«La respuesta penal del 'caso Olivia' será igual que si lo hubiera hecho su padre»
Javier Fernández Teruelo, Decano de la Facultad de Derecho ·
«Por desgracia, seguimos lejos de que el VioGen tenga capacidad relevante para detectar las situaciones de riesgo de violencia extrema»'Análisis de Femicidios de Género en España 2000-2015' se convirtió en el manual de cabecera de todos los interesados en el VioGen, el ... sistema de seguimiento de los casos de violencia de género del que emanan los diferentes niveles de riesgo en que se encuentra la víctima. Los fallos detectados por Javier Fernández Teruelo (Oviedo, 1970) supusieron el principio del fin de aquel modelo. El hoy decano de la Facultad de Derecho de Oviedo es una de las voces autorizadas en materia de violencia de género, con numerosos escritos y publicaciones. Como el último, 'Nuevas formas de prevención y respuesta jurídico-social frente a la violencia de género'.
-¿Realmente hay nuevas formas de prevención y respuestas a una violencia que se enquista?
-Por supuesto que sí. Se trata de un fenómeno que implica muchos factores (sociales, culturales, pero también biológicos) que lo hace muy difícil de combatir, por lo que precisamos seguir diseñando nuevas estrategias. Concurren elementos absolutamente ausentes en el resto de la criminalidad que demuestran su extrema complejidad, como por ejemplo, el hecho de que una tercera parte de los feminicidas se suiciden o lo intenten; eso no ocurre ni de lejos en las restantes formas de criminalidad.
-Este libro, en realidad, es coral. ¿Cómo se gestó y qué importancia tienen sus participantes?
-En ejecución de un proyecto nacional de investigación. He tenido la suerte de poder contar en la dirección con estupendos compañeros e investigadores, Javier García Amez y Paz Fernández Rivera. Conseguimos convencer y reunir a las y los mejores expertos en la materia. Creo, sinceramente, que no hay ningún otro libro sobre la materia con un nivel de participantes tan alto.
-Fue el primero en señalar los fallos del VioGen. ¿Solventados?
-Desgraciadamente aún no. Se han hecho varios esfuerzos de mejora, pero seguimos lejos de que el sistema tenga capacidad relevante para detectar las situaciones de riesgo de violencia extrema, que son sobre las que hay que actuar de forma más rápida e incisiva, protegiendo a toda costa la vida de la mujer. El sistema de valoración del riesgo policial (VPR), construido sobre una aplicación basada en puntuaciones en función de las respuestas a determinadas preguntas a la mujer, tiene, por definición, muchas limitaciones. La valoración de riesgo tiene que ser un proceso necesariamente experto.
-Dice en este libro: 'Resulta ineludible la existencia de mecanismos de detección del maltrato y evaluación del riesgo, que deben tener estrechos márgenes de error, lo que hoy no sucede'. ¿Cómo se soluciona?
-La activación del sistema de protección de la mujer que sufre violencia requiere, ineludiblemente, denuncia. Y lo cierto, es que casi el 80% de las mujeres que son asesinadas por su pareja o expareja nunca habían denunciado a su agresor. Y lo que es peor, este porcentaje apenas ha fluctuado en una década. En un contexto de sufrimiento intenso y de indefensión aprendida, derivados del proceso prolongado de maltrato, la decisión de la mujer de denunciar a su agresor, teniendo en cuenta todo lo que va a pasar a continuación, se convierte en una montaña demasiado alta de subir.
-¿Entonces?
-Lo cierto es que esa misma mujer que no denuncia, con mucha frecuencia, sí ha sido capaz de poner en conocimiento de terceros e instituciones de protección su situación. Tenemos que ser capaces de, sin restringir los derechos del varón no denunciado, pues no nos lo permite nuestro modelo democrático constitucional, valorar el riesgo en que se encuentra esa mujer y, si este es alto, adoptar todas las medidas de protección personal necesarias. La denuncia no suele ser el principio pero, si se trabaja bien con la mujer que sufre violencia, puede ser parte del final.
-La fiscal de Violencia en Asturias reclama cada año más unidades de valoración forense.
-Son justo esas unidades las que tienen una mejor capacidad para hacer valoraciones de riesgo cuantitativa y cualitativamente, analizando en profundidad el perfil del maltratador.
Agresor y padre
-¿Y el asesinato de Olivia, la pequeña de seis años a la que mató su madre en Gijón para evitar que el padre tuviera la custodia?
-Son hechos tan extremadamente duros como excepcionales. Muy difíciles de digerir como sociedad. Parece que socialmente ha habido un debate sobre si es o no violencia vicaria (que no lo es), lo que no deja de ser una clasificación criminológica. Se obvia sin embargo lo importante, que la respuesta penal será la misma que si lo hubiera hecho su padre.
-¿La ley de violencia discrimina a los hombres, como dicen los abogados del padre de la niña?
-No comparto esa opinión. El Tribunal Constitucional ya se pronunció al respecto. La normativa penal de género protege de modo algo más intenso a víctimas que precisan mayor protección y esto es algo que se ha hecho siempre con otros fenómenos y con otros colectivos, sin que conste queja alguna. Detrás de esto hay una batalla ideológica que todo lo contamina.
-El TSJCyL confirma que el padre fue condenado por maltrato, ¿cómo logró la custodia?
-Tal vez es que solo conocemos una parte de la historia.
-El libro analiza la violencia vicaria. La fiscal de Asturias rechaza suprimir el derecho de visitas a un padre denunciado por maltrato si no hay sentencia.
-Las sentencias condenatorias determinan penas y por lo tanto un castigo, en base a la existencia de hechos delictivos. Durante la tramitación de la causa se adoptan medidas cautelares, cuya adopción no se basa en la idea de castigo, sino sobre todo en el riesgo. Es ese el riesgo derivado de los indicios existentes el que se debe valorar para adoptar este tipo de decisiones, tomando siempre como principio rector la protección del interés del menor.
-El caso de Erika Yunga, la adolescente asesinada en Oviedo ¿no es un ejemplo de los fallos del sistema? Su asesino había sido denunciado por acoso a otras, pero sin consecuencias.
-Parece ser que sí existía alguna actuación judicial previa contra él. En todo caso, no era objetivamente previsible un salto cuantitativo de ese calado en su comportamiento. Un caso así es extremadamente difícil de prever.
-¿El delito de 'stalking' es una luz roja de alerta inmensa?
-El acoso, el control físico y digital son, en efecto, situaciones que ponen de manifiesto un riesgo máximo. Las relaciones en las que el agresor se comporta de modo más violento, y lo vemos de modo especial en las mujeres asesinadas, se construyen sobre una relación de dominio y control absolutos. Por eso, es la decisión, creíble para el agresor, de la mujer de terminar con una relación así establecida el eslabón final de la mayor parte de asesinatos. El control de hoy, desgraciadamente, es casi una garantía de violencia física del mañana.
-¿La educación en igualdad es la eterna asignatura pendiente?
-Es imprescindible porque la desigualdad constituye el sustrato de la violencia y esto no es un eslogan político, sino algo constatado empíricamente.
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