«Ya tenemos 11.000 registros de emigrantes digitalizados»
Tatús Gil Historiadora de la Asociación Navegantes ·
«Recopilar información es una labor detectivesca pero muy gratificante, recibimos muchísimos mensajes pidiendo y ofreciendo ayuda»L. RAMOS
COLOMBRES.
Domingo, 14 de marzo 2021, 01:40
Devolver a la vida a quienes un día dejaron todo atrás para labrarse un futuro al otro lado del mundo y evitar que sus nombres caigan en el olvido pese a no haber podido regresar con los bolsillos llenos de oro. Es el objetivo que persigue desde hace casi cuatro años la Asociación Navegantes con su censo de emigrantes. Al frente de tan ingente trabajo se encuentra la historiadora Tatús Gil (Alles, Peñamellera Alta, 1961), quien reconoce que se puede pasar horas buceando en los archivos.
-¿Cómo nació la Asociación Navegantes?
-El proyecto de hacer un censo de emigrantes lo inició el Ayuntamiento de Ribadedeva y para que no quedase estancado, creamos la asociación y firmamos un convenio. Somos una entidad muy pequeña y sin apenas recursos, así que vamos poco a poco ampliando ese censo, que en un principio se focalizó solo en el concejo, pero ya incluye a todo el territorio asturiano y Cantabria.
-¿Cuál es su objetivo?
-Somos un archivo digital, una herramienta más para el estudio de este fenómeno de la emigración, pero eliminando las barreras del tiempo y el espacio, lo que nos permite seguir estrechando puentes con América Latina. También queremos mostrar nuestro patrimonio como algo vivo, porque la emigración no es una cuestión solo del pasado, sino que tiene muchas implicaciones en el presente y las tendrá en el futuro.
-¿Cómo lo están haciendo?
-Colaboramos con el Portal de Movimientos Migratorios Iberoamericanos del Ministerio de Cultura, que digitalizó, junto al Archivo de la Nación de México, pasaportes de emigrantes españoles y tienen un censo muy interesante. También con los archivos históricos de Cantabria y Asturias y prestamos mucha atención a las fuentes orales, hablando con protagonistas de la emigración de todo tipo.
-¿A cuántos emigrantes tienen ya registrados?
-Ya tenemos subidos cerca de 4.000 registros de emigrantes, pero pronto serán muchos más, pues tenemos digitalizados y preparados otros 7.000 procedentes del Archivo Histórico Provincial de Cantabria, donde pasé mucho tiempo haciendo una selección. Ese número crecerá aún más cuando podamos empezar con el asturiano, una labor que quedó en pausa debido a la pandemia. Estos últimos documentos proceden de los libros de asiento, donde hasta 1863 se registraban las peticiones de pasaportes para emigrar, y son muy curiosos por que incluyen una pequeña reseña física del emigrante explicando cómo tenía la piel, los ojos, si tenía alguna marca característica...
-¿Y dónde se pueden consultar?
-En nuestra página web. En los últimos tiempos la enriquecimos con entrevistas grabadas, fotos y pequeños relatos.
Financiación para crecer
-¿Qué dificultades se están encontrando?
-La covid nos ha supuesto un parón tremendo, pero lo estamos logrando superar gracias a las facilidades que ofrecen las redes y, de hecho, los archivos cántabros me llegaron así. Anteriormente ya pasé una buena temporada seleccionando y la verdad es que en un archivo de estos puedes enloquecer de alegría, vas viendo cosas que te llevan a otras y puedes pasar horas. Recopilar toda esta información es una labor detectivesca, pero también muy gratificante. Recibimos muchísimos mensajes interesándose por lo que hacemos, pidiendo ayuda para dar con emigrantes -aunque nosotros no hacemos búsquedas particulares- y también ofreciéndonos datos. Eso sí, necesitamos financiación para poder darle un mayor impulso al censo.
-Habrán encontrado historias de todo tipo, ¿alguna le llamó la atención particularmente?
-Recuerdo, por ejemplo, la de un emigrante de Vilde que embarcó con solo catorce años llevando en su maleta un queso picón como regalo para el familiar que le iba a acoger, con tan mala fortuna que al llegar a Veracruz no había nadie esperándole porque en ese tiempo había fallecido. Finalmente la cosa salió bien porque fue acogido por otra familia, pero hay que ponerse en su lugar: solo, al otro lado del océano y tan joven. Pertenecía a una familia cuyos seis hermanos varones emigraron y, pese a todo, terminó triunfando.
-Esa es la idea que tenemos de los emigrantes, la de triunfadores, pero no siempre fue así.
-No, la realidad más fiel en este fenómeno de la emigración es que solo algunos, muy poquitos, triunfaron y regresaron en la figura del indiano acaudalado. De hecho hubo una época en la que los consulados de España junto con sociedades de beneficencia y compañías de buques de vapor repatriaban a españoles que estaban en la indigencia más absoluta.
-¿Qué importancia tuvo la emigración para el oriente asturiano?
-Muchísima, hasta el punto de que incluso el traje de llanisca está enriquecido y se diferencia del resto de trajes de la región. Los indianos fueron importantísimos para el desarrollo de esta zona, construyeron lavaderos, alcantarillados, carreteras y escuelas, dotaron los pueblos de iluminación e hicieron donativos de todo tipo. También los más modestos enviaban remesas que eran la salvación de sus familias.
-¿Estamos ante una nueva oleada de emigración con la marcha de nuestros jóvenes?
-Creo que sí es otra oleada, pero no tiene nada que ver, ni en número, ni en el origen. Ahora se marchan jóvenes que están preparados y las posibilidades para irse a otro país y poder avanzar en sus carreras son mucho mejores. Las condiciones son completamente diferentes y ahora, por ejemplo, pueden mantener contacto diario con su familia, mientras que de aquella cuando se te iba un hijo podías tardar meses en tener noticias suyas.