Madrugar para «echar el día hasta cansar» en la Feria de Muestras de Asturias
Una vecina de El Berrón fue la primera en estrenar la 68 Fidma, con cita directa en Santa Lucía «para recoger un regalo»
Llegaba directa desde El Berrón, en Siero, con su primera parada perfectamente marcada: el estand de Santa Lucía «para recoger un regalo». Marta Franco es una de tantos miles de fieles que cada verano visita la Feria Internacional de Muestras de Asturias (Fidma), aunque en esta ocasión fue además la primera en franquear la puerta de la entrada principal. «Sí suelo venir el primer día, pero no pensaba que fuera a ser la primera, imaginaba que tendría más gente delante», explicaba. Tras su paso por el puesto de la compañía de seguros su intención era recorrer puestos como los de las máquinas de limpieza –«siempre paso por el Rainbow y por todas»– y llevarse, como suele hacer todos los años, «cosas para la casa».
Desde varios minutos antes de que el recinto ferial abriera este sábado sus puertas al público, decenas de personas hacían cola frente a las taquillas y la puerta principal, algunos sin disimular cierta ansia por pasar cuanto antes el control de entradas. «¿Todavía no se puede?», preguntaba un impaciente visitante a un personal de seguridad que en los momentos en los que la fila intentaba tornarse en mogollón tenían que instar a la gente a no entorpecer la entrada al personal que en cuanto accedieran a la Feria debería atenderla en el interior. «Por favor, abran pasillo, porque tienen que entrar los trabajadores», les pedían.
Sin ser los primeros, en uno de los puestos más adelantados de esas filas también estaban los avilesinos Belén González y Marcos Díez, con su hijo Enol. «Venimos todos los veranos, y en esta ocasión nos cuadró hacerlo el primer día», apuntaba el padre. «Pasaremos aquí todo el día, hasta que cansemos», aventuraba ella, quien confesaba que nunca falta la compra de «utensilios para la casa o alguna novedad». Tampoco de comida. «Empanadas y bocatas de calamares», remarcaba el pequeño Enol, a quien sus padres prometían llevar como primera parada «a los pabellones con juegos interactivos».
Agustina Miguel y Begoña Miguélez, madre e hija de Gijón, apuntaban que «solemos mirarlo todo», y en particular las exposiciones de los pabellones. «Vamos visitándolos por orden, y además al principio parece que hay menos barullo», señalaba Begoña, contenta por la elección de la sidra como elemento central de la mayoría de ellos. «Veremos si cae algún culín». Sobre sus compras habituales, Agustina apuntaba que «me gustan los paños de Portugal, aunque la última vez no los vi, y las sartenes, que duran mucho».
Por su ubicación en pleno pasillo central, el del SabadellHerrero fue el primer pabellón en el que pararon Victorino Lázaro y María Luisa Rodríguez, vecinos de Molleda (Corvera) y que «cuando podemos solemos venir el primer día». Tanto, que «hace seis o siete años fuimos los primeros en entrar». En esta ocasión se encargaron de estrenar la exposición que el banco dedica a la romería asturiana, con el privilegio de hacerlo además en solitario. Después su plan era «ver lo que dé tiempo», teniendo en cuenta que ya tienen en su agenda una segunda visita con más familiares.