«Si sirve para que no se acerque a otra niña me doy por satisfecho»

langreo. Justiniano Sánchez, vecino de Gijón, sabe que lo que hizo en octubre de 2013 «no está bien». Atacó a un vecino de la comarca del Nalón, O. R. de 41 años por mantener conversaciones por whatsapp con su hija de once años, a las 23 horas. Conversaciones «sobre con que ropa dormía y en las que le pedía que no contase nada a sus padres».

Ayer, a la salida del Juzgado de lo Penal de Langreo, que le condenó a dos años de prisión y una indemnización de 8.000 euros más los costes judiciales, reconocía que «hay mejores formas de hacer las cosas. Yo creo que actué como cualquier padre obcecado». De la indemnización, que admitía «no sé como podré pagarla. Soy un trabajador normal con una familia con cuatro hijos a mi cargo».

Sánchez explicaba que «estoy seguro que me defendí porque nada más verme se abalanzó sobre mi, yo fui al coche y tenía un palo con el que suelo andar por el monte y le pegué. No estoy satisfecho, igual ahora no lo volvería a hacer, pero estaba muy nervioso y ofendido, pero hay que verse en ese momento enfrente del acosador de tu hija. Ahora tengo que acatar la pena. Me arrepiento, pero si sirve para que cualquier niña no llegue a las manos de este señor, para que no se acerque a ninguna otra, me doy por satisfecho».

La pena le fue impuesta tras llegar a un acuerdo entre los abogados, ayer, en los juzgados langreanos. La defensa presentó un informe médico en el que se relatan las secuelas en un hombro y un segundo, en el que se acredita que tiene una minusvalía del 40% y una edad mental inferior a la suya.

El acoso, pendiente de juicio

Los hechos ocurrieron en 2013 cuando Sánchez interceptó las conversaciones de su hija y se citó con el supuesto estafador en la estación de Renfe de Sama de Langreo. Nada más producirse el encuentro, tuvo lugar la pelea vista ayer en el juzgado de Langreo.

Desde el primer momento Sánchez y su familia han recibido el apoyo de muchos langreanos, que ayer no sabían como agradecer. Ahora son la propia abogada de la familia y los amigos cercanos los que piden ayuda para esta familia. Y es que -aseguran- «no sabemos como se las van a arreglar para pagar esta indemnización. Tememos que pueda ir a prisión porque, como muchas personas, viven al día».

Mientras piden a todos alguna ayuda económica, a través una cuenta del Banco Santander, para ayudar a pagar los 8.000 euros.

Pendiente queda ahora, el juicio por el supuesto acoso a la menor, ya que la familia denunció a O. R. por los mensajes que mantenía con su hija. La menor ya ha acudido a una exploración médica, pero por el momento