«El colegio de Pola de Allande pasa 30 días al año sin internet»

«Es una desesperación. Las incidencias claro que ocurren a veces, pero el problema es que siempre lo sufrimos los mismos. Si ocurren en Contrueces, Gijón, se arregla en nada. Y por ejemplo aquí, en el colegio público de Pola de Allande tranquilamente se está sin internet entre 25 o 30 días del curso. Una de las últimas veces fueron 17 días seguidos», claman desde la capital allandesa. «Es una red que falla mucho. Hace unos años, en su día, se vendió como la panacea a la consejería pero al final va por repetidores de telefonía móvil, y en cuanto llueve algo fuerte se pierde la cobertura de cualquier operador» insisten los vecinos.

Unas deficiencias que, sin duda, más allá de las escuelas, dificultan las labores diarias de cientos de profesionales a lo largo de la comarca. Desde trabajadores de entidades bancarias a comerciantes locales, pasando por el trabajo desde casa. «Teletrabar es una entelequia. No puedes comprometerte a hacer un trabajo cuando las posibilidades de quedarte sin conexión son enormes. Ya me ocurrió alguna vez el no poder fichar en el trabajo a través de internet. No tenemos ni carreteras, ni cobertura móvil, ni luz, porque también se va a menudo» denuncia Mayi Colubi, vecina de Ibias.

Al igual que el teletrabajo, la teleformación se complica en el Suroccidente. Un enclave que se presentó como una de las mejores opciones en las que vivir en plena pandemia sanitaria. «Por mucho que quieran hacer los profesores, si no hay conexión esos alumnos no están en igualdad de condiciones. Es otra forma de discriminar, y no hablamos precisamente de discriminación positiva», clama la ibiense.

Los habitantes aseguran que la exasperación es compartida entre todos los concejos de la comarca. Y es que desde Tineo hasta Salas, pasando por Cangas del Narcea, son muchas las zonas accesibles aún sin cobertura móvil. «La mala conexión no es algo raro aquí. Aunque suene extraño, estamos acostumbrados. Vivimos en esta zona completamente abandonados. Al final acabaremos todos huyendo hacia las ciudades» lamenta Yolanda Menéndez, vecina de Degaña.

Desde el territorio, los habitantes insisten en que los continuos cortes de conexión son un problema mayor del que parece. «Ya donde no hay demasiadas sucursales bancarias, y no hay quien te atienda, tampoco puedes hacer trámites por internet muchas veces. Que las compañías no se molesten en el territorio, porque la velocidad no es comparable, es otra forma de aislarnos y marginarnos todavía más», apunta Colubi. Un testimonio que refrenda José Alfonso Pérez, desde Rengos, en Cangas del Narcea. «Acarreamos problemas de Internet, de forma mas o menos duradera y diaria. Supone inconvenientes en las tareas diarias sobretodo para trámites administrativos y laborales. Eso sí, cobrar cobran el servicio puntualmente que, en muchas ocasiones, deja mucho que desear» sostiene Pérez.

Conscientes de que son empresas privadas las que ofrecen el servicio, los vecinos sí instan a los Gobiernos a asegurarse de que al menos la comarca obtenga precios más justos. «Cada uno tiene su contrato, y tienes que estar atenta porque los precios son altos. No les compensa invertir aquí. Desde las administraciones podrían asegurarse, al menos, de que optemos a los mismos precios que puedes optar en las ciudades», sostiene Colubi.