Graciano García ya es uno más de sus «tapiegos valientes, cultos y auténticos»
El salón de plenos de Tapia de Casariego, abarrotado en el acto oficial de entrega de la distinción al fundador de la Fundación Príncipe de Asturias como hijo adoptivo
Daban las campanadas de las dos de la tarde cuando, bajo la imagen de Felipe VI en el salón de plenos del Ayuntamiento de Tapia y con la presencia de la Corporación tapiega en pleno, así como una nutridísima representación de las asociaciones deportivas y culturales de Tapia de Casariego, comenzó el acto de entrega del título de Hijo Adoptivo al periodista y creador de la Fundación Príncipe (ahora Princesa) de Asturias, el allerano Graciano García.
Se suele decir que estos actos son emotivos casi como si de una coletilla se tratase, pero lo cierto es que éste lo fue, al punto de que el propio Graciano García confesaba al final a una camarilla compuesta por los promotores del acto (Emilio Reiriz, Germán Muiña, Balbino Ron y Marisol Díaz) que «mira que tengo tablas, pero esta vez me he emocionado de verdad».
Porque las lágrimas y un cierto ahogo asomaron a su rostro en varias ocasiones durante su intervención ante un salón de plenos abarrotado. Lo hizo para agradecer la distinción a un pueblo «de hombres y mujeres valientes, cultos y auténticos», en el que «plantas rosales y nacen rosas. Y eso no pasa en todos los sitios», dijo, con una complicidad con los presentes que fue evidente antes, durante y después del acto en una soleada Tapia en la que, como todos los años desde hace más de tres décadas, Graciano García pasa el verano «y ayuda a todo aquel que se lo pide en todo lo que puede», destacó el alcalde.
También subrayó Pedro Fernández 'Paxicu' que si bien la iniciativa partió del grupo antes mencionado, lo cierto es que «el pleno lo aprobó por unanimidad», una forma de trabajo que también trata de aplicar el alcalde «en todas las decisiones municipales. Estamos buscando la unanimidad, a veces con plenos que por eso mismo se prolongan hasta cerca de la medianoche, para adoptar decisiones que reúnan el consenso de todos los implicados».
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El homenaje concluyó con una demostración por parte de todos los asistentes de que Graciano García tenía razón cuando, durante su discurso, recordó que «mi primera imagen de Tapia fue la de un niño que me sonreía, mientras su madre había entrado a la farmacia. Todo lo que vino después fue tan bello y esperanzador como aquel encuentro». Y lo cierto es que tras la parte oficial del acto, todos y cada uno de los presentes quiso volverle a sonreír en persona, haciendo bueno lo que comentó el propio Graciano que le dijo un «paisanín ovetense» al día siguiente de que Oviedo le entregase este mismo título, el de Hijo Adoptivo: «Ha conseguido usted lo máximo, que le quieran sus vecinos». Le quieren, doy fe.