María Martín
«Hemos recurrido nuestra inadmisión en el crimen de Susana Sierra al no calificarlo como de violencia de género» «Las víctimas de violencia vicaria temen perder la tutela de sus hijos»
Nació con la Constitución, algo que es posible que haya marcado sus pasos. Preside la Asociación Abogadas para la Igualdad, una entidad asturiana sin ánimo ... de lucro especializada en la violencia machista y que se presenta como acusación popular en todos los feminicidios que se producen en la región. Y que lo hace con fondos y tiempos propios, como un extra a su jornada laboral. María Martín (Oviedo, 1978) desmonta uno a uno los bulos sobre la violencia machista, la Ley del 'solo sí es sí' y la Ley Integral contra la Violencia de Género. Y desmiente la presunta (y falsa) indefensión del hombre frente a la mujer.
-El Tribunal Superior de Justicia de Asturias (TSJA) ha rechazado que Abogadas para la Igualdad se presente como acusación popular en el caso de la gijonesa Susana Sierra, cuyo cadáver apareció en un cubo de la basura del piso de su pareja.
-Nos hemos personado y estamos, precisamente, en vía de recurso contra la inadmisión de nuestra personación como acusación popular, porque el Juzgado de Instrucción considera que no está justificada nuestra intervención por no existir interés público, toda vez que no se ha considerado un asunto de violencia de género.
-¿Tienen claro que es un asesinato por violencia de género como dice el Principado, la Delegación del Gobierno y el Ministerio de Igualdad?
-Cuando se genera ese debate, si un crimen es violencia machista o no, desde Abogadas para la Igualdad siempre nos preguntamos ¿Cuál es la duda?
-Y ¿cuál es?
-Nuestra legislación solo habla de delitos de violencia de género a partir de la Ley Integral de 2004, y solo habla de los que se producen dentro de la pareja y, además, de los de menor entidad. Es decir, delitos de lesiones, del artículo 153 del Código Penal, de vejaciones, coacciones... Delitos de menor entidad dentro de la pareja son delitos de violencia de género. ¿Qué quiere decir? Que tienen una penalidad mayor si el agresor es un varón y están unidos en una relación análoga a la afectiva. Esa fue la gran novedad de la ley y por la que tuvo, creo recordar, 127 cuestiones de inconstitucionalidad.
«La Ley Integral solo habla de los delitos que se cometen en el seno de la pareja y, además, de los de menor entidad»
-Que no progresaron.
-No, el Tribunal Constitucional dice que esa ley es constitucional porque tras esos delitos está la violencia de género, la violencia ejercida sobre las mujeres por el hecho de serlo y el trasunto de toda esa discriminación que durante años vienen padeciendo las mujeres.
-Pero, ¿solo habla de delitos menores? ¿Y los feminicidios?
-Solo en los delitos menos graves, aunque todos lo sean, y dentro de la pareja. En el resto de delitos, cuando hablamos de un homicidio o un asesinato, no hay ninguna especialidad en el Código Penal. Es decir, la misma pena tiene un hombre que asesina a su mujer que una mujer que asesina a su marido. El hecho de que se produzcan dentro de una relación afectiva, en principio no tiene ninguna diferencia penal. No hay un feminicidio. Hay un delito de homicidio o un delito de asesinato que son exactamente igual para un hombre que para una mujer. Da igual que estén unidos por una relación afectiva.
-¿No hay diferencia? El ruido mediático dice otra cosa.
-La única diferencia que hay es que la instrucción, es decir, la investigación, cuando ese homicidio o ese asesinato se produce en el ámbito de la pareja, es competencia del Juzgado de Violencia y, si no, corresponde al Juzgado de Instrucción. Pero es una diferencia de competencias para instruir, no de pena.
-Insisto, el ruido mediático dice otra cosa.
-Hay un matiz, en 2015 se introduce una nueva circunstancia agravante, la de género. Lo que dice es que cuando el asesinato o el homicidio se produzca porque haya una relación de dominio y eso se acredite, se aplicará una circunstancia agravante de la pena. Pero, ojo, ese agravante de dominio se puede aplicar aunque entre el hombre y la mujer no haya una relación de pareja.
-¿Por ejemplo?
