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Ángel Suárez-Valdés Fernández, fotografiado en el 50 aniversario del aeropuerto de Asturias. PATRICIA BREGÓN
El aeropuerto de Asturias pierde a 'Angelín, el de Iberia'

El aeropuerto de Asturias pierde a 'Angelín, el de Iberia'

El eterno jefe de escala de la aerolínea falleció en la madrugada del martes tras una dolencia fulminante

Chelo Tuya

Gijón

Martes, 6 de diciembre 2022

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«Estamos en shock». Y no lo decía por decir. En una terminal bulliciosa, en pleno puente de diciembre y con 28 operaciones previstas para hoy, el personal de Iberia está callado. Inusualmente callado. «No lo podemos creer aún». Porque, de repente, se han quedado sin su eterno jefe de escala, sin Ángel Suárez-Valdés Fernández que, será ya siempre, 'Angelín el de Iberia'.

Una dolencia fulminante acabó con su vida tras unos días ingresado en el Hospital Universitario Central de Asturias (HUCA). Con él se ha ido la historia viva del aeropuerto de Asturias, «mi casa», como él la definía, ya que no en vano llegó antes que ella.

Porque Ángel Suárez-Valdés, el sexto de ocho hermanos, nacido en San Román de Candamo, pero criado en Avilés, entró a los 18 años en el Ministerio del Aire, para trabajar en las obras de construcción del que iba a ser aeropuerto de Asturias, inaugurado en terrenos de Santiago del Monte en junio de 1968.

Con su socarronería habitual, aseguraba haber dicho, durante las obras, «en esa esquina va a estar mi oficina», broma que se convirtió en realidad. Cuando el aeropuerto abrió sus puertas, él ya era 'Angelín, el de Iberia'.

Con motivo del cincuenta aniversario de la infraestructura, en junio de 2018, EL COMERCIO reunió a los empleados más veteranos. Y, cómo no, ahí estaba Suárez-Valdés, acompañado por su hermana Mati, también trabajadora en el aeropuerto desde los inicios, aunque ella optó por jubilarse en 2014. Pero su hermano no. «Yo seguiré mientras pueda», decía a todo el que le preguntaba por su jubilación.

Porque para 'Angelín, el de Iberia', el mundo giraba alrededor de los vuelos de la compañía, pero también de la trayectoria del aeropuerto asturiano. Se sabía de memoria horarios, enlaces, estadísticas– «En 1991 batimos el récord de aeronaves en la plataforma, 16 para el partido de fútbol entre el Oviedo y el Génova», decía. «Aún no ha vuelto el viajero 1,5 millones, que llegó en 2007», apuntaba–, en una mente llena, también de anécdotas.

Como los ojos de Jacquelin Bisset, o el saludo que el Papa Juan Pablo II hizo a su hermana Mati, nada más bajar del avión, «antes que a las autoridades», o como las glorias de casa generaban más expectación que las de fuera. «Una vez, en una llegada del Real Madrid, tuvimos que hacer un cordón de seguridad para contener a los seguidores. De repente, aparece Quini para recibir al equipo, como delegado del Sporting. Y se montó la mundial. La gente dejó de mirar para los jugadores del Madrid y empezaron a gritar ¡Brujo, brujo!. Y el cordón hubo que ponerlo para él».

No hubo que poner ese cordón de seguridad, sin embargo, en una madrugada de mayo de 1993, cuando Bruce Springsteen llegaba al aeropuerto tras haber ofrecido en El Molinón su primer concierto en Gijón. Ahí, el omnipresente jefe de escala, estuvo a solas con el cantante, que le regaló una camiseta. Ahora, mientras su familia le vela en la sala 1 del Tanatorio El Salvador, de Oviedo, a la vez que ultima su despedida, 'Angelín, el de Iberia', ya despegó. Por desgracia, antes de hora.

La misa funeral será el miércoles, 7 de diciembre, a las 12 de la mañana en la iglesia de San Nicolás de Bari, en Avilés.

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