Las contradicciones provocaron la investigación de la cuidadora de Isabel Suárez

De testigo a imputada. La jueza de Instrucción número nueve de Arganda del Rey ha citado a declarar en calidad de investigada a Ana Elizabeth, la cuidadora de Isabel Suárez, una vecina de Grado de 85 años que se fue a vivir con su sobrina a Madrid y de la que, tras fallecer, el resultado de la autopsia reveló que, presuntamente, podría tratarse de un asesinato al haber sido envenenada con cadmio y manganeso. Hasta ayer, los únicos investigados eran la asturiana Arantxa Palomino y su pareja, el actor Luis Lorenzo. Sin embargo, algunas supuestas contradicciones en las que incurrió la cuidadora durante su declaración en calidad de testigo, le han hecho ser la tercera de la lista y tendrá que personarse en el juzgado el próximo 26 de julio.

En contra de lo que sostiene la acusación, la cuidadora llegó a manifestar que la asturiana quería vivir en Madrid. A tenor de la jueza, en esta intervención se produjo algún cambio de criterio que ha disparado las sospechas sobre alguna posible implicación en el caso. Los familiares y amigos de la fallecida manifestaron a la Guardia Civil que nunca quiso irse a Rivas y que estaba contenta con su vida en Asturias en la que se dedicaba a pasar el tiempo en el campo.

Precisamente, cuando Ana Elizabeth asistió a los tribunales como testigo se levantó mucha expectación. Su papel podría ser clave en la resolución del caso ya que era la mujer que controlaba los alimentos y los medicamentos de la víctima. Así pues, podría saber quién es el responsable de que la autopsia identificara «una intoxicación aguda» como la causa de la muerte. Además, la primera vez que intervino en sede judicial, fue muy dura con Palomino. «Me decía todo el tiempo que no se sentía libre». «Afirmaba que no quería vivir con ellos, una y otra vez». «Me llegó a decir que prefería morirse a vivir de esta manera». Sin embargo, este testimonio cambió radicalmente en la segunda ocasión que acudió a los tribunales y, naturalmente, esto, generó recelo en la magistrada Elena Sanz Collado que lleva el caso, que ahora quiere aclarar cuál de las dos versiones ofrece en esta ocasión, o, si por el contrario, sorprende con una tercera. Además, se ha transcrito un audio que se atribuye a la cuidadora en el que, precisamente, se queja de la falta de atención y cuidados que sufría la víctima ya que tenía hasta piojos en el pelo.

La empresa para la que trabaja la cuidadora le había respaldado en numerosas ocasiones y habían defendido su inocencia. Se supone que, aceptando la versión inicial de Ana Elizabeth, afirmó que se había encontrado «a una persona que no estaba ni físicamente, ni psicológicamente en buen estado». Además, también apuntaban a un déficit de atención. Sobre este cambio de criterio no se han pronunciado. No obstante, en su momento, comentaron que la fallecida no tenía «ni material básico de baño».

• Temas
• Sucesos