-En una agresión sexual en la calle. Un tipo que pasa y agrede sexualmente a una desconocida, aunque no tiene con ella una relación afectiva, sí se puede aplicar la agravante de género, ya que la viola porque considera que las mujeres están a su servicio. Ya digo que esa agravante no se circunscribe a la relación de pareja, sino a la relación de dominio.
-Entonces ¿Qué diferencia hay en que la instrucción de un asesinato machista corresponda al juzgado especializado o al de instrucción?
-Ninguna. El procedimiento judicial sería el mismo, tanto en instrucción como, posteriormente, el juicio con jurado o el procedimiento que se abra, y la pena sería la misma. Salvo que se demuestre que había una relación de dominio, en cuyo caso se podría agravar la pena. Sean o no pareja.
«No hay un delito específico para los hombres que matan a su pareja»
-¿Y el feminicidio?
-Ese tipo específico, el de feminicidio, no lo hay. No hay un delito específico para los hombres que matan a una mujer con la que tienen una relación afectiva, igual que lo hay para los que cometen delitos menores sobre ellas. Es algo que, en mi opinión, debería existir.
-¿Y por qué no existe ya?
-Esto viene de atrás. Cuando España aprueba la Ley Integral, en 2004, circunscribe la violencia de género en el ámbito penal al ámbito de la pareja. Únicamente. Eso fue lo que hizo España en 2004. Fue una ley pionera. Pero, posteriormente, el convenio de Estambul le dice a España 'Ojo, usted tiene que hacer los deberes, porque la violencia de género sobre las mujeres no solo está circunscrita en el ámbito de la pareja, sino que hay mucha relación de dominio, como la mutilación genital, el acoso, matrimonio forzado, la violencia sexual... que se cometen contra las mujeres por el mero hecho de serlo, por lo que tiene que ser regulado de alguna manera'.
«Debería existir el delito de feminicidio. España optó por la agravante de género»
-¿Y qué hizo España?
-Opta por introducir la agravante de género. Y dice que cualquier delito de los que no tienen tipificado esa relación de dominación que se cometa por ese hecho, tendrán un agravante de la pena. Igual que existe la agravante de parentesco.
-¿En qué consiste?
-Cuando un hombre mata a una mujer con quién mantiene una relación afectiva análoga a la relación marital, por el hecho de tener esa relación afectiva se va a agravar la pena. Igual que si ella mata a su marido. La agravante de parentesco se aplica en las dos direcciones.
-Por aclarar: Si un hombre mata a una mujer ¿tiene el mismo castigo que si es ella la que le mata a él?
-En la agravante de parentesco, sí. En el delito que se le aplique, sea asesinato sea homicidio, sí. La diferencia está solo en la agravante de género. Esa agravante no se aplicaría si es ella la que asesina. Porque ese agravante llega porque un delito se produce por el elemento de dominación de los hombres sobre las mujeres. Y hay que demostrar que hay esa dominación.
-¿Cuánto?
-Se agrava en la mitad superior. En los delitos menores, los que sí están regulados de manera específica como violencia de género tras la Ley Integral, la diferencia penológica está en la parte más baja de la pena. La diferencia es de tres meses. Por ejemplo, si es el hombre el que da un bofetón a una mujer, la pena va de 6 meses a un año. Si es la mujer la que da un bofetón a un hombre, la pena va de 3 meses a un año. Es decir, la diferencia está en la horquilla baja de la pena. Estos tres meses de diferencia que hay en los delitos de violencia de género son los que dieron lugar a 127 cuestiones de inconstitucionalidad.
-¿Tiene la misma comparativa con los asesinatos con agravante de género?
-No hay un ejemplo tan claro como este, porque agravantes pueden concurrir varias al igual que atenuantes. El efecto cambia según el número de agravantes y de atenuantes. No es tan fácil.
-Si, como dice, en la instrucción no hay diferencia, ¿por qué hay esa aparente pelea política para que un asesinato llegue a los juzgados de Violencia sobre la Mujer y no siga en los de Instrucción?
-Porque es importante a nivel social para entender que son crímenes de violencia machista. Pero, aunque no fuese al Juzgado de Violencia sobre la Mujer, una agresión de un hombre sobre una mujer, si hay una relación de dominio es un crimen de violencia de género. Por ejemplo, tras la última reforma, todas las agresiones sexuales a mujeres van a entrar dentro del Juzgado de Violencia sobre la Mujer. Porque, claro, eso son delitos de género, aunque el agresor no sea alguien con quien tenga una relación afectiva.
