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Las llamas calcinaron cientos de hectáreas y cubrieron de humo y cenizas los alrededores de Soto de los Infantes.

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Las llamas calcinaron cientos de hectáreas y cubrieron de humo y cenizas los alrededores de Soto de los Infantes. DANI MORA

Incendios en Asturias: «El humo por la noche me ahogaba»

Los vecinos de Soto de los Infantes pasaron la madrugada en vela por las llamas

BELÉN G. HIDALGO

SOTO DE LOS INFANTES.

Martes, 5 de marzo 2019, 04:44

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Con la mirada clavada en las lenguas de fuego que arrasaban las montañas frente a sus casas, los vecinos de Soto de los Infantes, amanecían ayer más aliviados, pero respirando aún el intenso olor a humo que, como chimeneas, afloraban en las montañas al otro lado de la carretera. Pasaron la noche en vela, pendientes del avance del incendio que les sorprendió a última hora de la tarde del domingo. «Vino de atrás, desde Belmonte de Miranda. Pasó de un lado a otro en unos minutos», recordó Aladino Fernández, vecino de esta localidad salense situada a pie del Corredor del Narcea. No le faltaba razón. De hecho, el fuego se desató en Miera, Salas, y se extendió por la ladera del Couríu, que pertenece a Belmonte de Miranda, llegando hasta Soto de los Infantes.

«El tiempo viene maravilloso para esto», lamentó Fernández. Así, la virulencia de las llamas crecía con la misma intensidad que las rachas de viento y muchos señalaron que gracias al río, el fuego no llegó hasta el pueblo. Lo que sí permaneció con intensidad fue el denso y asfixiante humo. «Soy alérgica y me ahogaba con el humo», apunta Cecilia Prieta, vecina de Soto de los Infantes que dice haber sentido «mucho pavor y miedo».

[Siguen en directo la última hora de los incendios en Asturias]

El incendio arrasó, sobre todo, matorral y hojarasca. «Había un problema con un pinar, pero lo tenemos liberado», apuntó Francisco Barreñada, jefe de Bomberos de la zona Centro, afirmando que no había nada de valor ecológico o de bienes personales en peligro. «No es un incendio voraz», concluyó, mientras esperaba que amainase el viento para que los medios aéreos pudiesen entrar en acción y « trabajar con un poco de efectividad para cortar el fuego a nivel de cresta». El incendio, no obstante, avanzó a lo largo del día hacia la zona del río o zonas húmedas y allí el humo parecía cada vez más disperso.

La UME, en Castañedo

Durante la tarde el sonido de los medios aéreos rompía la tranquilidad recuperada en el pueblo, pues la orografía escarpada del terreno dificultaba la extinción por tierra. Se escuchaba el zumbido de los helicópteros en sus idas y venidas al embalse de Calabazos, donde recogían el agua con la que aplacar las llamas. En este incendio trabajaron ayer efectivos de Bomberos del Principado de Asturias y de la Brigada de Refuerzos en Incendios Forestales (BRIF) de Tineo, junto a un batallón de la Unidad Militar de Emergencias (UME).

El fuego se propagó en dirección a Castañedo de Belmonte, sin llegar a poner en riesgo el pueblo. Para evitar que esto sucediese, una sección de la UME se instaló en las inmediaciones de esta localidad belmontina. Desplegaron las mangueras y un vehículo motobomba, dando seguridad a los vecinos, que no quisieron perderse ni un detalle del operativo de defensa de los militares. Allí realizaron lo que ellos llaman labores de liquidación para evitar que se reavive el fuego. «Se montan tendidos de seguridad para proteger la vivienda o lo que corresponda», explicó Miguel Ángel Soriano, segundo jefe de sección de la UME.

El fuego calcinó 500 hectáreas, siendo uno de los más extensos de la región

Según indicó el consejero de Presidencia, Guillermo Martínez, en su visita a la localidad salense, aún se desconoce la extensión del incendio, pendiente de perimetrar. «Estamos hablando de un incendio que probablemente supere las 500 hectáreas», estimó Martínez, indicando que es uno de los más extensos.

En el resto de la comarca suroccidental, concejos como Cangas del Narcea, Tineo, Allande o Somiedo, supervisaban los focos que habían arrasado la tarde del domingo su territorio y que, gracias a las precipitaciones, fueron controlados. Pero el fuerte viento mantenía la alerta, algunos de hecho, humearon de nuevo.

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