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La peña El Sutu consiguió salir a flote con su chiringuito 'El Sutu Beach Club' animada por el público.

El descenso folclórico desborda el Nalón

Un total de 39 artilugios trataron de bajar el río en una de las ediciones más multitudinarias de los últimos años

MARÍA GANCEDO

Domingo, 21 de agosto 2016, 01:42

«El descenso folclórico no es una tradición, es una obligación, que llevamos en la sangre desde siempre», aseguraba Cecilia Canteli de Villoria, quien bajó el río por primera vez con catorce años y solo el embarazo hizo que lo dejara; temporalmente, eso sí. Ayer participó en el desfile con la peña Barettini vestida de Batman acompañada por un montón de amigos, su marido y sus hijas, que pasearon por las calles de Laviana por primera vez con menos de un año. «Preferimos venir aquí que ir de vacaciones», añadía Canteli antes de sentarse junto al Puente del Arco para ver bajar las embarcaciones en uno de los descensos más multitudinarios que se recuerdan en Laviana.

Si bien el número de carrozas ya suponía un aumento considerable de participantes -39 artilugios y más de dos mil participantes-, los espectadores atraídos por la fiesta y el buen tiempo multiplicaron esa cifra. Por las calles difícilmente se encontraba un hueco libre durante el desfile.

«Podré llevar aquí dos horas», reconocía Yolanda Díaz, que no se ha perdido el desfile en los últimos treinta años. «Lo mejor es verlos pasar y ver cómo disfrutan y lo bien que se lo pasan. Es una fiesta para estar todos unidos y hacer amigos», indicaba esta lavianesa, que estaba sentada en una silla plegable junto a la calzada.

Prueba de ello era la peña de Llorio, una de las más numerosas con más de cuatrocientos participantes que ayer se convirtieron en Minions con el villano Gru sobre la embarcación. «Disfrutar todos juntos es lo mejor de esta fiesta», remarcaba Lía Fernández, vestida con peto y camiseta amarilla.

Otros que optaron por los personajes de ficción fueron los de la peña LDP, que se convirtieron en Los Vengadores, los de El Bajo, con la Perla Negra de 'Piratas del Caribe', o La guitarra, que recurrió a las creencias populares reviviendo a la Catrina mexicana. También hubo hueco para la crítica política y la actualidad. Así los aros de los Juegos Olímpicos pasearon por las calles de la mano de El Sol, tampoco se quiso perder el evento -a pesar del Brexit- Isabel II de Inglaterra, acompañada de un nutrido séquito de la Guardia Real. Ni siquiera los polémicos cubos de Laviana faltaron a la cita como tampoco lo hicieron los cazapokémon. Todos a una, a ritmo de bachata y refrescados por las mangueras y cubos de agua de los vecinos. «Es una fiesta muy animada», describieron los leridanos Mario Tomás y Marta Ruestes en su primera visita a Asturias.

«Cada año las carrozas son mejores», remarcaba el boxeador José Manuel Iglesias, más conocido como 'Príncipe Punky', quien salió a ver el desfile acompañado por su familia. «El año que viene intentaremos hacer el descenso», adelantó. Una promesa que también hicieron los de la peña Como Yera Antes, de Valdesoto y vestidos de banderas de Asturias: «Para el cincuenta aniversario bajamos».

Sin espacio

Tampoco en los prados junto al Nalón había mucho espacio. Los mejores sitios ya estaban ocupados desde primera hora de la tarde. Y es que algunos fieles al descenso prefieren coger posiciones para verlos bajar el río antes que recorrer las calles. Es el caso de Puri Herrero de La Felguera. «Es donde está la diversión», indicaba. Opinión compartida por los belgas Alfonso Fueyo y Rosa Díaz, quienes disfrutaron del descenso desde Puente del Arco. «Hemos venido más veces y nos encanta el folclore», aseguraron estos hijos de emigrantes.

El barcelonés Ramón Bosch estaba algo perplejo. «Es una fiesta muy curiosa», dijo sorprendido porque las embarcaciones flotasen en el río. Y está la gracia de la fiesta. Por ejemplo, la estructura del barco de la peña Hernesto de Hannover se hizo pedazos al entrar en el río. Otros consiguieron llegar a La Chalana -no sin esfuerzo- como el chiringuito playero de la peña El Sutu o el castillo encantado de El Chalanín.

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