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Cinco toneladas de avellana «pequeña y sabrosa» llenan la localidad de Infiesto
Les ablanes se vendieron a ocho euros el kilo, en una edición del festival a la que acudieron 84 expositores
Desde primeras horas de la mañana la capital piloñesa era ya un trajín. Atraídos por la avellana y su festival, las calles de Infiesto se ... iban llenando de gente que dirigió sus pasos hacia la gran carpa donde cinco toneladas de ablanes se pusieron a la venta en la quincuagésima edición. Una cifra que rozó el récord de la última década, que está marcado en unos 300 kilos más.
A ocho euros el kilo, el mismo que el año pasado, las avellanas procedían de distintos puntos de Asturias, especialmente del concejo anfitrión, Piloña. Aunque también había algunos puestos de fuera del Principado.
No se vendió a la velocidad de la edición anterior, pero el goteo era constante. La cosecha, apuntaban en el recinto, fue buena. Con más cantidad que el año pasado, cuando había tan poca que 'voló' de los puestos en apenas una hora. Pero también «más pequeñina». Eso sí, incidían, «más rica».
«Pequeña y sabrosa», decía José Manuel Faza, de El Texedor, quien explicaba que esta campaña hubo que adelantar la recogida debido al calor.
84 puestos exponían su producto ante un público que podía también probar la avellana antes de decantarse por uno de ellos.
«Estamos contentos, este año la cosecha fue buena y hay mucho público», destacaba el alcalde de Piloña, Iván Allende, quien también se refirió al «éxito» que han cosechado las actividades organizadas en torno al Festival de la Avellana desde el viernes.
Cien kilos de ablanes había llevado Yolanda Crespo, de Les Cueves, para su venta. Y aunque el ritmo de venta tardó en despegar, su puesto se convirtió en uno de los más animados. «Hay avellana de fuera», lamentaba sobre la presencia de vendedores de Vizcaya y Cantabria.
Desde Tameza, Aitor Oruve llevó 125 kilos. También él tuvo que recogerlas antes de lo previsto, «a mediados de agosto, por eso son más pequeñas».
José Antonio Pérez González, de Ligüeira, fue reconocido como cosechero de mayor edad. Y Telmo Forcelledo, de Samalea, como el más joven. Claudia Rodríguez, de Parres, se hizo con el premio a la mejor presentación de la avellana.
Fue Miguel García Granda, de Cangas de Onís, el que llevó al festival la avellana de mejor calidad e Isolina Cueto se hizo con el galardón en la categoría de mantenimiento de plantaciones.
La Cerezal ganó en repostería industrial y Juan Manuel Rodríguez en artesanía de madera mientras que María José González, en la de talla.
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