Cascos defiende ante el juez que Foro pagara sus gastos personales dado su alto «compromiso político»

En la primera jornada del juicio, que se prolongará durante al menos seis jornadas a lo largo del mes de enero, Álvarez-Cascos defendió reiteradamente ante el juez que, bajo su punto de vista, corresponde a Foro hacerse cargo de los gastos que en su momento le costeó el partido pero que ahora le reclaman al entender que son gastos personales. La Fiscalía cifra en 181.648 euros el dinero que el acusado podría haberse apropiado de forma indebida, mientras que la acusación eleva la cifra 218.780 euros. El grueso corresponde a un presunto desvío de fondos a través de un contrato de arrendamiento de una oficina por la que Foro abonó a una empresa vinculada a su exmujer, María Porto, unos 173.855 euros. Pero también habría otros 7.793 euros, según la Fiscalía, y 10.203 según la acusación, de gastos personales de lo más variopintos que van desde tiquetes en estancias vacacionales de su familia hasta la compra de unos zapatos, un videojuego, entradas para la Copa Davis, el Museo Thyseen o pizzas a domicilio.

El expresidente entiende en muchos casos que son gastos de representación, como las entradas a diferentes espectáculos deportivos y exposiciones culturales, pero incluso muchos otros claramente de índole personal argumenta que fueron abonados por Foro en compensación por su alto «compromiso político». Ejemplo de ello serían, en su opinión, los gastos generados por sus viajes dos o tres veces por semana a Madrid para estar con sus hijos, los derivados de las estancias de sus hijos cuando le acompañaban en viajes que asegura que nunca eran por placer sino por trabajo e, incluso, gastos en lugares de veraneo de su familia. «Foro lo que hacía era cubrir mis gastos cuando estaba con mi familia», entiende. «Ellos estaban de vacaciones, pero yo nunca estaba de vacaciones. Estaba para servir a Asturias», respondió a preguntas del fiscal Enrique Valdés-Solís, quien llegó a cuestionarle directamente por qué no había pagado este tipo de gastos con su salario personal. «Porque tampoco me pagaban ni mis vacaciones ni mis horas extra», respondió, alegando también que formaba parte del compromiso al que se llegó con el partido cuando decidió dar el paso de volver a la política activa para presidir Foro y presentarse a las elecciones autonómicas. Un acuerdo sobre el que quiso insistir el abogado de la acusación, Luis Llanes, quien preguntó expresamente el alcance de aquel pacto del que no quedó nada por escrito. «Entre personas honradas y entre las que había confianza no hace falta papel y lápiz, no hace falta levantar un acta, se cree en la palabra», respondió.

Cascos comenzó su interrogatorio defendiendo la «legalidad» y la «gestión impecable» de Foro Asturias durante los años en los que él estuvo al frente, y que ahora son objeto de querella, argumentando que la formación se ajustó a la Ley de Partidos Políticos y la Ley del Tribunal de Cuentas, que nunca presentó ninguna objeción al respecto. Quien fuera también ministro de Fomento y secretario general de Foro recordó que él nunca tuvo acceso directo a los fondos del partido ni a las tarjetas de crédito y que se limitaba a presentar los tiquets a los responsables en materia de contabilidad. Mantiene que muchos de los gastos que ahora le reclaman, como las entradas a diferentes espectáculos deportivos y culturales, forman parte de la actividad de cualquier dirigente político «que tiene que tener conocimiento de la calle», pero también responden a la necesidad de mantener una «imagen de prestigio» e incluso, llegó a justificar en relación a la presencia de sus hijos en la Copa Davis tras el pago de varias entradas con cargo al partido, «a dar una imagen familiar como parte del activo político».

Justificó como gastos de representación algunas de las facturas que forman parte de la querella, como la correspondiente a unos zapatos, que asegura que se adquirieron como regalo al difunto Marcos Parrondo, por su colaboración con Foro. Atribuyó a «errores puntuales» otros gastos que en su momento le costeó el partido y que, en su opinión, se podrían haber resuelto de otra manera sin llegar a los juzgados, como la factura de un videojuego para uno de sus hijos. «Es de sentido común que se trata de un error que se me pasó a mí y al que se ocupaba de la gestión de los tiquets», dijo. Pero también tiró balones fuera en relación con algunos gastos, negando que hubiera sido él quien dio la orden de pasar al partido determinadas facturas, como la relacionada con un asunto laboral de uno de sus hijos, y sembrando dudas sobre cómo podría haber llegado al partido dicha documentación. Del mismo modo, se desvinculó de otros muchos gastos que ahora se le reclaman, como todos los relacionados con comida a domicilio solicitada por diferentes miembros de su familia. Argumentó que él nunca pidió personalmente comida «ni a Globo ni a globa», ironizando, eso sí, que su gasto en uno de sus viajes a Madrid fuera una pizza a domicilio encargada por su hija. «Viajé a Madrid y algo habría comido. Una pizza, sí, pues fíjese», respondió molesto. «¿De verdad que tengo que explicar un tiquet de 72 euros?», llegó a preguntar.