Las 24 horas que lo cambiaron todo en el congreso de la FSA

Hace dos semanas empezó a romper en Asturias la sexta ola de la covid, hoy convertida ya en todo un tsunami de contagios. Y nadie hacía presagiar entonces que el congreso de la FSA pudiera correr peligro. Hasta el fin de semana pasado. Arrancó con el conocimiento de los primeros casos detectados en la región de la variante ómicron, en una jornada en la que Salud informó de 547 contagios por coronavirus.

De lejos los socialistas comenzaron a escuchar las alarmas. Algunos dirigentes empezaron a dudar de la conveniencia de seguir adelante con el congreso. Sin embargo, tras analizar la situación se decidió seguir adelante. Por varios motivos: uno, porque la incidencia entonces no suponía un riesgo para tomar una medida tan drástica; dos, porque el lugar dónde se iba a celebrar el cónclave, el Palacio de Congresos de Oviedo (en el edificio Calatrava), tenía amplitud suficiente como para celebrar el evento asegurando las distancias y aforos; tres, porque la FSA había diseñado un protocolo -que presentó el jueves- que incluía más medidas de las que que se solían establecer para este tipo de actos, como son la reducción de hasta un 40% en los aforos de las distintas ponencias o que todos los delegados -465- tenían que someterse a un test de antígenos; y cuatro, porque aplazar un congreso no es tan fácil por razones estatutarias y de logística y, además, requiere de la autorización de la dirección federal.

Y arrancó la presente semana. Con la sexta ola de la pandemia convertida ya en tsunami y los contagios aumentando sin cesar. La inquietud empezó a apoderarse de los dirigentes socialistas. «Si suspendemos las cenas del partido y pedimos que no se hagan actos de empresa o sociales multitudinarios, ¿cómo vamos a seguir con esto?», llegó a plantear un dirigente socialista.

También en sus grupos de whatsapp, algunos delegados inscritos para el congreso empezaban a plantear sus dudas. Pero la decisión estaba tomada: el congreso no se para.

El miércoles pasado empezaron a sonar las alarmas más fuertes. Ese día se contabilizaron en Asturias 727 contagios, la jornada con más casos de todo el presente año. Y empezaron a llegar las primeras bajas. Los organizadores del congreso socialista recibían la comunicación de algunos delegados, e incluso ponentes, que no acudían al congreso por haber estado en contacto estrecho con personas que habían dado positivo por covid. Pero no se movía ficha. El congreso, seguía.

El jueves todo cambió. Por la mañana, la secretaria de Organización de la FSA, Gimena Llamedo, presentaba en la sede del partido los protocolos anticovid elaborados para el congreso. Durante toda la tarde y noche, al PSOE le fueron llegando notificaciones de nuevas bajas. Incluso hubo delegaciones, como la de Gijón, que ni siquiera iban a poder completarla con los suplentes.

En la mañana de ayer, la inquietud fue generalizada en la FSA, ante el temor de que hubiera que tomar la medida que nadie quería tomar. «No hay ni ahora ni en el pasado con peores cifras un evento que cumpla más normas de seguridad que este congreso», dijo Barbón a las 11.15 horas en una rueda de prensa. A las 13.30 horas, el propio presidente del Principado anunciaba que había dado positivo por covid. A las 16 horas, la secretaria de Organización informaba de que el congreso se aplazaba.