«La lucha contra la covid ralentizó al resto de proyectos de investigación»

-¿Qué contó a su auditorio?

-Los aspectos que tratamos en el laboratorio, como el uso de virus oncolíticos de aves para el tratamiento de algunos tumores. Tratamos de buscar virus que no estén adaptados a mamíferos, que sean virus de especies lejanas, pero no tanto como para no ser capaces de replicarse en células humanas tumorales. La posibilidad que permite el uso de estos virus adaptados a aves es que se han adaptado a ellas por tener la capacidad de suprimir la respuesta en aves, pero no tienen la capacidad de suprimir la respuesta inmune en humanos.

-¿Qué resultados han tenido?

-Trabajamos con dos virus, el de la enfermedad de Newcastle y de la bursitis infecciosa. Ambos, en pollitos, pueden causar problemas muy graves, pero a las personas no les pasa nada, salvo alguna conjuntivitis o una infección menor. Esta especificidad aviar haría pensar que el virus es para aves y ya está. Pero lo que hemos visto es que algunas tumorales son susceptibles de las infecciones por estos virus. Y no solo eso, el virus puede replicar y destruirlas. Esa destrucción activa una respuesta inmune. Como una vacuna.

-¿Qué protege contra el cáncer?

-Durante la replicación de los virus en estas células tumorales se induce la inmunidad no solo frente al virus, sino también la inmunidad propia frente a ciertos fragmentos de proteínas tumorales que tenemos únicos, en los antígenos tumorales específicos. En ese ambiente de replicación viral, de peligro que nuestro cuerpo detecta, quiere ir a atacar a esos antígenos tumorales específicos y reacciona contra ellos como si estuviese ante lo antígenos virales. Es hacer despertar al sistema inmune contra el tumor del paciente y conseguir no solo la destrucción del tumor sobre el que hemos inyectado el virus, sino que la inmunidad, en caso de metástasis, podía estimular al sistema inmune para atacar a todas las células cancerígenas, allí donde estén.

-¿Blindar a nuestro sistema inmunológico contra el cáncer?

-Es tratar de convencer a nuestro sistema inmune de que eso que tenemos ahí (el tumor) y está permitiendo que crezca es malo, que debe atacarlo, ahí o dónde sea. Y le vamos a enseñar cómo atacarlo mediante el uso de un virus. Un virus que no le causará ningún daño, porque pertenece a otra especie.

-¿Y eso en qué fase está?

-Hay cuatro virus oncolíticos en el mercado. Nosotros lo que hacemos es más modesto, lo estamos probando en modelos animales de difícil cura: el gliobastoma y el cáncer de páncreas.

-¿Llegará el momento en que el oncólogo nos diga páncreas los pacientes tengamos más esperanza de vida que ahora?

-Es una de las cosas que les digo a mis estudiantes: Tenéis una vida muy limitada y un circuito científico muy limitado, dedicad el tiempo a aquellas cosas que sean de difícil solución, donde tengas más impacto. Y los tumores de páncreas son uno de esos. Y el gliobastoma, otro.

-¿Está próxima su derrota?

-Acabamos de celebrar el Día del Cáncer de Mama, un tipo de tumor que ha tenido una transformación bestial. Ahora es muy difícil que mate. El gliobastoma es más complicado, es un tumor que está dentro de cráneo, una barrera impermeable a muchos tratamientos. Si se usasen virus habría que hacerlo intracraneal. El otro problema, son virus que estimulan el sistema humano, pero en el cerebro funciona de otra manera.

-La velocidad de respuesta a que obligó la covid, ¿ha favorecido a los investigadores de otras materias? ¿Tienen más fondos?

-No. Durante estos años solo hemos podido trabajar sobre covid. Cuando llegó la pandemia yo estaba en un proyecto a tres años para cumplir unos objetivos. Y no los he podido cumplir. La covid ha supuesto una ralentización del resto de proyectos de investigación. Durante tres meses, al laboratorio solo podían entrar los investigadores de covid. Y sobre fondos, no veo un incremento de fondos. Puede que haya detallitos o más becas, pero a nosotros no nos está llegando más dinero.