La izquierda y Foro rompen sobre el Estatuto por la reforma fiscal y la oficialidad encalla

Pero, llegados a este punto, ¿qué podría hacer cambiar de idea? La reunión de ayer no fue muy diferente en el orden del día a las dos anteriores que ya se habían mantenido este mes. Un partido, Foro, diciendo que la fiscalidad es una condición para apoyar la oficialidad; y un bloque de izquierdas que no están dispuestos a aceptar esa premisa.

Paradojas de esta negociación, si se hace un repaso de lo dicho por los interlocutores a la salida de las reuniones, la conclusión es que en vez de acercar posturas, el paso del tiempo lo que ha hecho ha sido ir alejándolas. Donde a principios de mes, unos decían que todo se podía hablar y, al tiempo, el portavoz de Foro aseguraba que intentaría convencer a su Comisión Directiva para que la fiscalidad no fuese una línea roja, ayer ese talante fue tierra quemada. Precisamente, Adrián Pumares fue el más tajante al acabar el encuentro que las cuatro fuerzas mantuvieron ayer en la Junta. «No nos vamos a conformar con una reformina», señaló Pumares quien dejó claro que, tal y como están las cosas a día de hoy, «Foro no votará a favor» de la reforma, tal y como decidió «la inmensa mayoría» de la dirección de su partido.

El intento a la desesperada para salvar la negociación lo llevó Podemos ayer a la mesa. Se trasladó una propuesta por la que se comprometía a crear una Comisión en la Junta que en el que se debatiese un modelo fiscal. Eso tampoco sirvió a Foro. «Certificamos que 26 diputados vinimos a hablar de oficialidad, y otros de impuestos, y así es muy difícil encontrar un punto de acuerdo», lamentó el portavoz parlamentario de Podemos, Rafael Palacios. Izquierda Unida, que fue la primera formación que se plantó en la fiscalidad, reiteró que «mientras los impuestos sea un tema insalvable, el bloque de la izquierda no se va a mover». El secretario de estrategia política, Alejandro Suárez, fue uno de los más claros a la salida: «La gente tiene que saber que la negociación está agotada».

Tanto es así que ya se está en la fase de señalar culpables. La Academia de la Llingua ha convocado para hoy mismo una sesión urgente y extraordinaria sobre la reforma estatutaria y las responsabilidades. Porque, según dejaron ayer claro los cuatro partidos, no hay más reuniones, solo esperar a que Foro decida o no cambiar de postura en los próximos seis días. «No hacemos nuestro ese calendario, no tiene sentido», dijo Pumares.

Tampoco hay plan b. O sea, que se negocie una reforma estatutaria sin la oficialidad. «La oficialidad no va a salir de la reforma», insistió ayer Carcedo, quien recordó a Adrián Pumares que ya se había aceptado su exigencia de los tres quintos para la ley que desarrolle posteriormente el modelo de oficialidad. «Lo que no puede ser es que hubiera cosas negociables y luego viéramos que no lo eran», añade. IU cifra en un 75% lo que se ha aceptado de las exigencias de Foro. Y Podemos les insta a «recapacitar», porque «el momento de reconocer los derechos lingüísticos es ahora». Sin embargo, la formación que preside Carmen Moriyón mantiene una posición inamovible. O reforma fiscal, o no habrá oficialidad.

Si enero acaba sin acuerdo, que hoy está aún más lejos que hace una semana, deja sin plazo la tramitación del Estatuto esta legislatura. O lo que es lo mismo, sin oficialidad.