-Los juzgados especializados ya han levantado la voz. Asumir los delitos de agresión sexual desborda su capacidad de trabajo. De hecho, el juzgado de Oviedo ya está fijando vistas para 2027.
-Es cierto y me parece dramático. Es un grave problema que tenemos. Que las agresiones sexuales sean asumidas por los juzgados de violencia para mí es un avance. Porque se supone que son juzgados especializados y que los magistrados o las magistradas tienen una información específica, así como todos los operadores jurídicos. Es un avance, pero claro siempre que lo dotemos de contenido presupuestario y de mayor personal. Si no, al final va a ir en detrimento de las víctimas. Porque si va a suponer un retraso en los procedimientos, eso no va a funcionar correctamente.
-Que en Asturias se hayan producido tres feminicidios este año tras años sin ninguno ¿implica que algo se hace o no se hace?
-Creo que aumentan las muertes porque el sistema patriarcal se está rearmando. Cuanta más capacidad tienen las mujeres de tomar decisiones, de alejarse, de romper, cuanto más avance hay en la independencia de la mujer para no permitir la violencia, la otra parte agrede más. El momento de máximo peligro para una mujer es el momento en que anuncia la ruptura. Cuando el agresor ve que va a perder su posición de dominio sobre ella. Con el maltrato no solo quiere hacer daño, sino tener el control sobre ella. Vemos que muchos, cuando la matan, intentan suicidarse, porque el objeto de dominio ya no está. Creo que las cifras crecen porque hay un rearme del patriarcado. Que en Asturias haya este año más casos es por efecto estadístico, no porque pase nada específico en Asturias.
-De la primera víctima asturiana, y del país, Karilenia Charles, se criticó la diferencia de edad con su asesino. De la segunda, Susana Sierra, su salud mental. De la tercera, Lola Fernández, que lo suyo fue un crimen por compasión. ¿Nos movilizan más las víctimas perfectas?
-Totalmente de acuerdo. Por eso nosotras hicimos un artículo con el caso de Karilenia Charles. Para decir que a nosotros nos daba exactamente igual si el asesino era o no pareja de ella, si tenían o no relación afectiva, que fuera al juzgado de Violencia o de Instrucción, porque lo que estaba claro es que este señor quería controlar a esta señora y que la mató cuando vio que dejaba de poder controlarla. Es una situación de dominio claro. En ese artículo y en esta entrevista lo que queremos dejar claro es eso: que da igual, que la víctima sea una buena o mala persona, es un asesinato machista. Las mujeres pueden estar enfermas, tener adicciones o haber cometido algún delito, pero su asesinato es tan grave como si matan a una mujer que no tiene ninguna de esas características. Él la mató y es un crimen machista. Cómo era la víctima no debería estar en el debate.
-Pero está.
-Es como cuando, en una agresión sexual, antes preguntaban a la víctima si llevaba minifalda. Eso hoy nos parece una aberración. Como si va desnuda por la calle, eso no quiere decir que alguien la pueda agredir sexualmente. Pues en el caso de la violencia de género, igual. Si ella era mala persona, él debería haber cortado esa relación, pero, desde luego, no hay nada que le permita corregirla con violencia o matarla. Porque eso es la relación de dominio. La de pensar que puedo hacer lo que quiera con las mujeres.
-¿Cree que el Código Penal debería incluir el feminicidio?
-Sí. Es un debate que existe en otros países. Yo creo que España tuvo ese debate cuando se reguló la agravante de género y se decidió que con eso bastaba. Sin embargo, en la agravante de género, la dominación hay que acreditarla no va implícita.
-¿Y cómo se demuestra?
-Es complejo. El primer caso que hubo en España en el que se aplicó el agravante de género es nuestro y fue en 2017, pese a que el agravante ya estaba incluido en el Código Penal desde 2015. Hasta que llegó nuestro caso, no había sido aplicado porque se decía que era difícil de aplicar porque quien podía demostrar la dominación era la víctima, que estaba muerta.
«La agravante de género se aprobó en 2015, nosotras logramos que se aplicara por vez primera en 2017»
-¿Y cómo lo hicieron?
