bramadoria'. Habían colocado tres vallas de obra en medio del camino que se dirige a su casa y habían esperado a que se apease de la furgoneta gris que conducía, y que estaba arrancada en el momento del hallazgo del cadáver, para apartarlas. Fue entonces cuando al menos dos personas, según consideran los investigadores, salieron de entre las sombras de aquella madrugada negra y atacaron al político. Le mataron a golpes. Tres, en la cabeza, propinados con un objeto contundente y romo. Eran las seis de la madrugada, la misma hora a la que los vecinos oyeron fuertes voces.
Fue allí, a apenas unos metros de su casa y a tan solo dos kilómetros de los bufones que tanto amaba y que dieron nombre a su barco donde Javier Ardines, «un hombre bueno, justo e íntegro», como le definen sus compañeros, encontró la muerte, dejando helada a toda Asturias.
Aquella mañana de San Roque, cuando la trágica noticia comenzó a correr como la pólvora, fue como si el tiempo se hubiese detenido. En medio del estupor, numerosos amigos y familiares comenzaron a congregarse a la entrada del camino donde fue asesinado y donde ya trabajaban los agentes de la Policía Judicial de la Comandancia de Gijón de la Guardia Civil, que desde el primer momento se hizo cargo del caso.
Respuesta ciudadana
Lo impactante del suceso hizo que a la sociedad llanisca y asturiana le costase un tiempo reaccionar, pero lo hizo. Vaya si lo hizo. El lunes, los compañeros de faena de Javier Ardines fueron los primeros en rendirle homenaje, con un minuto de silencio, en la rula llanisca. Las banderas de las embarcaciones, al igual que las de todo el concejo, ondeaban a media asta desde el viernes. La misma tarde del lunes, cientos de vecinos y amigos del concejal se concentraron en Nueva para manifestar su repulsa a un crimen que todavía hoy, diez días después, nadie consigue explicarse.
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Las muestras de apoyo a los allegados y de condena al asesinato se fueron sucediendo a lo largo de la semana, y el martes fueron cerca de un millar las personas que acudieron al homenaje que los compañeros del edil en IU organizaron en Llanes. Como ya habían pedido desde el gobierno y la familia de Ardines, sus compañeros apelaron a la prudencia. También exigieron justicia y un castigo ejemplar para los culpables.
Investigación
Desde la mañana del asesinato el trabajo de los investigadores ha sido incansable. Reforzados desde este miércoles por efectivos de la Unidad Central Operativa, se afanan en peinar la zona donde se produjo el crimen, tomar declaración al entorno del concejal para reconstruir sus últimos días de vida, analizar las huellas y restos biológicos encontrados, así como las antenas de telefonía para identificar los móviles que estuvieron en la zona la noche del asesinato. Los esfuerzos no cesarán para que la muerte de este 'gallo rojo' no quede impune.
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