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Belén Cueva y Carmen Brianso, en Noreña Pablo Nosto
«Necesitamos todavía 25 familias más para acogera los niños saharauis»

«Necesitamos todavía 25 familias más para acogera los niños saharauis»

La asociación que impulsa el programa 'Vacaciones en Paz' recuerda que no hay que pagar el costedel transporte, «solo tenerlo como uno más»

marla nieto

Lunes, 29 de abril 2019, 07:09

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Brahim Aedalhi pasó sus primeras vacaciones con una familia asturiana cuando tenía seis años. Y desde entonces, repitió hasta los doce, yendo cada verano a Noreña. Es uno de los muchos niños que ha conocido Asturias de la mano de un programa que posibilite que pase sus veranos en España, dejando atrás por unos meses las dificultades que entraña vivir en los campamentos de Tindouf.

Su madre de acogida, Belén Cueva, es además coordinadora de la Asociación Asturiana de Solidaridad con el Pueblo Saharaui, impulsora del programa 'Vacaciones en paz', que permite la acogida temporal de hasta doscientos menores de Tindouf (Argelia) por parte de familias asturianas.

Este proyecto solidario trae a los niños durante los meses de julio y agosto. «Necesitamos todavía 25 familias más que acojan para poder traer a todos los niños que tenemos previsto», indicó Cueva. Y es que, dijo, «desde hace unos años se ha reducido significativamente el número de familias dispuestas a acoger, de modo que se pasó de doce mil niños que venían a España a unos cuatro mil en la actualidad». En Asturias se tiene la ventaja de que «no se paga ni el avión ni la acogida en sí. Simplemente se les mantiene durante esos dos meses como un miembro más de la familia. En otros lugares sí que se paga por ello, pero aquí cubrimos esos gastos gracias a las subvenciones que nos entregan las administraciones públicas».

Normalmente cada familia adopta un niño de entre diez y doce años. «Antes se acogía desde los seis, pero debido a la escasez de familias dispuestas, se ha tenido que reducir el margen de edad de los niños», explicó la logopeda y pedagoga Carmen Brianso, que lleva desde el año 2000 acogiendo a niños saharauis.

«Ha habido algún año que, por circunstancias, nosotros no pudimos acoger y la verdad lo echábamos de menos. Cuando empiezas, no quieres dejarlo, es adictivo», reconoció Carmen Brianso.

Pasapurés y fiestas de prau

«A Brahim lo llamaba 'mi gallina' porque cuando llegó era tan pequeño... Solo pesaba dieciocho kilos. Nosotros habíamos acogido a una niña, pero a él lo iban a mandar a su casa de nuevo porque la familia que le tocó no le quería, así que se vino a Noreña. Siempre supimos que despuntaba, era muy inteligente y el tiempo nos ha dado la razón: está a punto de ser ingeniero electrónico en Argelia», contó Cueva.

Lo que más le llamó la atención a la coordinadora de la asociación fue «ver cómo un pasapuré llenaba tanto de alegría a Brahim. Me preguntó a ver qué era, le compré dos, uno para su madre y otro para su abuela y dijo que ambas se pondrían muy contentas con ellos».

Por su parte, Brianso destacó las fiestas de prau como «principal actividad de interés cuando están aquí». «Les encantan porque están acostumbrados a estar fuera de casa con otros niños y gente y además la música les apasiona. Se maravillan con tantas cosas que quieres llevarlos a ver todo», añadió. Ir a la playa, al parque, a los museos, viajes cortos...

«Para ellos son unas vacaciones al mismo nivel que para nosotros lo es ir a un hotel cinco estrellas», apuntó Cueva. Pero a pesar de lo a gusto que están cuando vienen, «echan mucho de menos a sus familiares y cuando toca volver se ponen hasta nerviosos por ir y contarles su experiencia en los dos meses que están en Asturias».

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