-Pues reconstruyendo la vida de la víctima. Demostrar como esa mujer, antes de conocer a quien luego la mataría, tenía una vida plena, con amigos, amigas, que se ocupaba de las plantas de todos los descansillos del edificio en el que vivía, que era muy conocida en el vecindario, que tenía vida social, iba a la ópera, se reunía con amigos de la facultad, se llevaba bien con su hijo, tenía un nivel adquisitivo alto y controlaba sus cuentas.
-¿Y qué pasó?
-Pues que, cuando este sujeto apareció en su vida, dejó de tener ese tipo de relaciones, perdió todo contacto con sus amigos y amigas. Pudimos demostrar, porque un amigo declaró en el proceso, que cuando la llamaba por teléfono tenían una contraseña para saber si podía hablar o no. En su portal no es que dejó de cuidar las plantas, sino que prácticamente no saludaba. No tenía acceso a sus cuentas, estaba absolutamente empobrecida... Pudimos demostrar que estaba totalmente dominada.
-Habla del asesinato de Isabel Márquez a manos de su pareja, Jorge Portillo, en 2015. El juicio se celebró en 2017 y lograron ustedes una condena de 22 años y medio para el asesino.
-Pero porque lo hicimos en equipo y, por lo tanto, gozamos de medios y de capacidad. Ese trabajo de reconstrucción de una vida no se puede hacer en todos los casos. En aquel caso hicimos un esfuerzo de investigación muy importante porque nos parecía que teníamos que darle aplicación a aquella figura que estaba en el Código Penal y que no se había podido aplicar nunca. A partir de ahí ya ha habido más sentencias.
«Tener a una fiscal de violencia como María Eugenia Prendes fue un lujo»
-En aquel caso, la fiscal era Eugenia Prendes, entonces fiscal de violencia en Asturias y hoy fiscal de sala de violencia.
-Sí, fue ella.
-Que ya no esté en Asturias ¿Orgullo, pena?
-Cuando una mujer con perspectiva de género, con sensibilidad, con calidad humana llega a donde ha llegado ella, como compañera y como amiga, evidentemente, es una cosa de la que me alegro profundamente. Ahora, como abogada que se pone la toga en Asturias tener a una fiscal como ella en violencia me parecía un lujo porque corregía muchas cosas que no funcionaban. Es decir, es una mujer que sabía lo que había en la calle, en el pasillo del juzgado cada día y que luego utilizaba su cargo para corregir los errores. Y como Fiscal Superior, luego, ha hecho cosas que agradecemos, como la presencia física de los fiscales en los pueblos.
-¿Por qué?
-Porque están presentes en muchos pueblos. Parece una tontería, pero no lo es, es algo muy importante. No es igual aparecer en una videoconferencia que hablar directamente con la víctima. Entendemos que no tiene sentido que un fiscal vaya para un delito leve a un pueblo si se puede hacer por videoconferencia. Pero cuando estamos hablando de víctimas de violencia de género, o de niños y niñas, con los que hay que tomar decisiones que tengan que ver con esas relaciones paterno-filiales, creo que ahí es esencial que los fiscales estén en la sala, se entrevisten con las víctimas y las escuchen.
-Eugenia Prendes nombró a la nueva fiscal de violencia en Asturias. Aránzazu Fernández.
-Es una mujer que nos parece que tiene las mismas ganas y que va a estar involucrada. La asociación ha colaborado con ella. Esperamos que el mismo recorrido que hemos tenido con Eugenia lo vayamos a tener con Arancha.
-Hablaba usted de la necesidad de que el fiscal escuche a los menores. ¿Solo nos preocupa la violencia vicaria cuando se les asesina? Porque hay muchas víctimas de violencia machista que no logran suspender las visitas del maltratador a los hijos que comparten.
-Totalmente de acuerdo.
-¿Tan complicado es eliminar el derecho a las visitas?
-Es muy complicado. Todavía sigue habiendo mucha desprotección de los niños y las niñas víctimas de violencia y ahí todavía hay ese mantra de que un maltratador puede ser un buen padre. Hasta que no acabemos con ese mantra, hasta que no tengamos claro que un maltratador, nunca y en ningún caso es un buen padre, seguirá habiendo violencia vicaria. El problema es que tenemos el pater familias en el Código Civil. Hay que suprimirlo
-¿Qué supone?
