La cosecha de árandanos del próximo año en Nava, en riesgo por la última granizada

«Perdimos el 100% de la cosecha y tenemos miedo perder parte de la del año que viene». Es el sentimiento de inquietud que reina entre los agricultores de arándanos de Nava, que el pasado 10 de mayo vieron como una granizada arrasaba en menos de media hora con toda su producción anual y dejaba en sus carteras una larga lista de gastos para sufragar las pérdidas. Según ha podido saber este diario, el Principado se ha comprometido con los afectados a trabajar en la mejora de las coberturas del agroseguro y estudiará la posibilidad de invertir en la formación de los agricultores para «reducir al máximo el impacto de estos fenómenos».

El desastre fue total e impredecible. No se pudo evitar y más de cinco hectáreas del producto quedaron completamente arrasadas por las piedras de hielo. Uno de los principales afectados fue Rodrigo Llera, que lleva casi una década en el emergente negocio de los arándanos. Tras la tormenta, se encontró con el 80% de la fruta en el suelo completamente destruida. «Nos supuso una pérdida de 20.000 euros, aproximadamente», lamenta. El 20% del producto restante no corrió mejor suerte ya que, a pesar de haber logrado resistir a la fuerza de la naturaleza, «quedó severamente dañado».

Llera tampoco se muestra optimista de cara al futuro debido a la intensidad de la granizada: «No solo afectó al fruto, sino a la estructura de las plantas que se vieron muy dañadas; tengo claro que la producción del año que viene será menor, pero no puedo asegurar en cuanto caerá».

Igual de negro lo ve María José Camino, quien tenía intención de sacar 10.000 kilos de fruta en su plantación de El Remedio. Nunca pudo imaginar que de la variedad 'Duque', en la que lograba cosechar 2.000 kilos anuales terminaría sacando solo 45, en mal estado, para terminar, regalándolos a los vecinos. Un hecho que le ha llevado a no comercializar su producto este año y a tener que retrasar varias inversiones que tenía previstas, como la colocación de invernaderos.

Desde que ocurrió la fatal granizada el 10 de mayo, los afectados han intentado ponerse en contacto con el Gobierno Regional para solicitar una ayuda económica que les ayuda a sufragar las pérdidas. «Nos dijeron que la única manera era si se declaraba zona catastrófica y no fue así», explica Llera. Sin embargo, se mostraron muy optimistas tras una reunión mantenida esta semana con la directora General de Desarrollo Rural, Begoña López: «Nos dijeron que también van a estudiar la posibilidad de formar a profesionales del sector para que estas catástrofes no causen tantos daños».

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