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Eduardo Arnáez muestra antigripales y productos contra el imsonio. PIÑA

Un invierno sin antigripales, pero con mucho ansiolítico por la pandemia

La distribución de fármacos contra la gripe, de la que no hay casos, baja un 70% mientras aumenta la demanda de productos para dormir

LAURA MAYORDOMO

GIJÓN.

Domingo, 24 de enero 2021, 01:24

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Asturias afronta la última semana de enero sin haber registrado aún ni un solo caso de gripe cuando, si se hubiera repetido el patrón del año pasado, estaríamos alcanzando el pico de la onda epidémica. El uso de las mascarillas, la menor exposición social, una mayor higiene y unas tasas de vacunación un 55% superiores a las de la anterior campaña pueden explicar por qué a estas alturas del año no hay en el Principado ni rastro de los virus que causan esta enfermedad (en toda España se han dado seis casos desde el inicio de la campaña).

«Para nosotros estos meses otros años eran muy malos, porque con la gripe venían las agudizaciones de los pacientes respiratorios, que tenían que ingresar y también lo hacían algunos pacientes sin patología respiratoria a los que la propia gripe les provocaba fiebre, neumonía o una descompensación respiratoria sin falta de que tuvieran una enfermedad de base. Eso, este año, no lo tenemos. De momento, estamos librando», cuenta Marta García Clemente, directora del área de gestión clínica del pulmón del Hospital Universitario Central de Asaturias (HUCA).

Cabe preguntarse por qué, al margen de la vacunación, los métodos de barrera está consiguiendo que no haya casos de gripe mientras los contagios por el nuevo coronavirus no paran de crecer. El epidemiólogo Pedro Arcos apunta que si hay mas casos de covid no es porque el SARS-CoV-2 sea un virus más contagioso que el de la gripe ni que esas medidas de barrera no funcionen con él sino que al ser «un virus prácticamente nuevo, que por primera vez salta a humanos, todos somos susceptibles de contagiarnos». No hay ningún tipo de inmunidad previa como sí podía haber con el virus causante de la gripe. «La patogeneidad y virulencia del virus de la gripe y del SARS-CoV-2 son distintas», anota. El primero produce menos enfermedad y, cuando lo hace, ésta es menos grave que la covid-19.

Otra hipótesis que barajan los expertos para explicar que no haya rastro del virus de la gripe es la del nicho ecológico, por la que el SARS-CoV-2 hubiera ocupado todo el espacio desplazando al resto de virus.

Tampoco hay bronquiolitis

La cuestión es que este invierno no hay gripe, pero tampoco bronquiolitis, ni tosferinas en la región. Las medidas de aislamiento respiratorio, dice el pediatra Francisco Álvarez, están detrás de que, este invierno, no estén circulando «ni virus ni bacterias» que se transmiten por vía aérea, como los meningococos. «El virus de la gripe no ha llegado y, como no ha aparecido, no circula». Los que sí lo están haciendo, aunque en menor medida que otros años, son los rinovirus, causantes del resfriado común. Este invierno se están viendo catarros, pero pocos.

Y todo eso tiene su traslación a las oficinas de farmacia. La cooperativa Cofas, la principal distribuidora de medicamento en el Principado, ha repartido en torno a un 70% menos de antigripales este año. En su farmacia del centro de Oviedo, Eduardo Arnáez reconoce que, «por suerte, fuimos precavidos y no compramos muchos», aprovechando que les había quedado aún remanente de la anterior campaña. Lo de la suerte lo dice ahora que ve que «no se vende ni el 5% de lo que se vendía otros años». Lo que sí despachan en grandes cantidades es vitamina C, que «siempre tenías que recomendarlo en estas fechas, pero ahora, con el tema de la covid, la gente viene demandándolo a diario», anota Silvia García.

Con respecto al año pasado también se ha incrementado la venta de ansiolíticos, de antidepresivos y de medicamentos sin receta y productos de fitoterapia (a base de plantas) contra el insomnio. Porque los trastornos adaptativos y los problemas para conciliar el sueño han ido en aumento desde el inicio de la pandemia. En la farmacia Carmen Eijo, en Contrueces, ponen como ejemplo el aumento de ventas de un ansiolítico en concreto. «Si a principios del año pasado despachábamos unos cien al mes, a partir de marzo las ventas crecieron en torno a un 20 o 30%. En agosto se vendieron 180», expone Alejandro Sacristán. El farmacéutico también recuerda que «entre mayo y junio» hubo rotura de stock de uno de los medicamentos sin receta más vendidos contra el insomnio: la dormidina. «Es algo que nunca había pasado» y que da idea de los problemas que la pandemia y sus consecuencias están provocando en la población.

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