«Con unos millones en el bolsillo la vida se ve de otra forma»
La investigación al constructor gijonés detenido al intentar traer 450 kilos de coca en un barco muestra cambios en el mundo del narco
Las redes del narcotráfico no son lo que eran. La investigación policial, tampoco. Se acaba de comprobar en la operación que estalló el 22 de julio, cuando agentes del Servicio de Vigilancia Aduanera en el buque de operaciones especiales 'Petrel I' abordaron en alta mar al 'Sophie', pesquero cuya tripulación, al ver lo que se les venía encima, había empezado a lanzar fardos de cocaína al mar. Se han intervenido unos 450 kilos. La organización desarticulada está inicialmente compuesta por 26 personas, entre las que se cuenta, tal y como avanzó EL COMERCIO, un constructor gijonés.
Se trata de Juan B. C., de 54 años, natural de Caso y vinculado a unas diez sociedades constructoras, algunas cerradas. Al inicio los investigadores consideraban que su rol era aportar dinero para parte de la logística, si bien de las escuchas y vigilancias practicadas por la Brigada Central de Estupefacientes (Udyco) terminaron elevando su rango y considerándose el hombre en España de una organización con base en Colombia. Es clave cómo instruye a quien fue arrestado en el barco haciendo de 'notario' (testigo que informa del avance a los jefes); en tierra le llegó a decir que para que le localicen en un hotel de África deberá ir con la revista 'Hola' en la mano.
El caso nace en octubre de 2021, cuando la Oficialía de Enlace en Francia informa que tiene pistas de una organización que trata de preparar una embarcación para meter droga por Galicia. El nombre de la nave era 'L'Espoir', si bien cuando la policía logra llegar a ella estaba rebautizada como 'Massif'. Fijándola como objetivo, empiezan a analizar a todos los que se acercan a ella, con quién hablan, qué movimientos van haciendo.
De ello se encarga el Grupo de Respuesta Especial Contra el Crimen Organizado (GRECO) con base en Galicia. Según el análisis que hacen de la situación, la presión policial y la sucesión de golpes que han ido desarticulando redes potentes y estables han obligado a los delincuentes a buscar «diferentes vías de entrada» en Europa, «utilizando España y sus costas como vías de entrada prioritaria debido a su favorable posición geográfica y estratégica tanto con el continente latinoamericano como el africano».
Tirando del hilo llegaron a Francisco C. y Alberto M., este último defendido ahora por Vox Legis Abogados, del asturiano Francisco Miranda. Los seguimientos muestran unos cabecillas que intentan financiarse con una plantación de marihuana que les provee de recursos y contactos con los que plantearse ambiciones mayores. Durante meses se relacionan con un clan albanés que se cree quería distribuir la sustancia, buscan quien les arregle el pesquero, tratan de coordinarse con quienes controlan las lanchas rápidas. La clave es que aquí nadie controla toda la logística y para llevarla a buen puerto hay que poner de acuerdo a eslabones y grupos dispersos que en ocasiones viven sus tiranteces.
Francisco C. por ejemplo llega a amenazar con ir a la policía y contarlo todo harto de las amenazas que le está haciendo 'El chino', un colombiano que le apura a poner el dinero que falta para la operación y del que ha oído que trabajó para Pablo Escobar.
En otros momentos Francisco y Alberto se animan mutuamente, calculan sus ganancias futuras, lo que harán luego. «La vida con unos millones cada uno en el bolsillo se ve de otra manera», dicen, sin saberse vigilados.