Refuerzan la ladera de Boo que argayó y provocó la muerte de un vecino

Las obras para asegurar el talud de Boo que se desprendió el pasado 19 de diciembre y acabó con la vida de un vecino de la localidad allerana comienzan hoy mismo, según confirmó el regidor del concejo, el socialista Juan Carlos Iglesia. A lo largo de la jornada de ayer se procedió a trasladar al material necesario para ejecutar los trabajos, que darán inicio después de haberse completado las labores previas para eliminar los riesgos de que se produzcan nuevos argayos. El gasto que va a afrontar el Ayuntamiento en esta obra de emergencias asciende a 104.000 euros y se espera que esté ejecutada a principios de marzo si la meteorología lo permite, subraya el alcalde.

La primera parte de la actuación será la de colocar burones en la roca y una malla metálica -cuya instalación dará comienzo el lunes- para la contención de las piedras. El objetivo es eliminar riesgos de nuevos desprendimientos. La víctima mortal fue José Antonio Lesmes Botrá, de 77 años; quedó atrapado por el desprendimiento cuando daba un paseo por un camino en Puenxo. El presidente de la asociación de vecinos, Gaspar Vázquez, recordaba tras el trágico suceso que se llevaba tiempo avisando de los constantes corrimientos de tierras en la zona, que achacan a las antiguas labores mineras. De hecho, hace casi treinta años ya hubo un desprendimiento que se llevó por delante varias casas a escasos metros del argayo del pasado mes de diciembre. Entonces, las viviendas ya estaban desalojadas.

No es la primera vez que hay que actuar en la zona. En febrero de 2018 se culminaba la obra de construcción de un muro de contención ante el riesgo de desprendimiento de la conocida como la peña de El Picu, muy próxima a la del argayo de Boo. Los trabajos contaron entonces con un presupuesto de poco más de 68.000 euros. Pero esa labor fue inicial; todavía están pendientes las soluciones definitivas que se tenían que plasmar en un estudio encargado para determinar las causas de la posible rotura de la roca, un peñasco de 720 toneladas.

El muro fue el primer paso, pero existen otras obras necesarias, como una limpieza en profundidad de la roca para quitar la vegetación, la instalación de dos mallas metálicas de seguridad, una triple torsión y una segunda de alta resistencia. También estaba prevista la colocación de burones y la construcción de canales de drenaje en la parte superior para impedir que el agua siga generando el desgaste en la roca y nuevas filtraciones.

El documento, que fue redactado por la empresa Geoconsult, determina también el origen del riesgo de fractura de la peña y posible caída. En este sentido, el texto apunta a las propias características de la roca, a la rotura de la misma, a la pendiente del terreno y, también, a la actuación humana con la adecuación de un talud y a la subsidencia (hundimiento) minera de la zona. A esta última causa señalan los vecinos para explicar el movimiento de tierras en el propio núcleo del pueblo y que provocó también la aparición de grietas en las viviendas, causa por la que prevén demandar a Hunosa en cuanto se redacte un nuevo informe geológico en la zona.