-El buen cuidado del padre de familia. Eso hay que olvidarlo y reestructurar de otra manera. Hablar de progenitores responsables y de los derechos de los progenitores responsables cuando cumplan con sus obligaciones de responsabilidad parental y de cuidado y demás. Pero ni siquiera está como demanda social.
-Una psicóloga que trata a una víctima asturiana le ha dicho que en diez años nos tiraremos de los pelos al ver lo que hacemos hoy con los menores.
-Totalmente de acuerdo. En Abogadas para la Igualdad trabajamos mucho con psicólogas formadas en perspectiva de género. Todas hablan del trauma que se genera a los niños y a las niñas con el tema de las custodias compartidas cuando están en un ámbito de tensión. Y cuando hay violencia de género, son los instrumentos perfectos del maltratador para seguir controlando.
-Muchas víctimas cuentan que son amenazadas con perder la custodia.
-Eso es muy grave. Que alguien que sufra violencia se atreva a denunciar y finalmente acabe perdiendo a su hijo y a su hija... He tenido varios casos. La amenaza es esa, te quito a los niños. Y con eso las mujeres se paralizan. Es el dardo perfecto.
«En violencia vicaria, hay que empezar a plantear la responsabilidad del Estado»
-¿Y, entonces?
-Se necesitan varias cosas. Por un lado, formación en violencia de género. No un curso, formación en serio. Que la tengan los profesionales que tratan con las víctimas. Y, después, auditar cada caso. Y, también, empezar a plantear la responsabilidad del Estado. Si por un mal funcionamiento de la Administración de Justicia una víctima de violencia de género pierde a sus hijos, deberíamos acudir a un proceso de responsabilidad por mala administración del sistema de justicia como en el asunto de Ángela González Carreño. Creo que ese es el camino como para que todo el mundo se ponga un poco las pilas.
«Los jóvenes creen que hay igualdad, pero no es así»
-¿Qué pasa con los jóvenes, que repiten modelos que debían estar caducos?
-Creo que los jóvenes tienen una conciencia de libertad absolutamente ficticia. Que hoy las mujeres pueden hacer lo que quieran. En principio las leyes dicen que sí, pero las que venimos de otra época recordamos que, por ejemplo, mi madre tuvo que pedir permiso a sus padres para abrir una cuenta bancaria. Yo soy hija de la Constitución, nací en 1978, todavía viví con normas que no establecían la igualdad, así que yo tengo conciencia de lo que ha costado tenerla. ¿Qué les pasa a los jóvenes? Que como han nacido en una supuesta igualdad formal, la que dicen las leyes, y parece que las mujeres pueden hacer lo que quieran, creen que hay igualdad. Pero no es así.
-¿No?
-En la vida real no hay igualdad. ¿Quién cuida, quién atiende a la familia? ¿Quién renuncia a su carrera profesional cuando llega el momento de ser madre o padre? ¿Quién hace todo eso? Las mujeres siguen sosteniendo, siguen cuidando y siguen manteniendo un sistema que es desigualdad para con ellas. Vemos que los chicos viajan solos sin problemas. Pero es difícil que ellas lo hagan. Incluso si van con otras amigas. Porque los datos de las agresiones sexuales están ahí. Entonces, ¿vivimos en un mundo en el que hay igualdad?
-¿Vivimos?
-No. Las mujeres asumimos muchos más riesgos por el mero hecho de existir. Solo por eso. Ya está. Lo vemos ahora, con el Camino de Santiago. Cualquier adolescente puede hacerlo. ¿Y una adolescente sola? En teoría, sí, pero sus padres van a estar más angustiados. ¿Debería de ser así? No, y mientras eso suceda no estamos en una sociedad igualitaria.
-Además de la educación en igualdad, ¿son necesarias más campañas para frenar tanto bulo?
-Creo que las campañas son importantes, tanto para los jóvenes como para el resto de la sociedad. Unas campañas que nos hagan ver que somos absolutamente cómplices del maltrato que sufren las mujeres.
«La mayor ayuda que tiene el agresor es la complicidad de la sociedad»
-¿Cómplices por no denunciar?
