«A Manolo de Cruz Roja todos le querían»

«A Manolo el de Cruz Roja todos le querían». Fue la frase más repetida ayer en la villa luarquesa. Manuel García, al que todos conocían como 'Manolo el de Cruz Roja', de 88 años, falleció de forma repentina el sábado en el hospital comarcal de Jarrio. Su muerte, además de inesperada, resultó simbólica. «Nos dejó un 8 de mayo, el día de la Cruz Roja», subrayaban los voluntarios que ayer acudieron a darle su último adiós. Antes de que el féretro entrara en la iglesia parroquial, formaron pasillo en señal de respeto al que fue su presidente y cariño hacia su familia.

«Manolo era una persona maravillosa. Hizo mucho por la Cruz Roja de este pueblo», afirmó, ataviado con el chaleco rojo el voluntario Francisco Losada. La pena entre los compañeros de Manolo era evidente, tanto como el cariño con el que articulaban cada palabra.

Entre los voluntarios se encontraba Cristian Fuertes, que presumía de una larga amistad con Manolo. Dieciocho años trabajaron codo con codo en la Cruz Roja. Quizá por eso no dudó al afirmar que era «la persona más importante» para la entidad y su muerte, «un mazazo, pues había estado con él unos días antes. No lo esperaba». «Para Manolo la Cruz Roja era lo más importante. Todo tenía que estar perfecto. Siempre intentábamos hacerlo lo mejor posible, por Cruz Roja y por él. Era una persona exigente, pero se volcaba con todo el mundo», relataba Fuertes, sin poder ocultar la admiración que profesaba.

La entrada a la iglesia parroquial de Santa Eulalia comenzó a inundarse de chalecos rojos. La llegada del féretro impuso un silencio que quebraron las campanas, mientras los voluntarios ocupaban sus puestos.

El personal de Cruz Roja de Luarca se encargó de llevar el féretro hasta el altar de la iglesia. Rendía así tributo a su eterno presidente. «Siempre quería lo mejor para la Cruz Roja y velaba por nosotros», recordaba el patrón de la embarcación de Salvamento Marítimo de Luarca, Enrique Pérez, que portó emocionado el féretro junto a sus compañeros.

Al funeral acudió también el fundador del de la Coordinadora para el Estudio y Protección de las Especies Marinas (CEPESMA), Luis Laria, que mantuvo una estrecha relación con Manolo por más de treinta años. Laria destacó «la lucha, el tesón, el trabajo, el esfuerzo constante por este territorio y su paisanaje. Siempre luchó por el bienestar de los demás, desde cualquier ámbito».

No fue, en cambio, la única despedida a Manolo que se vivió ayer en la villa blanca. Las banderas lucieron a media asta en la plaza del Ayuntamiento valdesano en señal de duelo por la pérdida de su Hijo Adoptivo.

A mediodía, en el Conservatorio del Occidente de Asturias, donde tuvo lugar la conmemoración del Día de Europa, el regidor valdesano, Óscar Pérez, inauguró el acto recordando su compromiso y la tristeza de Luarca por su pérdida. «No quiero un minuto de silencio por Manolo, quiero un minuto de aplausos para él». Y sonó un estrepitoso aplauso.