-La mayor ayuda que tiene el agresor es la complicidad de la sociedad. Muchas veces las mujeres no tienen pruebas de lo que está ocurriendo porque todo el mundo se calla. Oímos muchas veces 'cómo ve voy a meter yo en eso si luego ella lo va a perdonar';. Pues incluso aunque suceda eso, el hecho de que haya una denuncia sirve para demostrar que está inmersa en un círculo de violencia. Y romper ese círculo es muy difícil. Cuando somos testigos de algo tenemos la obligación de contarlo. Todos tenemos a alguien querido cerca. A mí me gustaría que si mi hija, por ejemplo, sufre esa violencia, agradecería infinitamente a cualquiera que estuviera al lado que la pudiera ayudar. Pido lo mismo para todas. Esto no es un delito privado, es de todos.
-Incluso de la Administración.
-Todos. Sabemos que las víctimas de maltrato lo han contado a alguien. Pues ese alguien debe dar el paso. Ya sea familiar, amiga o vecina. Pero, claro, también personal de trabajo social, medicina, enfermería...
-Se supone que esos profesionales deben denunciar.
-Sí, pero aunque no quieran dar ese paso, deberían hacer constar en un registro que la paciente tal presenta tal herida, que achaca a un tropiezo, pero que parece un golpe. Porque si no quedan registros de esos sucesos, cuando ella se decida a denunciar será difícil poder probar que se trata de un maltrato habitual. Si queremos una sociedad libre de violencia nos tenemos que esforzar todos y todas.
-Apunta el paso atrás de la víctima. En Asturias, la dispensa, es decir, la decisión de no declarar contra su agresor, se ha multiplicado.
-La dispensa surge hace muchos años y pensada para que nadie se vea obligado a denunciar a un familiar. Por ejemplo, que una madre no tenga que declarar contra un hijo acusado de narcotráfico. Pero cuando tú eres la víctima y pones una denuncia, la dispensa no tiene ningún sentido. Podemos entender que una víctima no quiera continuar con la denuncia, pero el sistema no puede dar credibilidad a esa renuncia, porque sabemos que esa situación de violencia va a volver a suceder.
-¿Sería necesario un registro de agresores?
-Ya lo hay. Si se refiere a un registro público, no. Pero el registro de agresores existe, es decir, el registro de los antecedentes policiales y penales.
-Lo pregunto porque cada vez se detectan más casos del agresor reincidente. Que comete violencia machista con varias parejas.
-Cierto, pero no hay manera de advertir de esa situación.
-Koldo, Ábalos... Cómo se siente al ver a supuestos progresistas en público que son machistas en privado.
-Pues horrorizada, Como no puede ser de otra manera. Horrorizada, disgustada, decepcionada... Una tiende a pensar que hay ciertos lugares que están un poco avanzados. No voy a decir que están libres de machismo, porque no creo que esto exista. Incluso yo me puedo detectar en algún momento con algún pensamiento que no es correcto, porque estamos educadas en una sociedad patriarcal y claro, una, aunque se está deconstruyendo todo el tiempo, y estás tratando de construirte de otra manera, pues cometes muchos errores. Pero, como decía, tiendo a pensar que hemos avanzado y que hay espacios de cierta seguridad... Y cuando pasa algo así la decepción y la preocupación es máxima.
-Fue muy criticado Pedro Sánchez cuando dijo, en una entrevista, que algunos amigos se sentían 'incómodos' por el discurso feminista de Irene Montero.
-Esto lo cuenta muy bien Miguel Lorente, uno de los mayores expertos en violencia de género. Decía él que, a veces, cuando sus colegas se van a tomar un café a él no le invitan porque, precisamente, no es el graciosillo que se ríe del comentario abusivo sobre cualquier compañera, sino que chafa la supuesta broma. Si esto empezáramos a hacerlo todos, no reír las supuestas gracias, igual las cosas empezaban a cambiar.
-Ahora que ya pasó el ruido ¿Qué valoración hace de la Ley del 'solo sí es sí'?
-Es una ley muy, muy pionera, un gran avance. Y yo creo que solo vamos a ser conscientes, efectivamente, del avance de esta norma cuando pase un poco de tiempo y podamos olvidarnos de todo ese ruido que se generó. Otra vez un poco orquestado por los mismos que no están a favor del avance de la sociedad.
-Lo cierto es que se vieron recortadas las penas de algunos violadores.
-Cierto, pero ya no. Además, creo que no es una cuestión de la duración de la pena, sino de aplicarlas.
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